CUBA-CANADA: Controversia por derechos humanos afecta a Haití

La controversia entre Cuba y Canadá en materia de derechos humanos determinó la cancelación de un programa conjunto de salud para Haití, según documentos presentados por el presidente cubano Fidel Castro.

El proyecto cubano-canadiense de salud para Haití fue cancelado en 1999 mediante una carta del canciller de Canadá, Lloyd Axworthy, en un tono que Castro calificó de «arrogante, prepotente, injerencista y vengativo».

En respuesta a medidas internas adoptadas por Cuba, Haití nunca recibió 300.000 dólares que Canadá aportaría al programa, aseguró Castro en una en una intervención transmitida por la televisión nacional el miércoles por la noche.

La información sobre el aporte llegó a La Habana por vías extraoficiales, pero había sido la única respuesta de Canadá a la propuesta hecha por el presidente cubano al primer ministro de ese país, Jean Chrétien, durante una visita a la isla en 1998.

«No podía concebir que se nos castigara a costa tal vez de miles de vidas de niños haitianos que habrían podido preservarse, ya que en ese país en ese momento estaban muriendo no menos de 25.000 por año», aseguró Castro.

Según el mandatario, los fondos hubieran podido emplearse en comprar vacunas, que complementaran el trabajo que ya venía haciendo personal de salud cubano en la vecina isla, enviados tras el paso del huracán Georges, en septiembre de 1998.

El motivo principal para que Canadá desistiera de su ayuda sanitaria a Haití habría sido la aprobación de la Ley para la Protección de la Independencia Nacional y la Economía de Cuba y la encarcelación y posterior condena de un grupo opositor en el país.

La norma, aprobada a principios de 1999, tiene entre sus principales objetivos limitar el espacio de acción de las organizaciones disidentes cubanas y sus vínculos con Estados Unidos, y contrarrestar las actividades subversivas.

Canadá también estaba preocupada por el proceso judicial contra el Grupo de Trabajo de la Disidencia Interna, más conocido por el Grupo de los Cuatro, que había distribuido fuera de la isla varios documentos anticastristas.

«He pedido a mis funcionarios que preparen un análisis de las recientes medidas adoptadas por Cuba», asegura la carta enviada por Axworthy al entonces canciller cubano, Roberto Robaina, cuyo texto fue leído por Castro el miércoles.

Según el documento, del 4 de marzo de 1999, Axworthy orientó detener cualquier iniciativa conjunta y el análisis de «la solicitud de Cuba para llevar a vías de hecho la cooperación médica de un tercer país en Haití».

«Ya no hay nada de que lamentarse», comentó Castro en referencia a la ausencia canadiense del programa sanitario haitiano, que hubiera hecho tanta falta en su inicio.

Datos oficiales cubanos indican que en los últimos dos años han trabajado en Haití 861 médicos y técnicos de salud cubanos, que atienden a 62 por ciento de la población de 7,8 millones de personas.

Este año, Japón donó todas las vacunas para que Cuba asumiera la ejecución de la primera campaña masiva que se realiza en Haití para inmunizar a su población contra ocho enfermedades inmunoprevenibles.

La historia sobre la frustrada cooperación bilateral fue examinada por Castro como parte de la ofensiva oficial de su gobierno para «desenmascarar» a los países que apoyaron este mes en Ginebra la resolución de condena contra Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Además, el presidente cubano desmintió al primer ministro de Canadá, quien el día 18 afirmó a la prensa que durante su visita a la isla, hace casi tres años, había pasado horas hablando con Castro sobre derechos humanos.

Pasé «horas y horas tratando de persuadir a Castro» para que firmase algunas convenciones sobre derechos humanos, dijo Chrétien ante una pregunta sobre la exclusión de Cuba de la III Cumbre de las Américas, realizada del 20 al 22 en la ciudad canadiense de Québec.

«Recuerdo muchas cosas de esa reunión y nunca hablamos de eso», dijo Castro, quien leyó un detallado informe sobre cada una de las conversaciones y encuentros que sostuvo con Chrétien durante su presencia en Cuba.

El presidente cubano criticó también duramente a países latinoamericanos, como Costa Rica y Argentina, que apoyaron la condena a Cuba en Ginebra por limitar los derechos de sus ciudadanos, como la libertad de expresión y de oposición política.

Al mismo tiempo, consideró como una «valentía» frente a Estados Unidos la actitud de Brasil, Colombia, Ecuador, México y Perú, que se abstuvieron, y de Venezuela que votó junto a Cuba, contra la resolución promovida en la ONU por la República Checa. (FIN/IPS/da/dm/ip/01

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