LIBANO: Israel se retiró hace un año, pero la paz no ha llegado

La jornada de hoy es de regocijo para los residentes en el sur de Líbano, que celebran el primer aniversario de la retirada de Israel de la zona, después de ocuparla durante 20 años.

Pero aún no hay paz en la franja que estuvo ocupada y en sus alrededores, que que además sufren una grave crisis económica.

La aldea de Kfar Tebnit, ubicada cerca del territorio dominado hasta el 25 de mayo de 2000 por Israel, soportó durante años los bombardeos del Ejército del Sur de Líbano (ESL), una milicia proisraelí ya disuelta.

Esos ataques «eran cotidianos, y los niños no podían jugar fuera de sus casas. Celebramos (el aniversario de la retirada israelí) y mostramos nuestra felicidad, pero la situación económica no ha mejorado y los aldeanos del sur no hemos recibido ayuda», dijo a IPS Zaki Nahleh, un comerciante de la aldea.

No todos participan de la celebración. Unas 6.000 personas, en su mayoría integrantes del ESL o familiares de esos milicianos, huyeron hace un año a Israel, por temor a represalias de la guerrilla chiíta Hizbolá (Partido de Dios), que combatió a los invasores. Algunos de esos emigrantes se separaron de parte de sus familias.

Mil seiscientas personas que abandonaron la región cuando los israelíes se replegaron han regresado, en su mayoría mujeres y niños cuyos maridos y padres permanecen en Israel.

«Vimos que todos se iban y los seguimos. Muchos mensajes amenazantes en televisión nos asustaron, pero partimos con intención de radicarnos en un tercer país. No queríamos quedarnos en Israel, sobre todo a la vista del modo en que los israelíes nos abandonaron», dijo a IPS una mujer que no quiso ser identificada.

Tres meses después de emigrar a Israel, ella y su familia no tenían posibilidades de trasladarse a otro país, y decidieron volver a su hogar. Pero apenas cruzaron la frontera, el marido de la mujer, ex periodista de la emisora de televisión del ESL, fue detenido por fuerzas de seguridad libanesas.

Unas 3.000 personas de la región han sido arrestados por las autoridades de Líbano, acusadas de colaborar con el enemigo, y llevadas ante una corte militar. Las sentencias que recibieron varían entre pocos meses y 10 años de cárcel, y son consideradas demasiado leves por Hizbolá y por otros grupos hostiles a Israel.

En muchas aldeas fronterizas que fueron ocupadas sólo quedan mujeres y niños. Se calcula que la zona invadida recibía de Israel un flujo mensual de cinco millones de dólares en salarios e inversiones directas, y tras la retirada de los ocupantes desapareció el empleo y se instaló un clima de temor.

Muchos ex integrantes del ESL que cumplieron condenas tras la retirada israelí han recibido amenazas de muerte, o fueron víctimas de atentados con bombas contra sus automóviles o establecimientos comerciales, y las represalias se dirigen en forma indistinta contra musulmanes y cristianos.

Esos actos de hostigamiento no causan mucho pesar entre los 3.000 hombres y mujeres que fueron detenidos y torturados durante la ocupación en la prisión de Khiam, estavlecida por los israelíes y controlada por el ESL.

En la actualidad, la bandera amarilla del Hizbolá flamea a la entrada del edificio de esa prisión, convertido en una especie de museo que visitan cada día docenas de personas, a menudo escolares.

Ex detenidos guían a los visitantes y les cuentan sus padecimientos en Khiam, mientras intercalan en su discurso propaganda del Hizbolá.

Mohammed Nayef, uno de los guías, fue encarcelado por brindar información al Hizbolá, y permaneció en Khiam seis años y medio hasta mayo de 2000, cuando la cárcel fue invadida y los presos liberados.

«Quienes me confinaron aquí deberían pasar en prisión el mismo tiempo que yo. El doble de ese tiempo sería más equitativo, porque las cárceles del gobierno libanés son mucho más agradables», dijo a IPS Nayef, quien usa una gorra amarilla con el emblema del Hizbolá.

En la actualidad, la zona fronteriza ha vuelto a ser escena de enfrentamientos armados, porque el Hizbolá se ha comprometido a liberar por la fuerza un área de 20 kilometrós cuadrados ocupada por ISrael desde 1967, conocida como las Granjas de Shebaa.

Beirut reivindica que esa zona es territorio libanés, pero la Organización de las Naciones Unidas considera que es territorio sirio y que la retirada israelí del mismo deber ser acordada en negociaciones de paz con Damasco.

Aviones de guerra israelíes han vuelto a volar sobre Líbano, y la tensión en la región aumenta.

Los residentes en la región meridional esperaban que la reirada de Israel marcara el comienzo de tiempos mejores, pero aún esperan la paz y ayuda de Beirut para reconstruir sus vidas. (FIN/IPS/tra- eng/kg/da/mp/ip/01

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