COMERCIO-AMERICA: SELA impulsa participación social en ALCA

La complejidad y envergadura del ALCA marcará el destino de América Latina en el siglo XXI y por ello la sociedad civil tiene derecho de reclamar participación, aseguró Otto Boye, secretario del Sistema Económico Latinoamericano (SELA).

Boye dijo a IPS que son «positivas» las peticiones de sindicatos, asociaciones de mujeres, organizaciones no gubernamentales y otros grupos sociales para intervenir en las discusiones de creación del ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas).

«Tienen derecho a hacerlo, porque un acuerdo de esta naturaleza va a afectar a toda la sociedad y, por lo tanto, lo que se decida sobre su destino es algo que tiene que estar claro y sobre la mesa», apuntó.

«Creo que es bueno que la opinión pública empiece con tiempo a preocuparse es tema», agregó el secretario permanente del SELA, organismo regional que no tiene participación formal en las tratativas del ALCA.

Boye insistió en que la envergadura del acuerdo es motivo suficiente para que se debata en el seno de la sociedad de América Latina, el Caribe, Estados Unidos y Canadá.

Las negociaciones para conformar el ALCA entre 34 países del continente (todos, con excepción de Cuba) deben concluir en 2005, según lo recomendado por los ministros responsables de comercio exterior reunidos entre los días 6 y 7 en Buenos Aires.

La iniciativa fue lanzada por Bill Clinton, presidente de Estados Unidos entre 1993 y 2001, durante la I Cumbre de las Américas, realizada en diciembre 1994 en Miami, y confirmada en la segunda cita de gobernantes de abril de 1998 en Santiago de Chile.

La III Cumbre de las Américas, que tendrá lugar entre el próximo viernes y el domingo en la ciudad canadiense de Québec, se propone confirmar lo acordado por los negociadores y ministros en la primera semana del mes en la capital argentina.

Según Boye, se está «ante el esfuerzo más ambicioso de todo el hemisferio para llegar a un acuerdo de libre comercio».

El diplomático chileno, al frente de la secretaría del organismo regional con sede en Caracas, resaltó que el ALCA comprenderá un territorio que va desde Alaska hasta Tierra del Fuego, involucrará a 800 millones de personas y 34 países. «Estamos hablando de un esfuerzo gigantesco», indicó.

También se manifestó confiado en que en Québec se confirme la «voluntad política» a favor del libre comercio continental y de los pasos que ya se vienen dando, como ocurrió en la reunión ministerial de Buenos Aires.

Para Boye, la cumbre de Canadá será también importante para América Latina y el Caribe en su relación con Estados Unidos.

«Existe la expectativa latinoamericana y caribeña de conocer más de cerca el nuevo gobierno estadounidense» de George W. Bush, comentó.

El secretario del SELA señaló a IPS que, aunque al SELA no le corresponde las negociaciones del ALCA y desconoce los detalles de las negociaciones, presume que se debaten «cosas sustantivas, gruesas, importantes», pero «no puedo afirmar ni rechazar la idea de que le falten condimentos».

La cuestión sobre la participación de la sociedad civil en las negociaciones continentales de libre comercio salió a relucir nuevamente durante las reuniones de negociadores y ministros en Buenos Aires.

Fuentes consultadas en esa oportunidad por IPS indicaron que existe «un consenso generalizado» sobre la necesidad de habilitar la presencia de los grupos sociales en las tratativas hemisféricas y de brindar un mayor grado de información al respecto.

No obstante, esas decisiones no fueron adoptadas en el foro ministerial de los días 6 y 7, que transcurrió en medio del mutismo de los asistentes, por lo que se desconocen detalles del acuerdo, y rodeado de fuertes medidas de seguridad ante las protestas callejeras.

La reunión de Buenos Aires sí dejó de lado la pretensión de adelantar el fin de las negociaciones del ALCA para 2003, impulsadas en especial por Estados Unidos, Canadá y Chile, y confirmó 2005 como el plazo tope para las tratativas y la recomendación de que los parlamentos de cada país lo ratifiquen antes de finalizar ese año.

En ese marco de discusión, los presidentes Hugo Chávez, de Venezuela, y Fernando Henrique Cardoso, de Brasil, habían coincidido el 3 de este mes que lo importante es el proceso de negociación, más que la fecha de entrada en vigor del futuro acuerdo.

En el mismo sentido se pronunció Boye, quien admitió a IPS no entender mucho «los apuros, cuando ya se había acordado una fecha, pero me parece que es un tema efectivamente secundario, al lado de lo sustantivo».

«Lo que realmente importa es el acuerdo en su conjunto y en todos sus detalles, porque allí es donde se va a poder leer el destino económico de América Latina y el Caribe en este siglo XXI», puntualizó el funcionario.

Las asimetrías es uno de los asuntos espinosos en lo que algunos analistas califican de «tortuoso» camino de negociación en América.

El ALCA tiene como desafío alcanzar equidad en tratativas que se caracterizan por las diferencias. Por ejemplo, de un lado está la rica Canadá junto con el empobrecido Haití, o Estados Unidos, con sus 270 millones de habitantes, junto a San Cristóbal y Nevis, de apenas 42.000 personas.

«Este es el mayor desafío que tienen los negociadores», aseguró el secretario del SELA, porque no sólo existen grandes diferencias económicas entre Estados Unidos y Canadá con el resto del continente.

«La cosa se complica aún más porque también hay asimetría al interior de América Latina y el Caribe», explicó.

Boye, con experiencia al frente del organismo regional, recordó que «tampoco es fácil coordinar los intereses latinoamericanos y más complicado es todavía negociar con la primera potencia del mundo», Estados Unidos.

Justamente, en una declaración conjunta de Chávez y Cardoso, señalaron que el ALCA debe tomar en cuenta los principios de «equilibrio, gradualidad y progresividad» de las negociaciones, así como las diferencias en los niveles de desarrollo de las economías del hemisferio.

Estados Unidos juega un papel importante en América Latina y el Caribe. El país norteamericano fue en la década del 90 el mayor inversor extranjero en la región y tuvo a Brasil, México, Argentina y Venezuela como los principales destinos de esos capitales.

En materia de intercambio comercial, Estados Unidos tiene un peso del orden de 40 por ciento en América Latina, en promedio de exportaciones e importaciones.

A juicio de Boye, «el ALCA tiene sentido para los países latinoamericanos en la medida de que sea un acuerdo equilibrado y gradual».

El secretario del SELA comentó que, además de la participación de la sociedad civil en las actuales negociaciones, es previsible un debate público nacional en diferentes países, una vez que se llegue a la ratificación parlamentaria, paso necesario para que el ALCA tenga peso legal. (FIN/IPS/ac/dm/if/01

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