PALESTINA-ISRAEL: Crece amenaza de conflicto mayor

La intifada, el levantamiento popular palestino, se transformó en una guerra de agotamiento similar a la impulsada a partir de 1982 por el movimiento islámico Hizbolá en el sur de Líbano, y podría desencadenarse un conflicto mayor.

La intifada en curso se asemejó al principio a la primera rebelión popular palestina, de 1987-1993, llamada «la insurrección de las piedras» y caracterizada por protestas de civiles que se resistían a pedradas a la ocupación israelí.

Pero luego, los enfrentamientos se agravaron. Las tropas israelíes, en vez de emplear métodos no letales para la dispersión de manifestantes, utilizaron armas poderosas que dejaron una gran cantidad de muertos y heridos.

Israel fue criticado por varios grupos investigadores de derechos humanos, como la Comisión Mitchell, constituida en Estados Unidos, que hace 10 días presentó un informe sobre los disturbios a las autoridades palestinas e israelíes.

Las críticas (y a veces condenas) internacionales no amedrentaron a Israel, que continuó la represión. Los activistas palestinos respondieron con disparos contra los soldados y los asentamientos judíos, mientras que milicias islámicas colocaban explosivos.

Así, las protestas populares iniciales dieron paso a la lucha entre una resistencia palestina armada y fuerzas de seguridad regulares de Israel, que cuentan con una amplia gama de equipos bélicos.

La resistencia palestina está representada por una gran variedad de grupos, desde el movimiento Al Fatah, del presidente Yasser Arafat, hasta los grupos islámicos y seculares disidentes. Todos se reúnen en los independientes comités de resistencia popular, que descartan la tregua con Israel.

Los comités están apenas en la etapa de coordinación de operaciones, y por tanto no establecieron aún una estructura de comando como lo hizo Hizbolá (Partido de Alá) en Líbano, que le permitió operar de manera eficaz.

Los palestinos aún deben obtener armas lo suficientemente poderosas como para enfrentarse a las fuerzas de seguridad israelíes.

La marina de Israel capturó el domingo un barco de pesca de bandera libanesa, el «Santorini», que se dirigía a Gaza con 40 toneladas de armas a bordo, entre ellas misiles antiaéreos Strella, cohetes Katyusha de corto alcance y granadas.

Se trataba del cuarto cargamento de armas para los palestinos, según Ahmad Jibril, del Comando General del Frente Popular para la Liberación de Palestina, radicado en Damasco.

Jibril informó que se estudian «otros métodos» para seguir enviando armas a Gaza. «El cargamento que enviamos no fue el primero y no será el último», dijo, y agregó que el objetivo era «crear equilibrio» entre «nosotros y el enemigo».

«Si la agresión (israelí) continúa, habrá más (envíos de armas) en los próximos días. El conflicto se propagará, ya que los 4,5 millones de palestinos de la diáspora no podemos quedarnos sin hacer nada mientras nuestra gente es masacrada día a día», añadió.

«Defenderemos a nuestro pueblo de los crímenes sionistas por cualquier medio», advirtió.

Jibril aseguró que el cargamento interceptado por Israel no superaba las cuatro toneladas y que estaba constituido por «armas defensivas», como minas antitanques, «para impedir que el enemigo invada el territorio palestino», y misiles de corto alcance.

Así mismo, acusó a Israel de realizar «piratería en aguas internacionales», y aseguró que el barco fue capturado con la cooperación con la armada de Estados Unidos.

La marina israelí informó que la nave, de 18 metros de eslora (longitud), fue interceptada fuera de la costa de Ras Naqoura, que marca el límite marítimo entre Israel y Líbano.

Sin embargo, una fuente occidental afirmó que la embarcación se hallaba en aguas internacionales, a unos 70 kilómetros de la costa. Agregó que era improbable que el bote entrara a aguas territoriales israelíes.

Las armas estaban ocultas en barricas a prueba de agua e iban a ser entregadas en un lugar ya acordado, posiblemente fuera de la costa de Gaza, donde serían descargadas por palestinos.

Jibril aseguró a IPS que ni Líbano ni Siria están involucrados en estas operaciones, pero Israel está decidido a acusar por el incidente a Damasco, donde se halla el comando general del Frente Popular para la Liberación de Palestina, y a Beirut, ya que la embarcación tenía bandera libanesa.

Hasta ahora no hay pruebas de que el Frente haya enviado previamente a Gaza tres embarques de armas, como lo asegura Jibril.

Los palestinos no emplearon misiles Katyusha ni antiaéreos para repeler la última ofensiva del ejército de Israel contra instalaciones policiales y militares específicas ni para atacar objetivos israelíes en Cisjordania.

Se trata de las armas favoritas de Hizbolá para combatir la ocupación israelí del sur de Líbano, finalizada hace un año. Si los palestinos resolvieran utilizarlas, Israel podría tomar represalias contra Líbano y Siria.

Esa eventualidad, que crearía nuevos escenarios de conflicto, sería apoyada por los ministros de línea dura del derechista primer ministro israelí Ariel Sharon. (FIN/IPS/MM/IP/gb/mn/rp- ff/ip/01

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