JAPON: Nuevo líder deberá reorientar política exterior

El gobernante Partido Liberal Democrático (PLD) de Japón votará este martes la sustitución de su líder, el primer ministro Yoshiro Mori, en medio de un dilema de política exterior.

Hasta no hace mucho, el proceso era bastante predecible, pero la popularidad de un dirigente autodescripto como «inconformista», Junichiro Koizumi, tiene a Japón y al mundo más atentos a la elección que de costumbre.

La consigna de Koisumi, «¡Cambiar al PLD! ¡Cambiar a Japón!», ha entusiasmado de manera sorprendente al público japonés, tradicionalmente conservador.

Sin importar quién gane la elección, si lo que quieren lo japoneses es un cambio, un cambio es lo que verán dentro y fuera del país.

A través del mar de Japón, la perspectiva de reconciliación entre Corea del Norte y Corea del Sur compite con la creciente prosperidad e importancia de China por la atención de Tokio.

Mientras, Estados Unidos continúa generando reacciones políticas mediante incidentes que varían desde actos criminales individuales de militares en las bases de Okinawa y Guam hasta el hundimiento de un buque pesquero japonés por un submarino estadounidense, el pasado febrero.

No menos importante fue la reacción en Asia ante el choque este mes sobre el mar de China meridional de un avión espía estadounidense y un caza chino, que provocó la caída de este último y la desaparición de su piloto.

Los analistas coinciden en que es hora de que Japón reoriente sus relaciones diplomáticas, pero no se ponen de acuerdo en cuál debería ser la nueva orientación.

«La mayoría de los japoneses creen que Japón debe mantener su amistad con Estados Unidos, pero no a cualquier costo», señaló Takashi Inoguchi, profesor de ciencia política de la Universidad de Tokio.

Inoguchi, presidente de la Asociación Japonesa de Relaciones Internacionales y autor de varios libros sobre política exterior, habló el jueves en Washington, D.C. en un foro sobre la política de Tokio hacia Asia, patrocinado por la Fundación Sasakawa para la Paz.

El analista se refirió al énfasis del presidente estadounidense George W. Bush en la alianza de Estados Unidos con Japón y a la preocupación en Asia por la actitud «dura» de Washington hacia China.

«El gobierno de Japón aprueba la política de Bush en muchos sentidos, pero teme por las exigencias que ella implique. Muchas acciones de Estados Unidos en Asia tienen su origen en Okinawa, Japón», dijo.

En la base de Okinawa se encuentran 75 por ciento de los 63.000 soldados estadounidenses estacionados en Japón. Muchos temen que Japón sea «culpado por asociación» por cualquier acción negativa de Estados Unidos en la región.

Japón tiene sus propios problemas regionales que enfrentar, observó Daniel Bob, miembro del Consejo de Relaciones Exteriores (un gabinete de estrategia con sede en Washington) y especialista en asuntos de Asia y el Pacífico, quien habló en el foro de la Fundación Sasakawa.

«Parte de la animosidad histórica de China y Corea hacia Japón no ha sido resuelta. Hasta que eso ocurra, el acercamiento de Japón a cada uno de esos países enfrentará muchas dificultades», vaticinó.

Tokio reconoce esos problemas, y como resultado enfrenta contradicciones en su política exterior.

La presencia militar de Estados Unidos en Asia ofrece tranquilidad a Japón ante la perspectiva de una eventual federación de las dos Coreas. Por otro lado, Tokio siente celos y, en cierta medida, se siente amenazado por los intentos de Washington por cortejar a China.

La «diplomacia de chequera» de Japón hacia China despertó al gigante de Asia, afirmó en el foro Roberto Manning, director de estudios asiáticos del Consejo de Relaciones Exteriores.

«Con el crecimiento económico y la modernización militar de China, se hizo evidente que cualquier cosa que ocurra en ese país será un problema para Japón», sostuvo.

El dilema de Japón es cómo mantener su distancia tradicional de China y ser amistoso con ella, y a la vez seguir siendo aliado de Estados Unidos, según analistas.

«La experiencia del último siglo es que a Japón le va bien cuando está aliado con una potencia marítima», señaló Manning.

En cuanto a una Corea unificada, una vez que ello ocurra, «los chinos no verán con buenos ojos» el aumento de la presencia militar estadounidense, agregó.

«Corea no desea tener que elegir entre Estados Unidos y China. ¿Dónde encaja Japón?», preguntó Manning, y planteó la posibilidad de una situación como ésta: una Corea unificada con capacidad nuclear y alineada con China, y un Japón cada vez más dependiente de Estados Unidos, en medio de una carrera nuclear en Asia.

Pero por ahora, Japón se plantea otra situación, la del predominio de la paz y la democracia en Asia.

Para alcanzar ese objetivo, Tokio deberá superar su parálisis de política exterior. Quienquiera que gane la elección del PLD y se transforme en el próximo primer ministro de Japón, deberá estar preparado para hacer frente a ese desafío. (FIN/IPS/tra-en/ww/ral/mlm/ip/01

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe