R.D.CONGO: La ONU vislumbra la paz

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) es optimista sobre las perspectivas de paz en la República Democrática del Congo (RDC, ex Zaire), escenario de una guerra civil con intervención de seis países africanos, aunque todavía hay muchos escollos por superar.

Una misión de la ONU de gira la semana pasada por ocho países de Africa manifestó confianza en que el conflicto de la RDC llegará a su fin. Por su parte, el secretario de Estado de Estados Unidos, Colin Powell, en su primer viaje al continente, dijo tener un «moderado optimismo» respecto de ese país.

En Uganda, última escala de su gira de 10 días, los enviados de la ONU destacaron la promesa del presidente Yoweri Museveni de retirar en las próximas semanas la mayoría de los soldados que mantiene en la RDC.

La visita de la delegación de la ONU a Uganda coincidió con el anuncio del ejército de su intención de abandonar el 18 de junio 10 poblados de la RDC. El coronel Phinehas Katirima informó que el repliegue ya comenzó en la nororiental localidad de Isiro.

Uganda invadió la RDC en 1998, con el argumento de que debía defenderse de rebeldes ugandeses que tenían bases en ese país vecino.

Ese hecho marcó el comienzo de un sangriento conflicto, llamado por algunos «la primera guerra mundial de Africa», que cobró ya 2,5 millones de vidas, según agencias de ayuda internacional. Angola, Namibia y Zimbabwe apoyan al gobierno de la RDC, que combate contra los rebeldes respaldados por Burundi, Ruanda y Uganda.

El presidente de la RDC, Joseph Kabila, que se hizo cargo del gobierno tras el asesinato en enero de su padre, Laurent Kabila, intentó en los últimos meses reactivar el varias veces violado acuerdo de paz firmado en 1999 en Lusaka.

Joseph Kabila permitió el ingreso de 1.300 soldados de la ONU para observar el cese al fuego. Incluso se quejó de que la fuerza era muy pequeña y reclamó 20.000 efectivos para vigilar con eficacia este país, cuyo tamaño es semejante al de la Unión Europea.

La delegación de la ONU se mostró convencida de que los líderes de Africa están comprometidos con la paz en RDC. «La guerra terminó y no aceptaremos ninguna violación del cese al fuego a pesar de que la situación continúe tensa», dijo el jefe de la misión, Jean David Levitte.

En Uganda, los enviados también se entrevistaron con el jefe del insurgente Frente para la Liberación de Congo, Jean Pierre Bemba. El grupo de Bemba, que controla vastas zonas del nordeste de RDC, tiene apoyo financiero y estratégico de Uganda.

Bemba anunció la semana pasada su disposición a retirar sus tropas del frente de lucha. Los otros signatarios del acuerdo de paz de 1999 ya abandonaron la zona para permitir el ingreso de la fuerza observadora.

La ONU está decidida a aprovechar esta oportunidad para fortalecer el acuerdo de Lusaka. Pero expertos en asuntos africanos, como Ahmed Rajab, de la hoja informativa londinense Africa Analysis, son más escépticos. «La guerra todavía no terminó. Hay muchas cosas en juego», dijo.

La ONU logró un repliegue general, pero Rajab sostiene que será mucho más difícil persuadir a las partes en guerra al abandono definitivo de las armas.

El principal objetivo de la misión de la ONU fue presionar a los participantes en la guerra para el retiro de las fuerzas extranjeras de la RDC. El embajador de Gran Bretaña ante la ONU, Jeremy Greenstock, dijo que esperaba que las partes cumplieran con este mandato.

Pero la ONU no tiene capacidad para obligar el desarme. La organización ignoró una petición de los aliados de Kabila para sancionar a Burundi, Ruanda y Uganda si no retiraban sus tropas.

Greenstock advirtió que ninguna parte que obstaculice la aplicación del acuerdo de Lusaka «contará con el apoyo de la comunidad internacional».

El presidente ruandés Paul Kagame condicionó el repliegue de sus tropas al desarme de las milicias hutu Interahamwe, responsables del genocidio en Ruanda de 1994 y ahora instaladas en RDC.

«No tendremos ninguna razón para continuar en RDC si eso se produce», aseguró Kagame. Agregó que el desarme de esas «fuerzas negativas» es una prioridad, pero la ONU le advirtió que no utilizara el caso de los Interahamwe como excusa para violar el acuerdo de paz.

«Ruanda, como otros signatarios del acuerdo de Lusaka, debe seguir el recíproco proceso de repliegue y desmovilización, como las otras partes lo exigen», subrayó Greenstock.

«Nadie puede controlar el problema de las milicias Interahamwe en 100 por ciento. La RDC es demasiado grande y las montañas muy difíciles de transitar. Ruanda debe basarse en los acuerdos y no exigir 100 por ciento de seguridad (como una excusa)», agregó.

Pero la preocupación de Ruanda no carece de fundamento. Ese país fue escenario de dos duros combates en el marco de la gira de la ONU por el continente africano. El ejército informó que 50 rebeldes murieron cuando intentaban ingresar a Ruanda a través de las montañas fronterizas.

La ONU está decidida a emplear la persuasión y no la fuerza para lograr el desarme de los Interahamwe. «Ir a la selva e intentar desarmarlos no es una opción realista. Tiene que haber un plan que todos estén dispuestos a aplicar», puntualizó Greenstock.

La guerra civil de Burundi, que ya tiene siete años, está también ligada al conflicto en RDC. Los rebeldes de Burundi usan la RDC como base y, según algunos, son entrenados por el gobierno de Kabila.

En respuesta, el gobierno de Burundi envió miles de soldados a la RDC para contrarrestar la amenaza rebelde.

Las partes beligerantes en Burundi firmaron un acuerdo de paz el año pasado, con la mediación del ex presidente sudafricano Nelson Mandela, aunque los dos principales grupos rebeldes no participaron. Los combates se intensificaron en los últimos meses.

Rajab también destacó la importancia de la gran riqueza de RDC como uno de los factores determinantes del conflicto. El propio informe de la ONU, publicado en abril, reveló que los recursos mineros y forestales del país, entre ellos diamantes, oro y cobre, son explotados a un ritmo alarmante.

La misión de la ONU elogió al presidente ugandés Museveni por ordenar una investigación sobre el saqueo de recursos naturales por parte de militares ugandeses en la RDC. Pero esta medida parece no ser suficiente para acabar con el problema.

«Los altos comandantes militares de los países en guerra necesitan el conflicto (de la RDC) porque es lucrativo y porque les ayuda a resolver temporalmente sus problemas internos», se advirtió en el informe de la ONU. (FIN/IPS/tra-en/ks/mn/ip/rp- ff/01

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