YUGOSLAVIA: Reforma militar y juicios por crímenes de guerra

El gobierno de Yugoslavia decidió una completa reorganización del ejército, considerado el último bastión de la ideología comunista, a la vez que la justicia militar inició juicios contra 183 oficiales por crímenes de guerra.

«El país necesita ajustar el tamaño de su ejército a la norma europea, haciéndolo más pequeño y más eficiente», sostiene el primer comunicado público del ejército desde que se iniciaron las guerras en la antigua Yugoslavia.

La declaración pública tocó otros temas sensibles para los militares al informar que la justicia militar abrió proceso a 183 oficiales acusados de crímenes de guerra en Kosovo, supuestamente cometidos en 1998 y 1999, cuando el ejército luchaba contra las guerrillas albanokosovares.

Esos crímenes incluyen acciones militares que produjeron «muertes, pusieron vidas en peligro, infligieron daños físicos o dañaron la dignidad, la moral y la propiedad de los ciudadanos», afirma el comunicado militar.

Los vientos de cambio también se sintieron durante un encuentro destinado a analizar el futuro de la institución militar, celebrado la semana pasada en Belgrado, y al que asistieron expertos civiles y militares.

«El ejército se basó en la ideología», afirmó el analista militar Tipe Sikavica durante la reunión. «Desde que los comunistas tomaron el poder en 1945, éste estuvo al servicio del Partido», dijo.

«Cuando Slobodan Milosevic asumió el gobierno en la década de 1990, el ejército siguió siendo rehén de esa ideología. Es tiempo de que se adapte al mundo moderno», agregó.

El encuentro se dedicó a estudiar la reorganización de la fuerza de 114.000 efectivos, que según algunos expertos es demasiado grande para un país de 7,5 millones de habitantes.

El mismo fue organizado por el grupo Sociedad para la Paz y Yugoslavia, luego de que el nuevo ministro de Defensa, Slobodan Krapovic, propusiera el ingreso del ejército a la Asociación para Programas de Paz (PPP) de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Yugoslavia y Bosnia-Herzegovina son los únicos países europeos que no se han sumado a la PPP.

Hace apenas dos años la OTAN y el ejército yugoslavo eran enemigos acérrimos, cuando los bombardeos de la alianza sobre las tropas yugoslavas en Kosovo se prolongaron por once semanas.

La campaña fue provocada por la represión ordenada por el ex presidente Milosevic contra la minoría albanesa en Kosovo. Este fue derrocado en octubre del año pasado, tras resultar derrotado en las elecciones presidenciales por su rival Vojislav Kostunica.

El gobierno reformista de Kostunica adoptó de inmediato una política destinada a terminar con el aislamiento internacional de su país. Una de esas medidas es la reforma del ejército.

«Lo más importante es que quienes estaban en guerra contra la OTAN ahora están listos para comunicarse y colaborar. Es nuestro interés hacerlo», declaró durante el encuentro el ministro de Relaciones Exteriores, Goran Svilanovic.

Varios expertos militares coinciden con la propuesta y afirman que el ejército podría beneficiarse con un ingreso a la PPP. «Nuestra industria militar podría ingresar nuevamente a los mercados internacionales, luego de haber sufrido graves reveses», dijo el coronel Milan Sunjarevic.

Las sucesivas sanciones internacionales contra el país por su participación en las guerras de Croacia y Bosnia y por la represión en Kosovo, arruinaron la otrora dinámica industria armamentística.

Durante la guerra fría Yugoslavia exportaba armas tradicionales, equipos electrónicos y sistemas de radar, mientras sus expertos militares ayudaban a construir decenas de aeropuertos, bases subterráneas y otras instalaciones militares en países del Medio Oriente y Africa.

Quienes se oponen al ingreso al programa de la OTAN sostienen que Yugoslavia perdería su soberanía.

El marino Mile Djoric afirmó que «muchos países que ingresaron a la PPP no obtuvieron nada a cambio. Al contrario, sus fuerzas armadas se marginaron, cedieron parte de la soberanía nacional en favor de la OTAN y no lograron ayuda financiera para reestructurar sus ejércitos».

Al igual que otros sectores de la sociedad yugoslava, el ejército enfrenta enormes restricciones presupuestales, que lo obligaron a reducir el servicio militar de 12 a 10 meses. Extraoficialmente, las fuentes militares admiten una gran caída en el número de reclutas.

Esto se debe en parte a que unos 400.000 jóvenes dejaron el país en la década de 1990 y a que la tasa de natalidad cayó al nivel más bajo de los últimos 50 años, convirtiendo a Yugoslavia en un país envejecido.

Pese a todo, los expertos militares afirman que el ejército no debería tener miedo a los grandes cambios.

Según una encuesta realizada por la organización no gubernamental Centro de Relaciones Civiles y Militares, 57 por ciento de los consultados dijeron que el ejército debería ser menos costoso, pequeño y estrictamente profesional.

El sondeo de opinión mostró que 74 por ciento de los encuestados consideraron que el ingreso a la PPP debía ser la primera decisión del ejército yugoslavo.

«La era de la apertura llegó y definitivamente incluye al ejército. Finalmente estamos cortando los lazos con la pesada herencia de nuestro pasado», dijo Sikavica a IPS. (FIN/IPS/tra-en/vpz/mn/dc/aq/ip/01

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