Grupos de activistas contra la globalización de la economía consideraron una gran victoria que el Banco Mundial cancelara por temor a protestas callejeras una reunión que había previsto realizar a fines de junio en España.
Las autoridades del Banco anunciaron que la Conferencia Anual de Bancos sobre Desarrollo Económico (ABCDE, por sus siglas en inglés), en la ciudad oriental española de Barcelona, se realizará mediante Internet, la red mundial de computadoras.
La agenda de la ABCDE incluye el análisis de la globalización y de su impacto sobre el desarrollo durante la última década, en especial en América Latina y el Caribe.
«Este gran éxito demuestra que la legitimidad del Banco no es cuestionada sólo por unos pocos agitadores en Washington, sino por la sociedad civil mundial», dijo el lunes Njoki Njoroge Njehu, de 50 Años es Suficiente, una red de organizaciones no gubernamentales (ONG) opuesta al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional (FMI).
En las reuniones de la ABCDE sólo participan unos pocos cientos de académicos, pero es frecuente que asistan a ellas funcionarios gubernamentales e integrantes de grupos de la sociedad civil.
Las dos últimas conferencias se llevaron a cabo en Francia sin que se produjeran incidentes.
«Tratamos de ponernos en contacto con grupos que planeaban realizar protestas e invitarlos a participar en la conferencia, pero muchos de ellos no deseaban intervenir en el debate ni hacer aportes constructivos, sino sólo impedir que la reunión se llevara a cabo», aseguró Caroline Anstey, portavoz del Banco.
«No quisimos que académicos de todo el mundo y nuestros anfitriones españoles fueran víctimas de la situación», añadió.
El 29 de marzo, en Helsinki, un activista contra la globalización aplastó una torta de crema sobre la cara del presidente del Banco, James Wolfensohn, durante una conferencia de prensa.
El año pasado, la reunión anual de directores del Banco Mundial y el FMI, realizada en Praga, terminó un día antes de lo previsto tras violentas protestas callejeras.
Campaña Contra el Banco Mundial, el grupo coordinador de las protestas que iban a realizarse en Barcelona, sostuvo que la cancelación de la conferencia fue «un éxito sin precedentes del movimiento contra la globalización capitalista».
Las protestas contra la globalización alcanzaron su mayor magnitud hasta el momento a fines de 1999, durante la III Conferencia Ministerial de la Organizacion Mundial del Comercio (OMC), realizada en la ciudad noroccidental estadounidense de Seattle, donde se congregaron entre 30.000 y 40.000 activistas.
Esa conferencia terminó sin acuerdos, y desde entonces no se ha lanzado una nueva ronda de negociaciones internacionales sobre comercio, pero protestas posteriores durante reuniones del Banco y el Fondo no tuvieron el mismo impacto.
Activistas se propusieron impedir la reunión conjunta de ambas instituciones realizada en abril de 2000 en Washington, pero no tuvieron éxito y la cantidad de manifestantes fue menor.
«Impedir que esa reunión se llevara a cabo era una meta menos importante que la de crear conciencia», arguyó el analista económico y activista contra la deuda externa Patrick Bond.
Una consecuencia importante de las protestas en Washington fue el lanzamiento de una campaña de boicot contra bonos emitidos por el Banco Mundial para financiar la mayor parte de su presupuesto, sostuvo.
«No se trata sólo de interrumpir la realización de reuniones. Eso es lo más fácil, y la mayor tarea es interrumpir la implementación de políticas perjudiciales», afirmó Njehu.
Los activistas contra la globalización se oponen en especial a la actividad de las firmas multinacionales y a los acuerdos internacionales sobre comercio e inversiones.
A mediados de los años 90, Internet fue usada por esos activistas para sostener que grandes compañías como Nike, de calzado deportivo, Gap, de vestimenta, y Starbucks, de café, empleaban trabajo infantil, explotaban a sus trabajadores y reprimían los intentos de formar sindicatos.
Quienes protestan contra el Banco Mundial alegan que esa institución ha impulsado en países en desarrollo reformas económicas que no benefician a los pobres, y colaborado con regímenes antidemocráticos.
«Uno de los logros del movimiento es que ahora la gente común sabe más que antes acerca de la globalización, sus beneficios y sus costos, y cuestiona ese proceso», afirmó Tamar Gutner, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Americana de Washington.
Las protestas contra la globalización continuarán, en especial durante reuniones «en las cuales participen altos funcionarios de gobiernos o corporaciones», advirtió el Servicio de Inteligencia de Seguridad de Canadá en un informe preparado antes de la Cumbre de las Américas, realizada el mes pasado en la ciudad sudoriental canadiense de Seattle.
Encuentros internacionales como los del FMI o las cumbres del Grupo de los Ocho (G-8) «atraerán a gran número de personas con intenciones de protestar en forma pacífica, y también a los predispuestos a actividades violentas», afirmó.
Integran el G-8 Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia.
Críticos del movimiento contra la globalización, que incluye a ONG, grupos de presión y a algunos extremistas violentos, han señalado que su heterogénea composición determina que no tenga objetivos claros.
«Sé contra qué están, pero no sé a favor de qué están», comentó el ministro de Finanzas de Sudáfrica, Trevor Manuel. (FIN/IPS/tra- eng/gm/cr/mp/if/01
