/BOLETIN-DD HH/ YUGOSLAVIA: Crímenes de guerra sin censura

La población de Serbia comienza a enterarse de los crímenes de guerra cometidos por el régimen de Slobodan Milosevic contra la comunidad de origen étnico albanés en la provincia de Kosovo, durante los bombardeos de la OTAN en 1999.

Hace dos semanas, un buzo de Kladovo, una pequeña ciudad junto al Danubio, 250 kilómetros al este de Belgrado, reveló cómo participó en el rescate de un camión sumergido en el río en el cual había decenas de cadáveres de albanokosovares.

El buzo profesional Zivojin Djordjevic dijo que la policía lo llamó el 6 de abril de 1999 para trabajar en el rescate de lo que «parecía un accidente de tránsito más».

Djordjevic vio bajo las aguas un camión refrigerador Mercedes Benz verde. Una gran piedra estaba alojada sobre el acelerador, y el cuerpo del conductor había desaparecido.

El camión tenía matrícula de la ciudad kosovar de Pec, llevaba el nombre de una firma albana y su número telefónico. Pec se encuentra a 388 kilómetros al sur de Belgrado, la capital de la República Federal de Serbia.

Una grúa de la cercana planta hidroeléctrica de Djerdap se utilizó para extraer al camión del río.

«Cuando abrimos el compartimiento del refrigerador comenzaron a caer los cadáveres de mujeres, niños y ancianos. Algunas de las mujeres estaban vestidas con el salvare, la vestimenta tradicional musulmana. Y algunos niños y ancianos estaban desnudos», recordó Djordjevic.

Las fuerzas de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) bombardearon Serbia durante 11 semanas a partir de marzo de 1999, a raíz de la política de represión del régimen de Milosevic contra los dos millones de albanokosovares.

Durante los bombardeos las fuerzas de seguridad serbias expulsaron a más de 800.000 habitantes de origen étnico a países vecinos.

A la vez, 10.000 albanokosovares habrían sido asesinados, según organizaciones de derechos humanos tanto serbias como kosovares. En la provincia se localizaron 500 sitios de ejecuciones sumarias.

Carla del Ponte, fiscal del Tribunal de Crímenes de Guerra para la ex Yugoslavia, con sede en La Haya, indicó que se descubrieron 4.000 cadáveres en tumbas clandestinas en Kosovo.

La versión oficial del régimen de Milosevic sostenía que las fuerzas de seguridad no cometían atrocidades contra los albanokosovares. Los medios de comunicación serbios fueron censurados durante los bombardeos de la OTAN, y se les prohibió transmitir toda noticia de Kosovo.

Varios medios que intentaron cubrir la guerra en Kosovo fueron demandados por el gobierno mientras Milosevic estuvo en el poder, hasta octubre de 2000, cuando perdió las elecciones presidenciales.

En Kladovo, en la tarde del 6 de abril de 1999, los cadáveres fueron cargados en otro camión con paradero desconocido. Cuatro efectivos se encargaron de cavar las tumbas. Por la noche, la policía hizo explotar el Mercedes Benz con 30 kilogramos de explosivos.

El fiscal adjunto de la ciudad cercana de Negotin, Miroslav Srzentic, fue informado sobre el camión. Cuando se disponía a partir para Kladovo en la mañana del 7 de abril, fue detenido por su superior.

«El fiscal, Krsta Manojlovic, me dijo que no habría una investigación», recordó Srzentic. Manojlovic, actualmente retirado, se negó a hablar con IPS.

Pero para Djordjevic, el buzo, «finalmente llegó la hora de decir la verdad sobre el camión».

Decenas de asombrados radioescuchas llamaron a las emisoras de radio de Belgrado luego de la trasmisión del programa sobre Kladovo. Milosevic «pudo habernos ordenado que guardáramos silencio. Pero sabíamos que ocurrían cosas malas», dijo un ciudadano que llamó a la estación Belgrado B92.

«Es alentador ver que el público reaccione abiertamente sobre el caso», señaló Natasa Kandic, del Centro de Derecho Humanitario, uno de los grupos de derechos humanos más respetados de Serbia.

La verdad sobre este caso podría conducir a la batalla final para revelar los crímenes de Milosevic contra la población no serbia en la última década. En la ex federación yugoslava se libraron cuatro guerras en la década de 1990, mientras Belgrado justificaba su participación para «defender los intereses nacionales serbios».

«Me temo que este sea sólo el primer caso de muchos», dijo a la prensa Goran Vesic, asesor del ministro del Interior. «Es un escándalo y causa estupor saber que personas de otros organismos del Estado participaron en el asunto».

La policía serbia comenzó a investigar las acusaciones de crímenes de guerra y ya destituyó a dos jefes de policía por su participación en el encubrimiento. (FIN/IPS/tra-en/vpz/mn/aq/hd ip/01

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