JAPON: Luna de miel del gobierno podría acabar pronto

El primer ministro de Japón, Junichiro Koizumi, cautiva a la población con políticas innovadoras, pero la luna de miel podría acabar pronto si no logra resultados concretos, advirtieron activistas.

Koizumi, de 59 años, introdujo varios cambios sin precedentes en la política japonesa desde que se convirtió en primer ministro hace tres semanas. Entre ellos, nombró a mujeres en puestos clave de su gobierno.

Además, conforme a lo prometido en su campaña, confirmó que creará una comisión para cambiar el sistema electoral y permitir que la población del país, con más de 120 millones de habitantes, pueda elegir directamente al primer ministro.

Según el sistema vigente, el primer ministro es nombrado por el Parlamento, un sistema que según los críticos deja la opción de elegir al líder del país en manos de políticos, quienes se guían por acuerdos y lealtades partidarias.

Pero Koizumi es objeto de críticas por procurar una revisión de la Constitución de Paz de Japón, con el objeto de levantar una autoimpuesta prohibición al derecho de defensa colectiva.

Koizumi, de acuerdo con las últimas encuestas, goza de cerca de 90 por ciento de apoyo popular luego de sus declaraciones en la carrera por el cargo el mes pasado, en las que prometía «transformar» al gobernante Partido Democrático Liberal (PDL).

«Nikkei», el diario financiero líder del país, informó que existe entusiasmo dentro del PDL, de cuyos políticos tradicionales se cansaron los japoneses, entre ellos el impopular Yoshiro Mori. Los índices de popularidad del partido ascendieron de 31 por ciento a 41 por ciento cuando Mori abandonó el cargo.

Koizumi dijo que será la capacidad, y no la antigüedad, la que pesará a la hora de elegir los nuevos miembros del gabinete, entre ellos cinco mujeres, como la popular Makiko Tanaka, que fue nombrada como canciller.

«Koizumi es por completo diferente a los aburridos primeros ministros anteriores. Sus declaraciones claras, su apasionado repertorio y, por sobre todo, su promesa de crear un sistema en el que el primer ministro sea electo, entusiasmó a la gente», comentó el analista político Minoru Tada.

La prensa sigue de cerca a Koizumi desde que asumió como primer ministro. Varios medios entrevistaron a sus familiares, amigos y aun a su barbero, quien destacó la elocuencia y el carisma del nuevo líder.

Incluso las revistas semanales para mujeres, que en general se dedican a moda y cocina, enfocaron ahora su atención en el nuevo gabinete.

Pero los activistas japoneses afirman que aún no fueron encantados por Koisumi y esperan ver si realmente puede llevar adelante reformas profundas en la estructura y en la cultura política tradicional.

«Koizumi tendrá que usar más que su carisma. Aún no ha mostrado cómo va a hacer de Japón un mejor lugar para sus habitantes», dijo el presidente de la Organización de Consumidores, Yoko Tomiyama.

Por su parte, la activista Mitsko Yamaguchi, integrante de una mesa redonda sobre igualdad de género organizada por el gobierno, aclaró que no negaba la importancia de los cambios introducidos por el primer ministro en Japón.

«El nombramiento de un grupo de inteligentes mujeres como ministras es un hecho sin precedentes en la política japonesa. La decisión significa un gran espaldarazo a la lucha de las mujeres por alcanzar la igualdad de género», afirmó.

Sin embargo, Yamaguchi marcó distancias y señaló que todavía no hay indicios de que el gobierno vaya a tomar una posición clara para ayudar a que las mujeres tengan trabajos más seguros, por ejemplo.

Un asunto que promete crear polémica es el llamado de Koizumi a revisar la Constitución para cambiar los límites de Japón sobre autodefensa colectiva. «Una revisión de la constitución sería ideal», declaró este martes ante el Parlamento.

La semana pasada, el primer ministro reveló su controvertida intención de visitar el Mausoleo de Yasukuni el 15 de agosto, el día en que Japón se rindió ante Estados Unidos y marcó así el fin de la segunda guerra mundial.

Koizumi ya había prometido durante su campaña visitar el mausoleo, donde yacen los cuerpos de soldados japoneses, acusados de haber cometido crímenes de guerra. Esto preocupó a los países vecinos.

«Sus palabras revelan su línea conservadora. Esto no es bueno para Japón, que debe reformarse», subrayó Yamaguchi.

Existe polémica también por una serie de libros de texto para escolares impulsados por el gobierno, y que según críticos tergiversan la verdad sobre las atrocidades cometidas por los japoneses en la segunda guerra mundial.

Grupos feministas se oponen a los libros, que no hacen mención a las 200.000 mujeres asiáticas que fueron sometidas a esclavitud sexual por parte del ejército imperial japonés.

La semana pasada, Koizumi se mantuvo firme en su posición y señaló que los libros no podrán «ser revisados de nuevo», luego de que sean aprobados por el Ministerio de Educación.

Sin embargo, intentó aplacar el malestar de Corea del Sur, uno de los países que se consideraron ofendidos por los libros. «Debemos tomar en cuenta lo que la república de Corea señala y estudiar qué podemos hacer en el futuro, ya que hay diferencias entre los historiadores de ambas partes», aclaró Koizumi.

Otros activistas sostienen que Koizumi debe dedicarse a reformar las políticas de asistencia internacional de Japón.

«Está más interesado en dar una imagen de transparencia. No hay sustancia en sus declaraciones. No hay nada sobre sus relaciones internacionales», dijo Teruko Otsuka, de la Organización de Recursos de Asia Pacífico.

«Koizumi no es un reformador en el verdadero sentido de la palabra», dijo por su parte el periodista independiente Shinichi Sano. (FIN/IPS/tra-en/sk-js/js/rp/aq/ip/01

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