CINE-BRASIL: Festivales fomentan sueños de gran producción

Lidio Sohn se destacó en el quinto Festival de Cine y Vídeo de Curitiba, sur de Brasil, por su calva y su barba «candado» (bigote y mentón), pero en especial por su historia y edad superior a colegas que sueñan vivir de la cinematografía.

Sohn, a los 48 años, participó en la muestra competitiva de vídeo del lunes al sábado pasado, con «Inevitablemente», sobre el tiempo y la vejez, basada en un poema de su mujer, Pilar de Zayas Bernanos.

«Soy el único representante de la Amazonia», dijo Sohn a IPS con una mezcla de orgullo y lamentación.

«Me siento un exilado», pues es muy difícil hacer cine o vídeo en el norte del Brasil, sin condiciones técnicas y con escaso apoyo de los gobiernos locales, comentó, al admitir la tentación de volver a una gran ciudad donde haya mejores condiciones técnicas y financieras para la producción audiovisual.

Sohn vive en Ariquemes, interior del estado de Rondonia, en el noroeste de Brasil y fronterizo de Bolivia, un municipio que «llegó a tener 150.000 habitantes en los años 80 y hoy bajó a 100.000».

El videasta hizo lo contrario a lo que marcan los flujos migratorios brasileños, ya que salió a fines de los años 70 de Sao Paulo, donde se dedicaba a la artesanía, las artes plásticas y la música, para acompañar a su suegro en una aventura empresarial en Rondonia.

En Ariquemes se convirtió en un dinamizador cultural, dirigiendo un centro que «alcanzó a tener 500 alumnos» de teatro, música y otras artes. Además se dedicó a realizar vídeos de ficción y documentales a partir de 1987, sumando siete obras hasta ahora.

Sohn se sumó así a la tribu de jóvenes autores que participan en los numerosos festivales de cortometrajes, diseminados por todo Brasil en los últimos años.

Sin embargo, se distingue de ellos por su intención de llevar nuevas perspectivas al interior del país, a partir de su experiencia en la gran metrópoli paulista.

Todos los realizadores participantes en la muestra se quejaron de las dificultades para hacer películas y vídeos, con las cuales disputan premios que puedan abrir paso a sus carreras, como conquistas que aseguren financiación a sus nuevos proyectos.

Gisela de Mello, directora de «Celia y Rosita», ganadora del premio principal del Festival de Cine, Vídeo y Cine Digital de Curitiba, remarcó que le «costó mucho trabajo» concretar la película.

«Por momentos estuve a punto de desistir», dijo, a la vez que festejaba el automóvil conquistado como premio.

Después de Curitiba, muchos realizadores tratarán de concurrir a los festivales de Sao Luis, en el nordeste brasileño, de Florianópolis, en el sur, de Brasilia y Belo Horizonte, en el centro, además de los que se realizan en Río de Janeiro y en Sao Paulo, en la lucha por un reconocimiento de sus obras.

Flavio Baroni, autor de «Coda», filme sobre un maestro frustrado por no lograr componer una música inmortal, ya tiene previsto asistir a dos festivales en los próximos dos meses.

Pero, Baroni no sabe aún como se las arreglará para viajar de Sao Paulo, donde vive, a Sao Luis. La opción que tiene es un recurrir a un pasaje aéreo «demasiado caro» o viajar tres días en autobús.

En general, los competidores viajan pagando el boleto de su bolsillo o reciben sólo un pasaje de autobús, como es la regla de Curitiba, aunque sus obras estén entre las seleccionadas y sean, por tanto, el alma del festival.

Curitiba, capital del sureño estado de Paraná, pudo ver durante la semana pasada 115 obras audiovisuales, que incluyeron 20 filmes latinoamericanos y franceses, en una muestra paralela de Cine Latino, y ocho largometrajes brasileños elegidas por su importancia, algunos en calidad de preestreno.

La juventud es una característica común de los participantes, en especial entre los autores de vídeo, evaluó Isa Castro, veterana directora y productora de varias películas e integrante del jurado de admisión, que examinó las 350 obras inscriptas, todas de cortometraje, para seleccionar las 86 competidoras.

«Los jóvenes tienen más osadía, buscan innovaciones», dijo Castro a IPS, al explicar que en la selección se tuvo en cuenta como criterios principales el «lenguaje no convencional, original y creativo» y su adecuación al medio elegido.

En la quinta edición del Festival, que inauguró el Cine Digital como nueva categoría, se pudo observar que este nuevo medio es más bien utilizado para abaratar una película y no para aprovechar sus recursos, pese a que permite mayor agilidad de imágenes, entre otras cosas, sostuvo Castro.

Agregó que la tendencia aparente es que los nuevos autores prefieren la «ficción por la ficción», abandonando las preocupaciones sociales o políticas presentes en los documentales, por ejemplo, y en fases anteriores del cine brasileño.

La esperanza de los cineastas es que los variados festivales contribuyan a descentralizar la producción audiovisual, ya favorecida por las facilidades del vídeo, e impulsen el cine brasileño, incluso con la consolidación de una nueva generación de exitosos realizadores. (FIN/IPS/mo/dm/cr/01

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe