SALUD: Fármacos baratos contra sida pueden ser contraproducentes

Asegurar el acceso de naciones pobres a medicamentos de bajo costo contra el sida puede ser insuficiente y aún contraproducente, advirtieron especialistas en salud, en vísperas de la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre Países Menos Desarrollados.

El combate contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) también exige fortalecer los sistemas sanitarios para que lograr que sean eficaces en la detección del mal, la selección de quienes deben recibir medicamentos, la distribución de los mismos y la supervisión del tratamiento, señalaron.

«Los fármacos pueden resultar inútiles si son empleados en forma precipitada y sin supervisión adecuada» dijo Ronald Gray, profesor de medicina en la Escuela de Salud Pública de la Universidad John Hopkins, con sede en Washington.

«Los países que necesitan medicamentos baratos contra el sida deben desarrollar infraestructura sanitaria adecuada antes de comenzar programas de distribución en gran escala», enfatizó.

Ese problema debería ser discutido en la conferencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre procedimientos para mejorar la asistencia a las naciones que el foro mundial ha reconocido como países menos desarrollados, la cual se llevará a cabo en Bruselas del 14 al 20 de mayo, añadió.

De esos 49 países menos desarrollados, 32 están en el continente africano, donde viven 70 por ciento de los adultos y 80 por ciento de los niños infectados por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida, y se han producido 75 por ciento de las muertes debidas a ese mal.

La base de la preocupación de los especialistas es la posibilidad de que distribuir nuevos medicamentos contra el sida en esos países sin supervisión adecuada conduzca a la aparición y propagación de variedades del VIH resistentes a tales fármacos.

Activistas contra el sida han expresado su entusiasmo por dos hechos de fines del mes pasado relacionados con los medicamentos contra el sida llamados genéricos, similares a los de marca registrada de la industria farmacéutica transnacional, pero identificados con el nombre de su principio activo y mucho más baratos para los consumidores.

Las grandes firmas farmacéuticas consideran que la producción de fármacos genéricos es un acto de piratería que afecta sus derechos de propiedad intelectual, y 39 de ellas presentaron una demanda contra la Ley de Medicamentos de Sudáfrica, que permite la importación o manufactura local de tales medicamentos.

Sin embargo, esas compañías retiraron la demanda, que había sido objeto de una fuerte campaña internacional de protestas.

Por otra parte, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU reconoció el derecho de cualquier persona a buscar acceso a medicamentos baratos contra el sida.

Pero la distribución masiva de fármacos avanzados contra el sida en países muy pobres, «sin corregir deficiencias en su infraestructura de salud, es una receta para el desastre», opinó José Zuñiga, director de la Asociación Internacional de Médicos que Cuidan de Enfermos de Sida (IAPAC, por su sigla en inglés).

Zúñiga planteó esa advertencia durante el lanzamiento de la Red Mundial de Evaluación y Aprendizaje en Relación con el Sida por parte de la IAPAC, con sede en la ciudad nororiental estadounidense de Chicago.

La propagación de cepas del VIH resistentes a los medicamentos más avanzados significaría un grave retroceso en la lucha contra el sida, que ha causado la muerte de por lo menos 21,8 millones de muertes desde que se detectó por primera vez en los años 80.

Hay evidencia importante en la base de esa preocupación, porque la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que los agentes causantes de las enfermedades más graves desarrollan en la actualidad, «resistencia a los medicamentos disponibles, en forma lenta pero segura».

Estudios de esa agencia de la ONU, con sede en Ginebra, demostraron que más de 10 por ciento de los casos de tuberculosis registrados en Estonia, Letonia y áreas de China y Rusia se deben a bacilos resistentes a «los dos medicamentos más potentes» disponibles contra esa enfermedad.

La aparición en Tailandia de agentes patógenos resistentes a «tres de los medicamentos más comunes contra la malaria» determinó el uso de tales fármacos se volviera por completo inútil en ese país, apuntó la OMS.

Casi 30 por ciento de los pacientes que recibieron tratamiento con lamivudina, un nuevo medicamento contra la hepatitis B, «muestran resistencia a ese fármaco tras el primer año de tratamiento», señaló.

La misma preocupante tendencia se ha detectado en relación con el tratamiento del VIH/sida, ya que «un número pequeño pero creciente de pacientes muestran resistencia primaria al AZT y otros medicamentos que comenzaron a emplearse en los últimos años» contra esa enfermedad.

Existen serias dudas de que ese problema pueda ser manejado en forma adecuada por los países menos desarrollados, entre otras cosas por su insuficiente presupuesto sanitario.

«Muchas de las 47 naciones más endeudadas gastán más en pagar sus deudas que en servicios básicos de salud, educación y seguridad social», indicó la organización no gubernamental Worldwatch Institute, con sede en Washington.

«Un caso extremo es Zambia, que en 1997 destinó 40 por ciento de su presupuesto a pago de deuda externa, y sólo siete por ciento a servicios sociales básicos», explicó.

«La mortalidad infantil en Zambia va en aumento, en parte porque un tercio de los menores de cinco años de edad no ha recibido vacunas baratas y efectivas», subrayó.

En países en desarrollo que han destinado fondos considerables a servicios de salud, la mayor parte del dinero se gastó en áreas urbanas, sin atender en forma adecuada a las zonas rurales, apuntó Anne McGinn, investigadora de Worldwatch.

Incluso en esas zonas urbanas, «el acceso a servicios de salud depende en gran medida de la capacidad de pago de las personas, debido a la creciente priovatización de esos servicios», agregó.

El énfasis en los servicios sanitarios urbanos servirá de poco para detener la propagación del VIH/sida, ya que esa enfermedad se detecta cada vez más en áreas rurales, advirtió la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

«En los 25 países africanos más afectados por el sida, ese mal ha causado desde 1985 la muerte de unos siete millones de campesinos, y es posible que cause la muerte de 16 millones más antes de 2020», enfatizó.

La ayuda de las ONG puede ser crucial para el uso adecuado de medicamentos baratos contra el sida en naciones cuyos gobiernos no están en condiciones de fortalecer los sistemas de salud pública, opinó Bridget Sleap, administradora del programa contra el sida de la ONG Instituto Panos, con sede en Londres.

Esa ayuda tendrá especial importancia cuando provenga de «ONG que ya administran clínicas y servicios de asesoramiento» en esos países, añadió.

«Eso puede hacer difuso el límite entre las tareas de las ONG y las de los médicos, pero es necesesario para superar los actuales desafíos», aseguró. (FIN/IPS/tra-eng/mmm/cr/mp/he dv/01

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