El gobierno de Sudáfrica, el país de Africa austral que registra menos denuncias de violaciones contra la libertad de prensa, se comprometió a promover de manera activa ante sus pares de la región el respeto de este derecho.
«Pedimos al presidente (sudafricano) Thabo Mbeki su apoyo cuando planteemos cuestiones de interés para la región. Nos contestó que estaba tan comprometido como nosotros con la libertad de prensa», dijo Mathatha Tsedu, portavoz del Foro Nacional Sudafricano de Editores.
Mbeki «nos sugirió que entregáramos la información de las situaciones más preocupantes al Departamento de Asuntos Externos o a la propia Presidencia» y aseguró que su gobierno «utilizaría los canales oficiales para plantear esos asuntos», agregó Tsedu.
«Como organización sudafricana, queremos contar con nuestro gobierno como palanca para impulsar la libertad de los medios de la región», dijo Tsedu. Sudáfrica integra la Comunidad para el Desarrollo de Africa Meridional junto con otros 13 países.
El 3 de mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa, el gobierno de Botswana aceptó la renuncia del director de noticieros del canal estatal de televisión, quien había prohibido la emisión de un documental sobre la ejecución de una condenada a muerte, la sudafricana Mariette Bosch.
El mismo día, las autoridades de Swazilandia prohibieron la circulación de dos diarios, el independiente The Guardian of Swaziland y The Nation, basándose en una ley que permite censurar publicaciones que representan una amenaza a la defensa, la seguridad o la moralidad del país.
Un día después, el gobierno de Botswana retiró toda su publicidad de los diarios independientes The Guardian y The Midweek Sun, lo cual los puede conducir a la quiebra.
En coincidencia con el Día Mundial de la Libertad de Prensa, The Media Institute of Southern Africa (MISA) publicó un informe sobre el estado de la prensa en la región.
El Instituto ubicó los países en una lista según el número de denuncias por violaciones a la libertad de prensa registradas en el último año. «Zimbabwe la encabeza con 46 denuncias», sostuvo el informe de MISA.
Su vecina Sudáfrica, en cambio, es mencionada en el informe sólo para recordar que no se denunció allí ningún hecho de violencia contra periodistas u organizaciones de prensa.
Lesotho, con dos denuncias, fue el país que registró menos después de Sudáfrica.
Pese a que el gobierno de Mbeki y los medios de comunicación mantienen una relación hostil, Tsedu no se mostró preocupado por la situación en su país.
«Se dice que Sudáfrica goza de libertad de expresión y que los diarios pueden escribir sobre lo que quieran, si bien aún existen algunas leyes que queremos derogar. Esto no es nada comparado con los peligros que afrontan los periodistas en otros países del continente, pero debemos seguir vigilantes», dijo Tsedu.
La mayor preocupación del Foro Nacional Sudafricano de Editores se refiere a la sección 205 de la Ley de Proceso Penal de Sudáfrica, que prevé penas de prisión para los periodistas que se nieguen a brindar testimonio ante la justicia sobre asuntos que hubieran cubierto.
Este mecanismo fue impuesto por medio de la ley durante el apartheid, segregación racial institucional en perjuicio de la mayoría negra que acabó en 1994, pero sigue siendo aplicado por los fiscales sudafricanos en los procesos penales.
En Zimbabwe, el ánimo de los medios y los periodistas es mucho más sombrío.
«A menos que cambie la dirigencia política —lo cual no será pronto— hay muy pocas esperanzas para la libertad de prensa en el país», dijo Mike Auret, integrante de organizaciones de periodistas y director de la distribuidora y productora de cine y televisión Sithengi.
Sithengi comercializa en el mundo producciones de cine y televisión de Africa austral. Auret es además uno de los dueños de Capital Radio, una radioemisora independiente cuyas trasmisiones fueron prohibidas en Harare.
«Recurrimos a la justicia por segunda vez para que se levante la censura. Pero aunque creo que la prohibición se levantará, dudo que volvamos a emitir. Si ganamos la batalla, nos enviarán a los veteranos», dijo Auret.
Según decenas de denuncias, los veteranos de la guerra de liberación invaden granjas y empresas e intimidan a los dirigentes y militantes del opositor Movimiento para el Cambio Democrático, en favor del presidente Robert Mugabe y su Unión Nacional Africana de Zimbabwe-Frente Patriótico.
Según el informe de MISA, «lo que llevó a los medios de Zimbabwe a un virtual sitio fueron las violentas elecciones parlamentarias de junio de 2000. El trastorno político y económico del país provocó mucha tensión, que terminó reflejándose en los medios».
«Esto hizo que el gobierno acusara a los medios de actuar en su contra y en perjuicio del país, revirtiendo los logros de la independencia», sostuvo MISA.
Las elecciones presidenciales están previstas para octubre de 2002, por lo cual no se prevé un cese de la crisis política y los ataques a la prensa para antes de esa fecha.
Por otra parte, el asesinato en octubre pasado del mozambiqueño Carlos Cardoso, considerado «el mayor luchador de la libertad de prensa en Mozambique», fue ubicada por MISA como «la peor violación» contra la libertad de prensa en la región.
Zambia, Angola, Swazilandia, Namibia y Malawi tienen un número importante de incidentes, incluyendo atentados explosivos en empresas periodísticas y golpizas a periodistas, en muchos casos a manos de grupos desconocidos.
Los gobiernos de Angola, Malawi, Namibia y Zimbabwe han perseguido o amenazado con acciones legales a los diarios que publican acusaciones de corrupción en su contra.
El estudio registró 182 hechos, que incluyen diferentes formas de violación a la libertad de prensa o procesos que afectan a los medios de Africa austral.
«En suma, el estado de la libertad de prensa en la región aún es frágil y está muy lejos de normalizarse», concluyó el informe de MISA. (FIN/IPS/tra-en/as/mn/dc-mj/hd cr/01