TAILANDIA-BIRMANIA: Creciente peligro de guerra

Generales de Tailandia y Birmania creen posible una guerra entre ambos países, que hace pocos meses comenzaron una escalada de conflictos al intercambiar acusaciones por el floreciente narcotráfico en su frontera común.

Las tensiones se agravaron en las últimas semanas debido a la creciente presencia de tropas especiales de Estados Unidos del lado tailandés de la frontera, con el objetivo declarado de entrenar al ejército de Tailandia en la lucha contra el narcotráfico.

Además, más de 20.000 soldados estadounidenses y tailandeses realizan en la actualidad cerca de la frontera con Birmania sus maniobras conjuntas anuales, cuyo nombre en clave es «Cobra Oro», y muchos piensan que esos ejercicios son una demostración de fuerza de ambos países ante Rangún.

«Hasta ahora no hubo enfrentamientos directos, pero se desarrolla una guerra con intermediarios librada por fuerzas insurgentes de la etnia shan, apoyada por Bangkok, y la etnia wa, apoyada por Rangún», dijo una fuente de inteligencia de Tailandia en la ciudad septentrional tailandesa de Chiang Mai.

«El riesgo de un choque directo está cada vez más cerca», y es probable que en los próximos seis o 12 meses comience por lo menos una guerra limitada, si no se hace algo para reducir las tensiones, añadió.

En las últimas semanas se han producido frecuentes escaramuzas entre los shan y los wa en zonas fronterizas.

En la segunda semana de este mes, tropas tailandesas libraron una gran batalla contra los insurgentes wa para desalojarlos de la estratégica colina de Hua Lone, en la provincia septentrional tailandesa de Chiang Rai, fronteriza con Birmania.

Bangkok envió por primera vez aviones de combate a la región, con la intención declarada de «ahuyentar» a los insurgentes, y aseguró que no había realizado bombardeos, pero Rangún afirmó que esos aviones habían violado espacio aéreo de Birmania y dañado propiedades en ese país, en una enérgica protesta diplomática.

El gobierno birmano pidió en otro mensaje a Bangkok la retirada de las tropas tailandesas desplegadas en Doi Lang, un área fronteriza de 32 kilómetros cuadrados disputada por ambos países.

«Puede haber guerra si Birmania insiste en que Doi Lang le pertenece y emplea la fuerza para que nuestra tropas se retiren de ese territorio», dijo a periodistas en Bangkok el comandante del Tercer Ejército Tailandés, Wattanachai Chaimunenwong.

El comandante en jefe del Ejército de Tailandia, Surayud Chulanont, advirtió a su vez que Doi Lang será defendido si se producen provocaciones.

El gobierno tailandés, encabezado por el primer ministro Thaksin Shinawatra, tiene importantes discrepancias con los altos mandos militares acerca del modo de manejar la situación.

Un día antes de la batalla para recuperar Hua Lone, el ministro de Defensa de Tailandia, Chavalit Yongchaiyudh, declaró que prefería negociar con los wa que combatirlos, y pidió a las Fuerzas Armadas que evitaran la confrontación directa con los insurgentes para no desencadenar una guerra.

Las declaraciones de Chavalit fueron muy criticadas por militares y comentaristas políticos, quienes preguntaron cómo era posible que el ministro de Defensa hablara de negociar mientras había territorio tailandés ocupado por invasores.

Tras el incidente de Hua Lone, Thaksin canceló la visita a Rangún que había previsto realizar este mes, pero se propone viajar a Birmania en junio para aliviar las actuales tensiones.

«El Ejército tailandés ha reingresado al escenario político nacional en forma dramática debido al conflicto con Birmania, y alcanzó un nivel de popularidad sin precedentes en más de una década», sostuvo un analista político de Chiang Mai.

Tailandia tiene una larga historia de dictaduras militares, pero las Fuerzas Armadas fueron marginadas de la política desde que reprimieron con gran violencia a un movimiento por cambios democráticos en mayo de 1992, y en los últimos tiempos su presupuesto fue muy recortado debido a la crisis económica.

A su vez, el gobierno militar de Birmania ha aprovechado el conflicto fronterizo para consolidar su poder y distraer a la opinión pública de las penurias causadas por una grave crisis económica.

En las últimas semanas, el precio del dólar en el mercado negro birmano aumentó en forma brusca de unos 400 a más de 700 kyat.

El gobernante Consejo Estatal para la Paz y el Desarrollo birmano ha lanzado una campaña de propaganda sobre la posibilidad de una guerra con Tailandia, a cuyo gobierno acusa de apoyar a narcotraficantes para desestabilizar a Birmania.

Según las autoridades de Birmania, en ese país no existen instalaciones para producir drogas, y los insurgentes shan se han involucrado en el narcotráfico con respaldo de Bangkok.

Por otra parte, el régimen birmano se apresuró a protestar por el despliegue de tropas estadounidenses en territorio tailandés, y sostuvo que Washington trata de derrocarlo.

El comandante en jefe del Comando del Pacífico estadounidense, Dennis Blair, dijo a periodistas tailandeses que Estados Unidos está comprometido por completo a ayudar a Bangkok en el combate al narcoráfico, pero negó que la presencia de tropas de su país en Tailandia implicara una amenaza a Rangún.

El despliegue de soldados estadounidenses ha causado especulaciones sobre las intenciones últimas de Washington en la región, dado el aumento de las tensiones entre Estados Unidos y China.

Rangún es considerado un aliado de Beijing, pero los observadores piensan que China no está dispuesta a involucrarse en una eventual defensa militar del régimen birmano, y que eso convierte a Birmania en un blanco fácil para la intervención estadounidnese.

Un alto asesor del presidente estadounidense, George W. Bush, sostuvo hace poco en un documento sobre estrategia titulado «Estados Unidos y Asia» que Washington debe aumentar su presencia militar en países de Asia Sudoriental, para reducir su actual dependencia de las bases que mantiene en Japón y Corea del Sur.

Tailandia, vieja aliada de Estados Unidos, sería un punto de partida ideal para esa expansión militar.

«Hace un año era impensable que esta región se transformara en una base de operaciones militares estadounidenses, pero la probabilidad de que eso ocurra aumenta en forma gradual», comentó un diplomático asiático en Tailandia que no quiso ser identificado. (FIN/IPS/tra-eng/ss/js/mp/ip/01

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