ENERGIA-EEUU: Plan de Bush tendrá repercusión internacional

La nueva estrategia para asegurar el suministro de energía que anunció esta semana el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, tendrá amplias repercusiones comerciales, políticas y diplomáticas, pese a su alcance en apariencia limitado.

En lo nacional, el plan presentado el jueves recomienda aumentar la producción y la infraestructura de energía e incentivar la conservación y eficiencia de los combustibles, para evitar lo que Bush describió como «un futuro oscuro» presagiado por los frecuentes apagones en el estado de California.

En el exterior, la nueva política exhorta a «fortalecer alianzas comerciales, profundizar el diálogo con los principales productores de petróleo y aumentar la producción petrolera en el hemisferio occidental, Africa, el mar Caspio y otras regiones con abundantes recursos».

También prevé «prospecciones costa afuera y producción en la cuenca del Atlántico, desde las costas de Canadá hasta el Caribe, Brasil y Africa occidental».

El plan, elaborado por un grupo de trabajo dirigido por el vicepresidente Dick Cheney, es objeto de un intenso debate en el Congreso, y nadie sabe cuántas de sus 105 recomendaciones se transformarán en ley.

La propuesta de 163 páginas, titulada «Energía confiable, accesible y ambientalmente sustentable para el futuro de Estados Unidos», adopta un enfoque muy amplio al tratar la energía como un imperativo doméstico y un medio para proyectar la influencia de Washington en el mundo.

«Un trastorno importante en la oferta mundial de petróleo afectaría adversamente nuestra economía y nuestra capacidad de promover objetivos económicos y diplomáticos clave», advierte.

Uno de esos objetivos es la apertura de mercados para inversores estadounidenses. De acuerdo con ello, el plan exhorta a «respaldar iniciativas para que Arabia Saudita, Kuwait, Argelia, Qatar, Emiratos Arabes Unidos y otros proveedores abran sus sectores de energía a la inversión extranjera».

Así mismo, insta a presionar más «a los miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) a abrir los mercados elegibles para la participación privada en todos los servicios de energía, desde la exploración hasta el consumo final», y a asegurar «el acceso sin discriminación para los proveedores extranjeros».

El gobierno también recomendó insistir en que los miembros de la OMC, de la eventual Area de Libre Comercio de las Américas y del foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico garanticen «un marco regulatorio a favor de la competitividad en los servicios de energía».

Los principales proveedores de petróleo de Estados Unidos el año pasado fueron Canadá, Arabia Saudita, Venezuela, México, Nigeria, Irak, Colombia, Noruega, Gran Bretaña y Angola.

El informe exhorta a una mayor integración de los mercados de energía de Estados Unidos, Canadá y México en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

También recomienda que el gobierno «concluya negociaciones con Venezuela sobre un tratado bilateral de inversión y proponga consultas formales sobre energía con Brasil, con el fin de mejorar el clima para el creciente flujo de inversiones en energía entre Estados Unidos y cada uno de esos países».

Así mismo, la estrategia insta a «fortalecer el Foro Estados Unidos-Africa de Cooperación Comercial y Económica y el proceso ministerial sobre energía entre ambas partes».

El informe destaca cuatro áreas de importancia en Africa para las compañías petroleras estadounidenses.

Esas cuatro áreas son «el clima para el comercio, las inversiones y las operaciones estadounidenses en la industria del gas y el petróleo» en Nigeria, el Consorcio de Energía de Africa Occidental y el gasoducto asociado, el oleoducto y gasoducto Chad- Camerún y la creciente industria petrolera offshore de Angola.

En la región del Caspio, con reservas estimadas de unos 20.000 millones de barriles (principalmente en Azerbaiján y Kazajistán), la exploración continúa y las reservas probadas probablemente aumenten en forma significativa, dice el documento.

El grupo de trabajo recomendó que el gobierno respalde la construcción del oleoducto Baku-Tblisi-Ceihan y establezca «las condiciones comerciales que permitan a las compañías petroleras con actividades en Kazajistán exportar su crudo a través de ese oleoducto».

También instó a respaldar a los inversores privados para «desarrollar el gasoducto de Shah Deniz, como forma de ayudar a Turquía y Georgia a diversificar sus fuentes de gas natural y a Azerbaiján a exportar su gas», y estimular a Grecia y Turquía a vincular sus sistemas de gasoductos.

Tal vinculación permitiría un flujo directo desde la región del Caspio hasta Europa.

En cuanto a los embargos petroleros dispuestos por Estados Unidos o las Naciones Unidas, el informe sostiene que «pueden ser una importante herramienta de política exterior», pero «deben ser revisados periódicamente para asegurar su efectividad y minimizar su costo para los intereses nacionales».

Esta declaración podría ser un rayo de esperanza para Irán, que el año pasado anunció que un consorcio chino-suizo había obtenido fondos de bancos franceses para construir un oleoducto desde el mar Caspio hasta un suburbio de Teherán, su capital.

El proyecto incluiría no sólo extracción y transporte de petróleo, sino también refinación, informaron analistas privados de Stratfor, Inc.

El anuncio fue considerado un desafío para las sanciones de Estados Unidos y su influencia en la región del Caspio, donde Rusia, Irán, China y Francia se han convertido en protagonistas.

El grupo de trabajo recomendó también aumentar las exportaciones de tecnologías «limpias», un mercado lucrativo en el que las empresas nacionales reciben ayuda del Departamento de Comercio y de USAID, la agencia estadounidense para el desarrollo internacional. (FIN/IPS/tra-en/if-en/aa/mlm/01

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