EEUU: Enemigo de la ONU ocupará alto cargo en cancillería

El Senado de Estados Unidos confirmó a un fuerte crítico de la ONU para un alto cargo en el Departamento de Estado (cancillería), cinco días después de que Washington fuera excluido de dos importantes comisiones del foro mundial.

Por 57 votos contra 43, el Senado confirmó a John Bolton como subsecretario de Estado de Control de Armas y Seguridad Internacional, luego de obtener el firme apoyo del presidente del Comité de Relaciones Exteriores de la cámara alta, el derechista Jesse Helms.

El cargo figura entre los seis principales del Departamento de Estado.

El nombramiento de Bolton ha sido el más polémico que hiciera el presidente George W. Bush en materia de política exterior, debido a su férrea oposición a la ONU (Organización de las Naciones Unidas), a los tratados de desarme y al multilateralismo en general.

La confirmación de Bolton seguramente reforzará la idea generalizada de que el gobierno de Bush se encamina al unilateralismo (políticas no concertadas) en el ámbito de las relaciones exteriores.

La semana pasada, los miembros del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (Ecosoc) excluyeron a Washington de la Comisión de Derechos Humanos y de la Junta Internacional de Control de Narcóticos, hechos sin precedentes en la historia del foro mundial.

Analistas en este país consideran que ambas exclusiones constituyeron un contragolpe de los aliados europeos de Washington al unilateralismo de Bush, sobre todo con respecto del recalentamiento planetario, el desarme y los derechos humanos.

Las dos votaciones secretas tomaron por sorpresa al gobierno estadounidense. «Pueden existir problemas sobre cómo nos manejamos. Algo está ocurriendo allí afuera», reconoció el portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher.

Bolton, abogado que actuó como subsecretario de Estado en organizaciones internacionales para los gobiernos de Ronald Reagan y George Bush, es la quintaesencia del unilateralista.

Niño mimado de la extrema derecha, Bolton fue vicepresidente del American Enterprise Institute, un centro de investigación que incluye entre sus miembros a la ex embajadora de Reagan ante la ONU, Jeane Kirkpatrick, y a otros funcionarios del gobierno de Reagan.

«El mundo podrá ver, si el Senado lo confirma, que el nombramiento de Bolton es otro indicio de la línea dura del presidente y su política unilateralista», advirtió el senador Byron Dorgan, uno de sus rivales, el día previo a la votación.

El gobierno habla de «abandonar el tratado contra los misiles balísticos e instalar un desestabilizador sistema de defensa nacional contra misiles, suspender negociaciones con Corea del Norte, oponerse al tribunal penal internacional y la convención internacional contra las minas terrestres», agregó.

Bolton se identifica con la extrema derecha del gobernante Partido Republicano, que considera a la ONU y casi todas las instituciones multilaterales como una amenaza permanente a la soberanía y el bienestar de Estados Unidos.

En 1994, por ejemplo, Bolton afirmó que «no existe tal cosa como las Naciones Unidas. Existe una comunidad internacional que ocasionalmente puede ser dirigida por la única potencia real que aún queda en el mundo, y esa es Estados Unidos, cuando nos conviene y conseguimos que otros nos sigan».

«Si el edificio de la secretaría de la ONU en Nueva York perdiera diez pisos, no haría ninguna diferencia», agregó.

El senador Paul Wellstone criticó esas declaraciones durante el debate sobre la confirmación de Bolton. Esas palabras «son vistas por el resto del mundo como arrogantes, conflictivas y condescendientes. Hacen más difícil el liderazgo de Estados Unidos en el mundo», declaró.

Cuando Washington estuvo a punto de perder el derecho al voto en la Asamblea General de la ONU por la deuda de 1.000 millones de dólares contraída con el foro mundial, Bolton sugirió en 1998 que esa posibilidad convendría a Estados Unidos.

Cuando el Senado rechazó en 1999 el Tratado de Prohibición Integral de las Pruebas Nucleares, Bolton señaló que «era una señal inconfundible de que Estados Unidos rechaza las protecciones ilusorias de tratados imposibles de cumplir».

Calificó a los partidarios del tratado como «personas equivocadas que siguen una línea de pensamiento tímida y neopacifista».

«Soy consciente de que algunos piensan así. Esas personas no deben estar encargadas de promover el desarme» en nombre del gobierno, declaró el senador Joe Biden, integrante del Comité de Relaciones Exteriores del Senado.

Bolton también es contrario a prohibir las minas terrestres y a crear el tribunal penal internacional para procesar crímenes contra la humanidad, entre otros delitos, porque sostiene que serían amenazas a la soberanía estadounidense.

También se opuso a la participación de Estados Unidos en fuerzas de paz internacionales, sobre todo aquellas organizadas por la ONU.

Ultimamente, Bolton se opuso al acuerdo marco de 1994 entre Washington y Corea del Norte por el cual Pyongyang acordó detener su programa nuclear, y argumentó contra todo plan para el cese de las exportaciones de misiles norcoreanos a otros países a cambio de la ayuda estadounidense y la normalización de las relaciones con este país.

«Corea del Norte debe saber que nos es indiferente si llegamos a tener relaciones diplomáticas 'normales' con ella, y que lograr esa meta les conviene por entero a ellos, no a nosotros», dijo en 1999.

Ese mismo año propuso que Washington se preparara para reconocer la independencia de Taiwan, considerada una provincia rebelde por China, y dijo que las amenazas de acción militar por parte de Beijing contra la isla en caso de que esta declarara la independencia eran una «fantasía». (FIN/IPS/tra-en/jl/aq/ip/01

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