COMERCIO-AMERICA: Diferencias en cita clave para definir ALCA

Ministros responsables de comercio exterior de 34 países americanos se reunirán este viernes y el sábado en la capital argentina para considerar las bases sobre las que se levantará el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

El borrador de un documento de casi mil hojas, que es examinado por el Comité de Negociaciones Comerciales desde el lunes, contiene hasta ahora un promedio de un párrafo cuestionado por página, lo cual anticipa las dificultades para alcanzar un acuerdo en esta oportunidad.

Sin embargo, los ministros del hemisferio, excepto Cuba, se manifestaron decididos a definir las bases de un convenio para que lo aprueben los presidentes en la reunión que realizarán los días 20 y 22 en la ciudad canadiense de Québec.

Esa III Cumbre de las Américas, que reunirá a los países miembros de la Organización de Estados Americanos, tiene como antecedentes las citas de Miami, en 1994, y la de Santiago de Chile, en 1998, que arrojaron pocos avances.

Los negociadores discuten asuntos como aranceles y barreras no arancelarias, subsidios a la agricultura, derechos de propiedad intelectual, medidas para prevenir la competencia desleal, la cuestión de las compras gubernamentales, economías con distinto grado de desarrollo y mecanismos de solución de controversias.

A su vez, los ministros de Economía se reunieron el martes en Toronto, Canadá, donde algunos sostuvieron posiciones que anticipan fuertes polémicas, ya que revelan nuevos alineamientos en la región respecto del ALCA.

El ministro de Economía de Uruguay, Alberto Bensión, advirtió que su país buscará un acuerdo directo con Estados Unidos si el Mercosur (Mercado Común del Sur) se resiste a hacerlo en forma rápida.

Bensión aludió así a las resistencias a acelerar las negociaciones para crear el ALCA por parte del bloque que su país integra junto con Argentina, Brasil y Paraguay.

La postura uruguaya es similar a la de Chile, asociado al Mercosur, que ya comenzó a negociar un acuerdo bilateral de libre comercio con Estados Unidos y que impulsa adelantar el fin de las tratativas del ALCA del 2005 original a 2003.

Estados Unidos y Canadá fueron los promotores iniciales del acortamiento de los plazos para conformar el ALCA, que unirá un mercado de casi 800 millones de habitantes con un producto bruto equivalente a un tercio de la producción mundial.

Por su parte, Brasil lidera la oposición a apurar el proceso, pues entiende que lesiona los intereses de América Latina.

La reunión entre el presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso y su par estadounidense George W. Bush, realizada el viernes pasado en Washington, no logró destrabar esta controversia.

Cardoso insiste en que América Latina, en particular su país, necesita tiempo para adaptar las industrias a la competencia de las empresas estadounidenses, además reclamar a Washington seguridad de acceso a sus mercados para la región.

Brasil ya tiene severas dificultades para poder vender a Estados Unidos acero, calzados, textiles y jugo de naranja.

El gobierno de Cardoso pretende que el Mercosur lo acompañe en esta discusión, pero en vísperas de la reunión de ministros la posición del bloque en conjunto parece débil. Uruguay ya adelantó su compromiso relativo con sus socios y Argentina mantiene una posición ambigua, aunque más inclinada a Brasil.

Buenos Aires, que había mostrado interés en seguir los pasos de Chile en su negociación bilateral con Washington, confirmó mantener una posición conjunta con el resto del bloque luego de conocer el enojo de Brasilia.

No obstante, las autoridades argentinas no ocultan su confianza en que el ALCA «reducirá la vulnerabilidad externa, acelerará el crecimiento económico, atraerá inversiones y creará empleos», como puntualizó en marzo el propio canciller Adalberto Rodríguez Giavarini.

Esta posición también fue sustentada por el nuevo ministro de Economía argentino, Domingo Cavallo, quien no sólo provocó molestias en Brasil al decidir cambios unilaterales en la política de aranceles externos sino que dijo que si Washington ofrece un acuerdo bilateral «será difícil resistirse».

En tanto, las ventajas para Estados Unidos de acelerar el ALCA son varias y de diverso orden. Algunos analistas señalan que Washington necesita asegurarse una zona de influencia en momentos en que su economía muestra signos de debilidad.

Robert Zoelick, principal negociador de comercio estadounidense, advirtió en marzo ante el Congreso de su país que América Latina atraviesa una etapa de «fatiga» de reformas económicas neoliberales, y que el ALCA ayudará a darle nuevo impulso a la región.

El gobierno de Bush, del Partido Republicano, busca diferenciarse de su antecesor Bill Clinton, del Partido Demócrata, en materia de comercio exterior mediante un avance sustantivo en la negociación por el ALCA y con el relanzamiento de las negociaciones en la Organización Mundial del Comercio.

Bush, para alcanzar esos objetivos, necesita obtener del Congreso autorización para negociar por la llamada vía rápida (fast track), que le permite firmar acuerdos que luego sean considerados sólo en forma global por el legislativo.

Sin embargo, los expertos creen que la resistencia demócrata y de parte de la bancada oficialista impedirá que el presidente Bush llegue a Québec con esta herramienta bajo el brazo, como ha sido su intención desde que asumió el 20 de enero.

Así, hasta el momento los países que aparecen más entusiasmados en concretar el ALCA son Canadá, Costa Rica, Chile, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua y Uruguay.

Entre los que parecen aceptarlo con resignación se encuentran Argentina, Brasil y Venezuela.

Cardoso y su par venezolano Hugo Chávez acordaron esta semana en Brasilia mantener una posición conjunta para resistir el adelantamiento de las negociaciones.

A cambio de ello, Cardoso prometió a Chávez que gestionará una autorización para que participe como visitante de la próxima cumbre del Mercosur, a realizarse en Asunción.

Chávez señaló en esa oportunidad que pretende acercarse en forma unilateral al Mercosur, dada la lentitud en las negociaciones entre el bloque sureño y la Comunidad Andina de Naciones, que Venezuela integra con Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú.

Mientras, empresarios, sindicalistas y otros sectores, como el de las mujeres, preparan sus propios actos y encuentros para divulgar sus opiniones, que al parecer no se expresarán en los documentos oficiales.

Las opiniones de los empresarios de las Américas, que se reunirán también en Buenos Aires este jueves y el viernes, presentan fuertes divisiones, según el desarrollo que cada sector podrá tener o no con la creación del ALCA.

Por su parte, los sindicatos de Argentina y de Brasil manifiestan fuertes resistencias a un acuerdo comercial hemisférico, porque entienden que sólo traerá más desempleo, precarización laboral, daños al ambiente y cierres de empresas.

Las centrales sindicales, que criticaron el hermetismo que caracterizó a las reuniones previas a la cita de ministros, expresaran su descontento en diversos actos y manifestaciones que se realizarán frente a las sedes de la reunión y de los hoteles donde se hospedarán los funcionarios. (FIN/IPS/mv/dm/if/01

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