BIRMANIA: Militares radicales obstaculizan diálogo con oposición

Las conversaciones comenzadas hace nueve meses entre la junta militar de Birmania y grupos promotores de la democracia muestran escaso progreso, debido a la resistencia de sectores radicales de la dictadura a compartir el poder con la oposición.

La apertura de las negociaciones fue recibida como el preámbulo de la liberación de cientos de prisioneros de conciencia y de la reanudación de la actividad política de la opositora Liga Nacional por la Democracia (LND), pero nada de eso ocurrió.

El fracaso de las conversaciones se debe aparentemente a diferencias de opinión dentro del gobierno militar de este país asiático limítrofe con Tailandia, Laos, China, India y Bangladesh.

Mientras un sector encabezado por el general Khin Nyunt, jefe de inteligencia militar, es partidario de compartir el poder con grupos opositores, otros militares más radicales se niegan a considerar propuestas que puedan «conducir a procesos incontrolables».

Mientras, crece la frustración entre los activistas birmanos en el exilio por lo que creen falta de transparencia en las negociaciones casi secretas entre la líder de la LND, Aung San Suu Kyi, y el Consejo Estatal para la Paz y el Desarrollo, como se autodenomina la dictadura.

«Se supone que el gobierno está discutiendo el futuro de Birmania y de los birmanos, entonces, ¿por qué no da a conocer al menos los puntos de sus conversaciones?», preguntó Bo Gyi, de la Asociación de Ayuda a Presos Políticos, una organización birmana disidente establecida en Tailandia.

Trascendió que el régimen militar aceptó entablar negociaciones con la LND sólo a condición de mantener en estricto secreto las propuestas.

En ausencia de información, corren diversos rumores por la capital de Birmania, Rangún.

Uno de ellos dice que los militares propusieron entregar el poder a un gobierno de transición encabezado por la LND a cambio de retener el control sobre asuntos domésticos y de defensa y de una representación sustancial en el nuevo parlamento.

Aunque la LND ganó las elecciones generales de 1990 por más de 90 por ciento de los votos emitidos, el régimen militar se negó a entregarle el poder.

«Es difícil imaginar adónde se dirigen las conversaciones, suponiendo que tienen lugar de una manera apropiada, para empezar», comentó Zaw Min, ex activista estudiantil y actual encargado de los asuntos externos del Partido Democrático por una Nueva Sociedad, un grupo opositor birmano.

Por otra parte, informes de fuentes diplomáticas de Rangún indican que, en las últimas semanas, las conversaciones se estancaron debido a la muerte a mediados de febrero del general Tin Oo, un miembro radical de la junta gobernante, opuesto a cualquier plan de compartir el poder.

Tin Oo falleció junto a otros oficiales en un confuso accidente de helicóptero atribuido a un sabotaje de militares rivales, mientras realizaba una inspección a lo largo de la frontera con Tailandia.

Se cree que la muerte de Tin Oo desató una lucha de poder dentro del gobierno y convirtió al diálogo con la LND en un tema de fuertes discrepancias entre los generales.

Varios observadores advirtieron que, aun si las conversaciones produjeran algún tipo de marco para una transición hacia el gobierno civil, habría una fuerte oposición de numerosas minorías étnicas, muchas de las cuales luchan desde hace décadas contra Rangún por la autonomía o la independencia.

Las comunidades minoritarias fueron completamente excluidas de las conversaciones y exigen participación para que las discusiones tengan un verdadero significado político para todos los habitantes de Birmania.

«Las actuales negociaciones entre los militares y la LND son bienvenidas, pero inadecuadas sin la participación de todos los grupos étnicos», declaró Saw Ba Thein, presidente de la Unión Nacional Karen, que desde hace más de medio siglo lucha por la autonomía de la minoría karen.

Según Ba Thein, la mayoría de los grupos étnicos pretenden una Birmania auténticamente federal, donde las minorías sean libres para desarrollarse social y económicamente sin ser dominadas por la mayoría de los birmanos.

La incorporación de las minorías étnicas al proceso de transición podría ser el asunto más contencioso y divisivo en las conversaciones entre la LND y los militares.

Aunque el régimen militar firmó algunos acuerdos de tregua con varios grupos rebeldes, muchos generales creen todavía que las minorías étnicas son poblaciones insatisfechas a reprimir y controlar, sin consideración alguna por sus aspiraciones. (FIN/IPS/tra-en/ss/js/mlm/ip-hd/01

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