AMBIENTE: Se recalienta debate Europa-EEUU por efecto invernadero

Una misión de alto nivel de la Unión Europea (UE) aseguró hoy que los países de ese bloque tienen la intención de ratificar el Protocolo de Kyoto sobre recalentamiento planetario, sin importar la posición de Estados Unidos al respecto.

«Estamos bien preparados para seguir adelante sin Estados Unidos. No podemos permitir que un solo país mate un proceso dirigido a acabar con un gran problema mundial como éste», dijo Kjell Larsson, ministro de Ambiente de Suecia, país que preside actualmente la UE.

Larsson y la comisaria europea de Ambiente, Margot Wallstroem, se dirigieron a la prensa luego de un día de entrevistas con altos funcionarios del gobierno de George W. Bush, quien anunció la semana pasada que no impulsará la ratificación parlamentaria del acuerdo de 1997.

La delegación de la UE, que viajará a China, Irán, Japón y Rusia en los próximos días, visitó Washington con la esperanza de que Bush revisara su decisión.

«Quien desee ser un líder mundial debe velar por todo el planeta y no solo por la industria estadounidense», sostuvo Romano Prodi, el presidente de la Comisión Europea, principal órgano ejecutivo de la UE.

La declaración de Prodi parecía una réplica a la de Bush, según la cual su gobierno «no hará nada que cause daños» a la economía estadounidense.

La delegación europea solo logró en Washington un compromiso de continuar discutiendo sobre el recalentamiento planetario en varios foros internacionales, entre ellos la Comisión de la Organización de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable, que sesionará en Nueva York a fines de mes.

Los funcionarios estadounidenses también se comprometieron a asistir en junio a las próximas negociaciones formales sobre el Protocolo de Kyoto, que se celebrarán en Bonn.

Se prevé que el gobierno de Bush haya concluido entonces una revisión formal de las políticas de este país en materia de recalentamiento planetario.

Sin embargo, los interlocutores estadounidenses —el subsecretario de Estado (vicecanciller) Richard Armitage, la administradora de la Agencia de Protección Ambiental Christine Todd Whitman y el asesor asistente de Seguridad Nacional Gary Edson— evitaron explicar los detalles de esa revisión.

La declaración de Bush fue emitida poco antes de una reunión entre el presidente estadoaunidense y el canciller (jefe de gobierno) alemán Gerhard Schroeder.

La posición de Washington provocó conmoción internacional, en especial en Europa y en Japón, los principales aliados políticos de Estados Unidos y los principales socios del Protocolo de Kyoto.

Este anuncio, así como la negativa a un compromiso con la negociación entre Corea del Norte y Corea del Sur y la expulsión de 50 diplomáticos rusos, sembraron dudas sobre el compromiso de Bush con una política exterior internacionalista y con el fortalecimiento de las alianzas tradicionales de este país.

La decisión y su tono abrupto también tomó por sorpresa a los observadores estadounidenses, en especial a la vista de las decisiones en materia ambiental tomadas por Washington en apenas 10 semanas de Presidencia a cargo de Bush.

Tres integrantes de su gabinete —Whitman, el secretario del Tesoro Paul O'Neill y el secretario de Estado (canciller) Colin Powell— habían alertado sobre los peligros del recalentamiento mundial. La decisión de Bush parece socavar la posición de estos funcionarios.

Una encuesta de la revista Time y de la cadena de noticias por cable CNN, realizada el fin de semana, señaló que 75 por ciento de los entrevistados consideraban al recalentamiento planetario y problema serio, y dos tercios afirmaron que Bush debería desarrollar un plan para combatirlo.

Por paradoja, Estados Unidos dio su primer paso contra el recalentamiento mundial durante la Presidencia de George Bush, padre del actual presidente, quien firmó en 1992 la Convención Marco sobre Cambio Climático en la Cumbre de la Tierra, celebrada en Río de Janeiro.

Ese acuerdo exigió a los países industrializados una reducción de 10 por ciento debajo de los niveles de 1990 en sus emisiones de gases invernadero, causantes del fenómeno del recalentamient. El principal es el dióxido de carbono, liberado a la atmósfera por la quema de combustibles fósiles.

El Protocolo de Kyoto atenuó esos objetivos, en buena medida por presión de Estados Unidos. El acuerdo exige a los 38 países firmantes la reducción de sus emisiones a un nivel 5,5 por ciento menor al de 1990 para el periodo 2008-2012.

Estados Unidos emite cerca de la cuarta parte de las emisiones mundiales de gases invernadero.

El Panel Internacional sobre Cambio Climático de la Organización de las Naciones Unidas calculó en su último informe que las temperaturas promedio en la superficie de la Tierra se elevarían hasta 5,8 grados para 2100, con catastróficas consecuencias, si la tendencia actual no se revierte.

El ex presidente Bill Clinton, quien firmó el Protocolo, no lo envió al Senado para su ratificación debido a las fuertes oposiciones internas al acuerdo, en especial de senadores del Partido Republicano, al que pertenece Bush, elegidos en estados productores de carbón y petróleo. (FIN/IPS/tra-eng/jl/mj/en/01

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