El gobierno de México recetó hoy un apretón fiscal y un ajuste de la meta de crecimiento anual de siete a tres por ciento o menos, con el objetivo de hacer frente a la ola de frío que llega de la economía de Estados Unidos.
Con las medidas anunciadas, la promesa de un crecimiento anual de siete por ciento hecha por el presidente Vicente Fox en su campaña electoral quedó postergada y, con ella, muchos de sus compromisos, coincidieron observadores.
Pero no se puede hacer otra cosa si se quiere evitar una crisis futura, advirtió el gobierno.
Estados Unidos, país al que México destina más de 85 por ciento de sus exportaciones, afronta una desaceleración económica que impacta en todo el mundo y más a sus vecinos, dijeron funcionarios.
«Crecer a contracorriente del ciclo mundial pondría en peligro el equilibrio de las cuentas externas» y «podría elevar las tasas de interés, lo que a la postre se traduciría en pérdida de empleos, pérdida de crecimiento y mayor inflación», declaró el coordinador de Políticas Públicas de la Presidencia, Eduardo Sojo.
Para capear el temporal, la receta de Fox incluye recortar ahora el gasto público en alrededor de 300 millones de dólares sobre un presupuesto de más de 100.000 millones, y elevar aun más ese ajuste en lo que resta del año.
Además, adoptó estrategias para aceitar la operación de la administración pública y disminuir la carga burocrática para trámites de creación de empresas y entrega de créditos. Además, anunció mayor apoyo a la construcción de vivienda y facilidades para invertir en generación eléctrica.
La estrategia se complementa con el impulso a la aprobación de la reforma fiscal que el gobierno propuso al parlamento. El proyecto, que procura mejorar la eficiencia de la recaudación de impuestos, se mantiene congelado ante la ola de críticas que recibió por incluir impuestos a alimentos, medicinas y libros.
Tras conocer las última medidas del gobierno, opositores de izquierda acusaron a Fox de engañar a la población aplicando las mismas recetas económicas del ex presidente Ernesto Zedillo (1994- 2000), último gobernante de los 71 años de administraciones encabezadas por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Durante la gestión de Zedillo, cuando México se enfrentó con la peor crisis económica en 50 años, se realizaron cuatro recortes al gasto público y se aceleró la venta de activos del Estados.
Ante los cambios en el mundo, el gobierno y la sociedad deben responder con responsabilidad, expresó Sojo. No hay crisis, pero el país no puede ignorar que Estados Unidos, principal socio de México, experimenta una desaceleración económica, sostuvo el funcionario
Con las medidas de Fox, quien llegó a la Presidencia en diciembre prometiendo revolucionar la marcha del país y con el signo de ser el primer mandatario ajeno al PRI en siete décadas, muchas de las ofertas electorales quedaron en suspenso.
Construir «foxilandia», palabra con la que los políticos locales bautizaron al mundo ideal que ofreció Fox en su campaña, esa ahora un sueño, dijo Guillermo Corral, miembro del izquierdista Partido de la Revolución Democrática.
Crear más de medio millón de empleos al año, alcanzar un crecimiento económico de siete por ciento anual y doblegar la curva de la pobreza son ideales de campaña difíciles de cumplir, apuntó el analista financiero Enrique Quintana.
México, que necesita crear más de un millón de empleos al año para atender la demanda de la fuerza laboral, tiene a más de la mitad de su población de 100 millones debajo de la línea de pobreza.
No obstante los problemas derivados del enfriamiento de la economía de Estados Unidos y de la caída de las expectativas de crecimiento, México no está en crisis ni cerca de sufrir una, expresó Claudio González, presidente del Consejo Coordinador Empresarial.
Pero el analista político Rafael Loret afirmó que la situación actual ya es de crisis. La gran pérdida de empleos en el primer trimestre de este año es un claro signo de ello, sostuvo.
Hay problemas, pero sobre todo hay signos alentadores «en la nueva fortaleza que ha adquirido la economía mexicana», lo que aleja al país de una crisis y lo coloca en mejor situación que otros en el mundo, afirmó Sojo.
La inflación bajó de nueve a siete por ciento y las tasas de interés cayeron cuatro puntos desde enero. Además, las ventas al por menor aumentaron 7,8 por ciento en los dos primeros meses, las reservas internacionales están en 40.000 millones de dólares, las más altas de la historia, y la moneda se mantiene fuerte.
Pero en el primer trimestre se perdieron también 115.000 empleos formales, de enero a febrero las ventas al por mayor cayeron 2,1 por ciento, el crecimiento económico entre enero y marzo sólo fue de dos por ciento, frente al 7,7 por ciento de igual período del 2000, y las exportaciones van en descenso.
«Los mercados internacionales diferencian a México de las demás economías emergentes. Prácticamente las perturbaciones financieras internacionales que se han sentido en los últimos meses en el mundo no han tenido impacto en el país», sostuvo Sojo.
Tanta es la confianza en México, que el Fondo Monetario Internacional ofreció una línea de crédito exclusiva para «aquellos países que conducen su economía de manera responsable», añadió.
Pero ningún país puede aislarse de lo que está pasando en la economía mundial, y México no es la excepción, expresó el funcionario. (FIN/IPS/dc/mj/if/01