(Arte y Cultura) CULTURA-INDIA: De símbolo nacional a marca internacional

El gobierno de India lanzó un plan para modernizar y ampliar la producción de «khadi», la tela de algodón tradicional que el líder histórico Mahatma Gandhi utilizó como símbolo de su resistencia al colonialismo británico.

«Khadi» será el nombre de una marca internacional, no sólo para los tradicionales tejidos manuales, sino también de una línea de elegantes prendas de vestir, alimentos naturales y cosméticos en base a hierbas.

«No estamos muy lejos de la cadena de tiendas de cosmética Body Shop», dijo Vasundahara Raje quien, como ministra federal para Industrias Rurales y de Pequeña Escala, controla la Corporación de Industrias Comunales de Khadi (KVIC), creada por Gandhi

Raje, una princesa del linaje scindia, que tiene fuertes vínculos con la realeza de Nepal, se reunió con los principales creadores de la moda india para el lanzamiento en Nueva Delhi de la modernizada KVIC.

También solicitó a la consultora internacional Arthur Andersen un estudio para reactivar las ventas de KVIC, que cayeron tras la liberalización del ingreso de productos textiles extranjeros.

La modernización de KVIC provocó una dura reacción de los seguidores más tradicionalistas de Gandhi, que condujo a India a la independencia en 1947 y fue asesinado en 1948.

Para los tradicionalistas, el khadi y la «charkhah» o rueda de hilar son símbolos sagrados de la independencia.

«Van a matar el espíritu del khadi», advirtió Ramesh Sharma, director de Asuntos Juveniles de la Fundación por la Paz Gandhi, también creada por el líder indio.

«El khadi simboliza el orgullo y la independencia económica para los millones de pobres del país. Lo que ahora sucede se debe a la infuencia de las empresas multinacionales y a los consumidores occidentales contra los que luchó Gandhi», dijo Sharma.

Cuando la británica Compañía de las Indias Orientales tomó por las armas el control del país, hacia 1820, saturó el mercado de vestidos de bajo costo fabricados en las hilanderías de Lancashire.

Gandhi, que como abogado educado en Gran Bretaña vestía a la usanza occidental, optó luego por la ropa tradicional de khadi, la que tejía diariamente. «Estoy hilando el destino de India», solía decir.

Con su tejido cotidiano, Gandhi no sólo dio una lección de «swadeshi» o autoconfianza, sino también destacó el valor del trabajo manual, desdeñado por las clases dirigentes de India en el pasado y en el presente.

«En vez de acabar con la pobreza por medio del khadi, están empeñados en acabar con los pobres», afirmó Sharma.

Pero el khadi no sólo perdió relevancia, sino que su uso es asociado ahora con la hipocresía en la política moderna.

El Partido del Congreso, protagonista de la independencia y que aún tiene la charka como símbolo en su bandera, fue derrotado en las elecciones generales de 1996 en medio de denuncias de corrupción, y cuenta con pocas posibilidades de volver al poder en el corto plazo.

La KVIC se convirtió en una carga financiera y, según Raje, sus productos deben ser subsidiados. Hay un exceso de oferta para una demanda debilitada.

Arthur Andersen sólo reiteró lo que todos sabían. La KVIC sufrió los efectos típicos de la burocratización, de la ausencia de políticas a largo plazo, de un insuficiente control de calidad y de una completa falta de iniciativas publicitarias y de infraestructura.

Pero además, ha influido la corrupción. Raje denunció ante el Parlamento que varias cooperativas integrantes de KVIC ya no existían en muchos estados, y 90 por ciento de los pedidos de subsidios al gobierno eran fraudulentos.

La KVIC necesitaba un cambio, por lo que se decidió emplear el término «khadi» como nombre de marca internacional y usarlo para una cadena de productos más modernos para los mercados de Occidente.

«El propio Gandhi apoyaba la modernización, en especial si ésta implicaba un mejoramiento económico para la población. El estancamiento en nombre de la ideología no es admisible», señalaron autoridades del instituto gubernamental Gandhi Smriti, encargado de preservar la memoria y el legado del padre de la nación india.

Pero N. Radhakrishnan, director de Gandhi Smriti, puntualizó que la revitalización del khadi debe realizarse con más transparencia y mediante consultas con los dirigentes históricos del movimiento de Gandhi.

El khadi representa apenas uno por ciento de la producción textil de India. Una gran cantidad de tejedores tradicionales murieron de hambre o se suicidaron en los últimos años.

El proceso comenzado con la competencia de las hilanderías de Lancashire en el período colonial se dirige inexorablemente a su final lógico con la liberalización económica que India inició hace una década, opinó el economista Kancha Ilaiah.

«La pesada dosis de globalización y el retiro de la protección estatal y los subsidios fueron los últimos clavos que sellaron el ataúd, dejando a la impotente economía completamente abandonada», señaló Ilaiah. (FIN/IPS/tra-en/rdr/js/rp-ff/cr dv/01

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