RUSIA-MEDIO ORIENTE: Moscú busca un papel en el proceso de paz

Rusia procura un papel independiente en el proceso de paz de Medio Orientem y con ese objetivo intensifica los vínculos con sus históricos aliados árabes, aunque «no tiene un plan realista», señalaron observadores.

«Rusia tiene una oportunidad única para participar en los acuerdos de Medio Oriente, pero el gobierno carece de una propuesta de paz realista», afirmó Alexey Malshenko, del instituto de estudios políticos Carnegie Centre, con sede en Moscú.

Pese a ser auspiciante junto a Estados Unidos de los esfuerzos internacionales para alcanzar un acuerdo de paz, Rusia jugó un papel menor en los últimos años.

Desde que estalló la última ola de violencia entre palestinos e israelíes, a fines de septiembre de 2000, el gobierno ruso ha dado señales de su interés por ser negociador activo en el conflicto.

Esta semana, el presidente ruso Vladimir Putin envió al veterano negociador Yevgeny Primakov a la región, con la misión de entregar un mensaje del presidente a los líderes sirio y jordano, explicando la postura rusa sobre la paz en Medio Oriente.

En los primeros días de junio, un enviado especial ruso llegará a la región, y el día 16, Putin y su homólogo estadounidense George Bush discutirán la cuestión durante su primera reunión, a realizarse en Eslovenia.

El presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasser Arafat, visitó Moscú el 28 y 29 de este mes en busca de una participación rusa que equilibre las iniciativas estadounidenses.

El ministro de Asuntos Exteriores, Igor Ivanov, dijo a Arafat que Rusia respaldaría el plan de paz conjunto de Egipto y Jordania, así como el informe de la comisión internacional encabezada por el ex senador estadounindense George Mitchell, publicado el 21 de mayo.

Ambas iniciativas sostienen la necesidad de detener la construcción de nuevos asentamientos judíos en la Franja de Gaza y Cisjordania.

Ivanov reclamó a Israel que frene la construcción de asentamientos, una condición «esencial» para detener la violencia.

Tras la reunión, Arafat sostuvo que «se necesitan acciones internacionales urgentes para detener la peligrosa espiral de violencia».

El líder palestino intentó tocar las cuerdas del nacionalismo ruso. En su encuentro con el patriarca de la Iglesia Ortodoxa, Alexiy II, Arafat dijo que el ejército israelí amenaza «las ciudades ortodoxas». Pero el patriarca se limitó a expresar, con diplomacia, su pesar por la violencia en «la Tierra Santa».

Arafat se reunió igualmente con Putin, quien subrayó la necesidad de poner fin al sufrimiento del pueblo palestino. Pero ésta no es la primera vez que el líder árabe escucha frases de apoyo en el Kremlin.

En agosto del año pasado, Putin había asegurado a Arafat su respaldo para la formación de un estado palestino independiente, pero recomendaba intensificar las negociaciones con Israel para un acuerdo de paz.

Moscú reclamó cautela a Arafat ante la inminente proclamación del estado palestino, previsto para septiembre de 2000, pese a que no se había alcanzado un acuerdo final con Israel.

Pero la cautela rusa no funcionó el año pasado, ya que en septiembre se inició la nueva intifada (rebelión palestina) de las mezquitas.

Los intentos diplomáticos rusos para integrarse al proceso de paz sufrieron un importante revés cuando Moscú fue excluido de la cumbre de Sharm el-Sheik, Egipto, en octubre.

Pese a esto, el gobierno ruso parece ansioso por sumarse a la maratón de paz de Medio Oriente.

Por otra parte, Moscú se muestra determinado a restablecer el vínculo con sus tradicionales aliados árabes, calificados como «renegados» por el gobierno estadounidense a raíz de su supuesto respaldo al terrorismo internacional.

Putin aceptó la invitación del presidente de Libia, Muammar Gadafi, a visitar su país, y pidió a la Organización de Naciones Unidas (ONU) el levantamiento formal de las sanciones contra ese país norafricano, suspendidas en abril de 1999.

La ONU decidió suspender el embargo cuando Libia entregó a la justicia internacional a dos integrantes de sus servicios secretos, acusados del atentado contra un avión de la línea aérea Pan Am que estalló sobre la localidad escocesa de Lockerbie en 1988, matando a 270 personas.

Así mismo, el gobierno ruso informó que Gadafi visitaría Moscú durante el próximo verano boreal.

El acercamiento con Libia indica que el gobierno ruso busca un papel independiente en la región, y que no le basta acompañar las iniciativas encabezadas por Washington.

«En los últimos años, la participación de Moscú en el proceso de paz estuvo muy por debajo de sus posibilidades», dijo Dimitry Mosyakov, investigador del moscovita Instituto de Estudios Orientales.

Sin embargo, «el gobierno ruso se cuidará de involucrarse directamente en la mediación, porque entiende los inmensos desafíos de un acuerdo de paz en Medio Oriente», señaló Mosyakov. (FIN/IPS/tra-en/sb/mn/dc/mlm/ip/01

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