Científicos y ecologistas de todo el mundo anunciaron esta semana el comienzo de un estudio de cuatro años de duración sobre los ecosistemas terrestres.
La «Evaluación de Ecosistemas del Milenio» tendrá un costo de 21 millones de dólares y reunirá a unos 1.500 científicos bajo el patrocinio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el Banco Mundial y fundaciones privadas.
El esfuerzo se basa en el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, que involucró a científicos de más de 100 países.
«La Evaluación de Ecosistemas del Milenio levantará un mapa sobre la salud del planeta y llenará vacíos en el conocimiento que precisamos para preservarlo», destacó el secretario general de la ONU, Kofi Annan, al lanzar el estudio el martes en la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente.
La supervisión del proyecto estará a cargo de una junta de 40 miembros presidida por Robert Watson, del Banco Mundial, y A.H. Zakri, del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de las Naciones Unidas.
Un Panel de Evaluación integrado por 14 científicos y sociólogos dirigirá la parte técnica del proyecto.
El Panel será copresidido por Angela Cropper, una científica del Caribe que fue secretaria ejecutiva de la Convención de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, y Harold Mooney, de la Universidad de Stanford, Estados Unidos.
El proyecto «involucrará al mayor número de expertos en ciencias naturales y sociales jamás reunido para examinar las consecuencias de los cambios en el ecosistema mundial», explicó Hamdallah Zedan, secretario ejecutivo de la Convención sobre Diversidad Biológica.
Los planificadores de políticas deben entender que los ecosistemas satisfacen necesidades humanas de alimentos, agua, empleo y salud, además de regular las condiciones ambientales y hacer la Tierra habitable para los humanos y otras especies, resaltó Cropper.
«La Evaluación del Milenio procura aumentar la comprensión científica sobre cómo está siendo afectada la capacidad de los ecosistemas» y «ayudar a los planificadores de políticas a evaluar las consecuencias de sus decisiones a largo plazo sobre la naturaleza y la sociedad», agregó.
Ya hay estudios en curso en Africa austral, Asia sudoriental, América Central, China occidental y Noruega. Otras regiones se agregarán en los próximos meses, anunció el Instituto de Recursos Mundiales (WRI), un gabinete de estrategia ambiental con sede en Washington.
El proyecto finalizará en marzo de 2005, y se prevé que algunos resultados preliminares podrían publicarse ya en 2002.
El diseño del proyecto llevó tres años y estuvo a cargo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el Banco Mundial y el WRI.
El apoyo financiero procede de la Fundación de las Naciones Unidas, fundada por el magnate de los medios de comunicación Ted Turner, y la Fundación David y Lucile Packard, de Estados Unidos.
Durante la elaboración del proyecto, WRI y otros grupos realizaron un estudio piloto de los ecosistemas del planeta para demostrar la factibilidad del plan de evaluación.
Los hallazgos no fueron nada alentadores. En muchas regiones del mundo, la capacidad de los ecosistemas para satisfacer las necesidades humanas de alimentos y agua limpia está disminuyendo, concluyó el estudio piloto.
Además, reveló que las amenazas a la biodiversidad y la salud humana están en aumento, así como la vulnerabilidad a los desastres ambientales como inundaciones y deslizamientos de tierra.
Sin embargo, Jonathan Lash, presidente del WRI, no es completamente pesimista, y señaló que ahora más que nunca la gente tiene la capacidad de cambiar sistemas vitales para mejor o para peor.
«Para cambiarlos para mejor, debemos reconocer que el bienestar de la gente y el de los ecosistemas están entrelazados, y que este tejido se está rompiendo. Debemos repararlo, y tenemos las herramientas para hacerlo», urgió.
El secretario general de la ONU señaló que se precisa más conocimiento sobre la salud del planeta, pero sobre todo que los planificadores de políticas deben actuar en base a la información ya recabada.
Por ejemplo, aunque el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático recomendó que los gobiernos redujeran las emisiones de gases de invernadero -causantes del recalentamiento del planeta y los consiguientes trastornos climáticos-, pocos lo hicieron, observó Annan.
A pesar de las advertencias sobre sequías, inundaciones y aumento del nivel del mar, el presidente estadounidense George W. Bush, cuyo país emite 25 por ciento de todos los gases de invernadero, abandonó el Protocolo de Kyoto, destinado a reducir esas emisiones.
«No son los conocimientos ni la investigación científica, sino factores políticos y económicos, los que determinan si la sabiduría acumulada en nuestros laboratorios y bibliotecas se pondrá en práctica», advirtió Annan. (FIN/IPS/tra-en/dk/aa/mlm/en/01