/BOLETIN-AMBIENTE/ CAMBIO CLIMATICO: Recalentamiento multiplica rayos y muertes

El recalentamiento de la Tierra por el efecto invernadero provoca el aumento de tormentas eléctricas, en especial en los países tropicales, con las consecuentes pérdidas de vidas humanas y económicas, advirtió experto brasileño.

El estudio de Osmar Pinto Junior, coordinador del Grupo de Electricidad Atmosférica (ELAT) del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales, ganó dramaticidad concreta este año en Brasil ante la multiplicación de la caída de rayos en la región más poblada.

Anderson Carlos Acosta, estudiante de 15 años, falleció el miércoles pasado en Limeira, a 150 kilómetros de Sao Paulo, a causa de las quemaduras en toda la pierna izquierda producidas por un rayo.

Acosta fue la víctima número 51 de esas decargas eléctricas en lo que va del año, según las investigaciones de ELAT.

Sin embargo, la cifra es incompleta por falta de información sobre casos no divulgados, en especial del interior de Brasil, explicó Pinto Junior, quien estimó que el total real puede ser hasta 50 por ciento superior.

Las muertes a causa de las tormentas eléctricas en Brasil tiene un promedio anual de entre 100 y 150, según los últimos estudios y que aún no son muy precisos. Un año excepcional fue 1996, con 167 personas fallecidas, según registros del Ministerio de Salud.

El alto promedio de accidente fatales amenaza con repetirse este año debido a las altas temperaturas registradas en el último verano austral en el centro y sur del país, atribuidas al fenómeno climático de La Niña que nace en el océano Pacífico y que suele alterar el clima en todo el continente americano.

La ocurrencia de rayos en el estado de Sao Paulo se duplicó este año, reflejando un exceso de electricidad en el aire, mientras escasea la energía en el centro y nordeste del país, a causa una sequía iniciada el año pasado y que dejó semivacíos los embalses de las centrales hidroeléctricas.

Sin embargo, los relámpagos se distribuyeron de manera desigual. En la región metropolitana de Sao Paulo, donde hay mayor concentración de habitantes e industrias, se registraron 40.000 relámpagos en el último verano frente a 15.000 en el anterior.

En la región cercana del Valle del Río Paraíba, también muy industrializada, se multiplicaron por cinco para llegar a 50.000, según las mediciones de ELAT.

La mayor densidad demográfica e industrial explica el incremento, ya que se crean las llamadas «islas de calor» urbanas, fomentadas por la contaminación ambiental y los grandes espacios cubiertos de hormigón, explicó Pinto Junior.

El experto explicó que la cantidad de rayos en el mundo se duplicará en este siglo si la temperatura del planeta se eleva en cuatro o cinco grados como se ha estimado.

Señaló que es necesario adoptar medidas para evitar que las muertes y los daños materiales crezcan en la misma proporción.

Esos daños son en su mayor parte indirectos, a través de las interrupciones sorpresivas del suministro de energía eléctrica, que afectan la producción y echan a perder muchos equipos.

Los rayos responden por cerca de 70 por ciento de los apagones en Brasil, donde las autoridades estiman entre 100 y 200 millones de dólares las pérdidas anuales provocadas por el fenómeno.

Una de las maneras de evitar muertes, además de la protección colectiva por pararrayos y demás elementos que conducen las descargas al subsuelo, es evitar el contacto con cables y con aparatos eléctricos, señala Iara Cardoso de Almeida, investigadora del ELAT.

El conocimiento del riesgo y la prevención pueden reducir el número de víctimas. En Estados Unidos fallecían cerca de 200 personas cada año cuando empezaron las estadísticas sobre el asunto, ahora las muertes no superan las 80.

La reducción de la mortalidad en ese país se atribuye al éxodo rural, pero también a las medidas preventivas, incluso individuales.

Brasil también afronta la urbanización de su población desde hace 50 años, pero sigue elevada la mortalidad por causa de las tormentas eléctricas, observó Pinto Junior.

Los brasileños que habitan las ciudades creen estar protegidos por los pararrayos y no evitan situaciones de riesgo, según los expertos. Las muertes ocurridas en el medio urbano este año, por lo menos cinco en Sao Paulo y dos en la cercana Campinas, sirven de alerta.

El calor y la humedad hacen de la Amazonia otra extensa área de concentración de rayos. Eso encareció la instalación del Sistema de Vigilancia que el gobierno desarrolla en la región para recoger informaciones variadas, controlar el tráfico aéreo y las actividades ilegales.

Las descargas eléctricas extremadamente frecuentes exigieron ampliar el aterraje en un suelo desfavorable, con instalaciones más amplias y costos imprevistos, explicó Luis Miranda, uno de los profesores de la Coordinación de Posgrado en Ingeniería de la Universidad Federal de Río de Janeiro participante en las obras. (FIN/IPS/mo/dm/en/01

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