El gobierno de Cuba afirma tener asegurada la sucesión de Fidel Castro, aunque Estados Unidos predice un escenario de conmoción y confusión en la isla para esa eventualidad.
Los comentarios y conjeturas sobre el desmayo sufrido por Castro el fin de semana continuaron este lunes con cierta alarma, aunque sin romper el letargo habitual de la temporada veraniega en el país.
En tanto, en Estados Unidos se barajan opciones diversas e inclusive se temen conmociones sociales a partir del momento en Castro muera o si alguna enfermedad grave lo aleja del poder que controla hace 42 años.
«Estoy bien, no se preocupen», dijo el sábado el propio gobernante de 74 años, luego de recuperarse del desvanecimiento sufrido ante unas 60.000 personas, atribuido al calor excesivo y a que había trabajado hasta la madrugada de ese día.
Para un antiguo trabajador azucarero que confesó «difícil» imaginarse al país «sin Fidel», fue muy «importante» esa reaparición de Castro, porque la gente hubiera «desconfiado de lo que dijeran por la televisión o el periódico».
«Fue un mensaje al país, pero también al mundo, donde tiene muchos amigos y también gran cantidad de enemigos», comentó un diplomático acreditado en La Habana, para quien «el comandante ya no es el mismo de antes en lo que a salud se refiere».
Para completar la señal, el mandatario reapareció horas más tarde ante las cámaras de televisión con aspecto fresco y de muy buen humor, acompañado de su hermano menor, Raúl, y de otros funcionarios y dirigentes.
Raúl Castro, de 70 años, primer vicepresidente, segundo secretario del gobernante Partido Comunista y ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), es por ley el sucesor del presidente Castro.
El presidente Castro ha señalado que Raúl, quien lo acompañó desde el principio de la insurrección armada que lo condujo al gobierno en 1959, posee la mayor «autoridad, experiencia y méritos revolucionarios para ocupar» su lugar.
También en más de una ocasión, el mandatario ha aclarado que existen todos los mecanismos políticos, legales e institucionales para enfrentar la eventualidad de su ausencia, ya sea por fallecimiento o enfermedad grave.
«No se detendría ni un minuto la vida del país», afirmó en 1994, en entrevista publicada por la revista mexicana Proceso.
Sin embargo, sus adversarios no dejan de contar con la opción biológica dentro de las alternativas para el cambio político, que no han podido lograr mediante distintos métodos, entre los cuales no han faltado los atentados contra su vida, todos fracasados hasta ahora.
Para muchos líderes del exilio cubano anticastrista, a los que La Habana acusa de terroristas, la desaparición física de Fidel Castro equivale a la «muerte casi simultánea del régimen», y barajan alternativas para una transición «pacífica e inteligente».
«A fuer de adversario caballeroso, lamento mucho que no se hayan podido tomar todas las botellas de whisky», se burló Castro, en referencia a la frustrada celebración de sus enemigos políticos.
En cambio, Manuel Cuesta Morúa, de la llamada Mesa de Reflexión, integrada por cinco agrupaciones de la oposición moderada dentro del país, dijo a IPS que no se alegraba por el incidente y deseaba que Castro se restableciera.
Desde Washington, analistas, ex funcionarios del gobierno y ex agentes de la CIA (Agencia Central de Inteligencia) comenzaron a barajar diversas hipótesis a la luz del futuro de las siempre complejas relaciones cubano-estadounidenses.
La mayoría de los expertos en asuntos cubanos coincidieron, ante consultas del diario Nuevo Herald, del meridional estado de Florida, en que son «mínimas» las oportunidades de una explosión antigubernamental tras la muerte de Castro.
Los analistas creen que el gobierno cubano anunciaría el fallecimiento del líder cubano «sólo después de haber controlado las calles con tropas y policía», escribió el periódico.
Las fuentes del Herald mencionaron entre otros posibles sucesores de Castro al vicepresidente Carlos Lage, de 49 años, y al presidente del parlamento, Ricardo Alarcón, de 64 años, lo cual no está fuera de lógica.
Ambos funcionarios gozan de especial prestigio dentro y fuera del país. Lage por su desempeño en el ámbito de las reformas encargadas de sacar a la isla de la crisis económica de los años 90 y Alarcón como el principal negociador frente a Estados Unidos.
Para Brian Latell, presentado por el Herald como ex analista de la CIA «que pasó 25 años estudiando a Cuba», cualquier diálogo exploratorio entre Washington y La Habana dependería en gran medida de las política adoptadas por «los sucesores de Castro».
«Las probabilidades favorecen una sucesión dinástica y un régimen pretoriano dominado por su hermano, sus generales y unos cuantos civiles que gocen de la confianza de los generales», opinó Latell.
En ese «liderazgo colectivo» tendrían cabida civiles que representan «sectores clave en la estructura de poder de Cuba», comentó el Herald, que mencionó a Lage, Alarcón y al canciller Felipe Pérez Roque, de 36 años.
Latell entiende que el proceso de transición comenzaría realmente «un par de meses después de terminado el funeral, cuando tengan que tomar decisiones difíciles sobre el futuro del país».
Todas estas especulaciones y comentarios surgieron luego de que el mandatario cubano sufriera un leve desmayo el sábado pasado mientras hablaba bajo un sol abrasador. Castro debió ser sacado del estrado por su guardia personal.
Pero unos diez minutos después ocupó nuevamente el podio, aseguró estar bien y «entero» y se comprometió a terminar su discurso al caer la tarde de ese mismo día, luego de descansar algunas horas.
Alrededor de las 7 de la tarde y luego de la retrasmisión del discurso hasta el momento del incidente, un Castro relajado y de saludable aspecto apareció ante las cámaras de la televisión, que elevó como nunca la cantidad de audiencia.
«En broma dije que fue un ensayo. Me hice el muerto, para ver qué entierro me hacían», contó entre risas, para reiterar, luego, lo bien que se sentía.
«Tengo la presión de cuando tenía 30 años… el pulso normal y espero por favor que me dejen trabajar en paz», dijo, en tácito llamado a sus médicos y colaboradores más cercanos a que no exageren sus cuidados.
Castro, quien cumplirá 75 años el 13 de agosto, ha sobrevivido a numerosos intentos de asesinato fraguados en su contra por agrupaciones cubanas opositores radicadas principalmente en Estados Unidos.
En su discurso del sábado, el gobernante acusó a las autoridades estadounidenses de ser responsables «de todos los actos de terrorismo cometidos contra Cuba».(FIN/IPS/pg/dm/ip/01