CAMBIO CLIMATICO: Todas las baterías contra Exxon Mobil

Ambientalistas británicos y estadounidenses, ante la falta de un acuerdo mundial sobre cambio climático, unieron sus fuerzas contra la empresa petrolera Exxon Mobil, baluarte de la resistencia al Protocolo de Kyoto.

Los activistas intentan, mediante el boicot y campañas para incidir en la reunión anual de accionistas de Exxon Mobil, que se realizará el 30 de este mes, obligar a la compañía a disminuir su emisión de gases causantes del efecto invernadero.

Grupos ambientalistas dicen que Exxon Mobil, que tiene su casa matriz en Texas y es la mayor empresa petrolera del mundo, se aisló del resto de la industria del sector al negarse a admitir que la quema de combustibles fósiles, como el petróleo, provoca el cambio climático, como concuerdan la mayoría de los científicos.

«Los inversores deben saber que Exxon Mobil se ha convertido en el objetivo más importante de los ambientalistas del mundo», dijo Peter Altman, de la Campaña Exxon Mobil, un grupo de organizaciones religiosas y ecologistas de Estados Unidos.

La compañía asegura estar preocupada por el recalentamiento planetario, pero rechaza de plano el Protocolo de Kyoto, un acuerdo internacional de 1997 que obliga a los países industrializados a reducir colectivamente para 2012 sus emisiones de gases invernadero al menos cinco por ciento por debajo de los niveles de 1990.

«Nos preocupa el cambio climático, pero, como muchos otros (individuos y empresas), no apoyamos el Protocolo de Kyoto, porque tiene grandes deficiencias y será más perjudicial que beneficioso», comunicó Exxon Mobil.

El panorama político para el combate contra el recalentamiento de la tierra se empañó el mes pasado, cuando el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, anunció que su país, responsable de 25 por ciento de la emisión mundial de gases invernadero, no ratificará el Protocolo de Kyoto.

Como consecuencia, la esperanza de recorte de emisiones depende ahora de la decisión individual de empresas automovilísticas, petroleras y productoras y usuarias de carbón y gas.

La mayoría de las grandes compañías petroleras admiten que el recalentamiento planetario es real, que se deben tomar medidas para reducir los gases invernadero y que es necesario utilizar energías limpias y renovables, como la solar.

La firma petrolera holando-británica Royal Dutch Shell creó una compañía de energía renovable por 500 millones de dólares, mientras que British Petroleum Amoco es ahora la mayor fabricante de sistemas de energía solar.

Los activistas promueven dos mociones para la reunión anual de accionistas de Exxon Mobil, en un intento de modificar la actitud de la firma respecto del cambio climático y hacer que inverta en energía renovable.

En la reunión del año pasado, casi ocho por ciento de los accionistas votaron a favor de la primera moción, que exhortaba a considerar factores extra financieros, entre ellos sociales y ambientales, al determinar compensaciones para altos ejecutivos.

Seis por ciento de los accionistas votaron por la segunda moción, que obligaba a la compañía a desarrollar una política para la promoción de energía renovable. La Comisión de Bolsas e Intercambio de Estados Unidos exige sólo tres por ciento de los votos para que las propuestas puedan ser presentadas por segundo año consecutivo.

No hay votos suficientes para aprobar estas mociones, pero la intención es por ahora llamar la atención sobre el problema y enviar un «claro mensaje» a la dirección de la compañía, explicó Altman.

Las propuestas ganan popularidad, según los activistas. La semana pasada, el Sistema de Retiros de California y el Sistema de Retiros de Nueva York, dos de los fondos de pensión más grandes del país, anunciaron su apoyo a las dos mociones.

Cada fondo de pensión tiene una participación de menos de uno por ciento en Exxon Mobil. Sin embargo, los activistas creen que su apoyo es importante, ya que figuran entre los 30 mayores accionistas de la compañía.

«Está claro que los inversionistas comienzan a entender que la actitud de Exxon Mobil ante el cambio climático no concuerda con sus intereses», afirmó Patricia A. Daly, de las Hermanas Dominicas de Nueva Jersey, un grupo religioso que integra la Campaña.

Mientras, grupos ambientalistas británicos, entre ellos las oficinas locales de Greenpeace y de Amigos de la Tierra, instaron la semana pasada al público a no utilizar las estaciones expendedoras de combustible de Esso, subsidiaria de Exxon Mobil.

«Esso es el villano número uno del mundo en lo que se refiere al cambio climático», manifestó Stephen Tindale, director ejecutivo de Greenpeace Gran Bretaña.

Los grupos británicos advirtieron que continuarán con el boicot hasta que Esso se comprometa a apoyar el Protocolo de Kyoto. Disponen de publicidad gratuita, gracias al apoyo de celebridades como la estrella pop Annie Lennox y la popular cadena de tienda de cosméticos Body Shop.

Sin embargo, Esso sostiene que la movilización es contraproducente y perjudicará a los empleados locales.

Sofi Foale, portavoz de la firma en Gran Bretaña, se negó a informar el impacto económico que significaba la campaña. «Es política de la empresa no revelar ningún dato sobre nuestras ventas», explicó.

En una respuesta escrita al boicot, Exxon Mobil destacó su apoyo a la investigación sobre cambio climático en varias instituciones científicas, con el objetivo de «ayudar a entender mejor el asunto, determinar con mayor acierto su impacto y diseñar políticas de acción apropiadas».

Pero los críticos aseguran que la compañía financia sólo una parte menor de los estudios científicos, y especialmente a los investigadores que son escépticos ante la teoría del recalentamiento de la tierra.

Exxon Mobil donó 10.000 dólares en 1998 al Proyecto de Política Científica y Ambiental de Estadfos Unidos, que está dirigido por Fred Singer, quien discrepa de la teoría del cambio climático.

La firma también entregó unos 65.000 dólares a la Fundación de Investigación Económica Atlas, que elogia a Singer en su sitio web y comparte con él sus instalaciones.

Exxon Mobil también patrocinó al Centro para el Estudio del Dióxido de Carbono y el Cambio Climático, el Instituto de Investigación del Pacífico para Políticas Públicas y el programa de Recursos Ambientales y Naturales del Instituto Cato.

Todos esos instituos son contrarios a la teoría dominante sobre el cambio climático, aseguran los ambientalistas. (FIN/IPS/NA/EN/dk/aa/en/rp-ff/01

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