Ministros y funcionarios de Asia meridional reunidos en la capital de Nepal no supieron contestarle a Kelzang Dorjee, un bhutanés de 14 años, por qué recrudece el sida si los gobiernos trabajan hace dos decenios para prevenir la enfermedad.
Uno de los adultos presentes respondió que quizá los mensajes de los gobiernos para educar a la población no fueron adecuados, y Dorjee preguntó por qué no cambiaban esos mensajes. Ninguno de los participantes en la reunión, a la que asistieron funcionarios, empresarios y niños, supo contestar.
La conferencia, realizado el martes y el miércoles, fue convocada con el fin de considerar la necesidad de destinar para la lucha contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) más fondos a la infancia.
Los niños repartieron condones entre los adultos, a quienes interrogaron sobre la prioridad que asignaban en asuntos que afectan a la infancia, entre ellos el sida.
Ministros de finanzas y de planificación económica y otros altos funcionarios fueron exhortados a destinar más recursos presupuestarios a la prevención de la enfermedad, y se pidió a los empresarios que dedicaran más dinero y más tiempo a la cuestión.
La experiencia internacional revisada en el encuentro indica que no sólo los países industrializados son capaces de prevenir el sida de forma exitosa, ya que hay mucho que aprender en la materia de naciones en desarrollo.
«¿Quién pudo imaginar que un clérigo musulmán iba a recomendar el uso de condones en Uganda?», preguntó durante la conferencia el director asociado del Programa Conjunto de las Naciones Unidas contra el Sida (Onusida) para el área Asia-Pacífico, Werasit Sittitrai.
Onusida analizó barreras culturales y tradiciones sociales que dificultan la educación pública sobre el sida, en un informe acerca de experiencias exitosas de prevención de la infección por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH, causante del mal), elaborado en abril y presentado en la reunión de Katmandú.
Las actividades preventivas orientadas al cambio de comportamientos y normas sociales dan resultado en países en desarrollo, sostuvo la agencia en ese informe, titulado «Prevención del sida, necesidades y éxitos: Una historia en tres países», que recoge experiencias en Senegal, Tailandia y Uganda.
Entre esos resultados se registran el aumento del uso de condones, la disminución de la compra de servicios sexuales, la postergación de primeras experiencias sexuales y la reducción del uso compartido de jeringas entre consumidores de drogas intravenosas.
Uganda ha sido muy afectada desde los años 80 por el sida, que ya causó en ese país la muerte de casi dos millones de personas. La epidemia no se manifestó con Tailandia hasta fines de esa misma década, pero luego se expandió con rapidez, y hasta ahora Senegal ha sufrido escasas consecuencias.
«Son tres situaciones distintas, pero en las tres se lograron cambios de conducta y cierta contención de la epidemia», señaló Onusida.
Más de 36 millones de personas están infectadas en todo el mundo por el VIH, y cinco millones de ellas viven en Asia meridional, según datos de la Organizacioón de las Naciones Unidas.
«Esos datos son sólo la punta del iceberg, ya que hay muchas más personas infectadas sin detectar», dijo el subdirector ejecutivo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Kul Gautam.
Tailandia tuvo éxito en la prevención del sida porque realizó esfuerzos simultáneos en varias áreas, dijo Mechai Viravaidya, embajador de Onusida apodado «Señor Condón» por sus grandes esfuerzos en Tailandia para impulsar el uso de preservativos.
«Los taximetristas recomiendan a sus clientes usar condones. Hemos logrado que muchas personas en granjas, gasolineras, restaurantes y otros lugares colaboren en la promoción del preservativos y en la creación de conciencia», señaló.
Todas las personas corren riesgo de infección, con independencia de que sean «pobres o tan ricos que poseen 15 automóviles Mercedes Benz. El dinero no evita conductas riesgosas», comentó.
«Algunas mujeres adoptaron un enfoque pragmático del problema y proporcionaron condones a sus maridos, porque estaban convencidas de que ellos tenían relaciones sexuales con otras mujeres», recordó.
Es frecuente y perjudicial que los gobiernos tiendan a emplear recursos destinados a la prevención del sida para atención sanitaria, advirtió.
En 1985 había en Tailandia unos 400.000 casos registrados de enfermedades de transmisión sexual, y para 1996 la cifra había descendido a 50.000.
El ministro de Salud de Bhután, Lyonpo Sangay Ngedup, planteó en la reunión que la concentración del gasto sanitario del gobierno en la lucha contra el sida podía determinar aumento de otras enfermedades infecciosas, y Gautam replicó que UNICEF no propone redistribuir los recursos presupuestarios para la salud.
«Lo que nos gustaría ver es el aumento de los fondos asignados a un conjunto de objetivos que incluyen atención médica, educación sobre sida y desarrollo social. Más prevención y más conciencia gubernamental del problema del sida no significan sólo más dinero, sino también movilizar otros recursos», explicó.
Las experiencias exitosas de Senegal, Tailandia y Uganda incluyeron fuertes compromisos políticos de los gobiernos, esfuerzos multisectoriales de prevención y atención, y comunicación eficaz con el conjunto de la población, indicó Onusida.
En Uganda, la comparación de dos encuestas nacionales realizadas en 1989 y 1995 mostró tendencias importantes para la prevención del sida.
Las personas consultadas de 15 años de edad que no habían tenido relaciones sexuales fueron cerca de 20 por ciento en 1989 y cerca de 50 por ciento seis años después, y el promedio de edad de la primera experiencia sexual descendió en el conjunto de entrevistados.
El porcentaje de personas sexualmente activas que dijo emplear condones aumentó en forma significativa.
«Los varones que dijeron haber tenido alguna vez relaciones sexuales con condón pasaron de 15 a 55 por ciento, y las respuestas positivas de mujeres a la misma pregunta aumentaron de seis a 39 por ciento», destacó la Onusida.
En Uganda, la infección con VIH descendió entre embarazadas de áreas urbanas, y también en otros sectores de la población.
En Senegal, donde la influencia social de la religión musulmana es muy fuerte, el gobierno logró que los clérigos hablaran sobre la prevención del sida en sus sermones de los viernes en las mezquitas, e incluso por radio y televisión. (FIN/IPS/tra- eng/fs/js/mp/mj/he/01