VENEZUELA: Precios del petróleo sostienen popularidad de Chávez

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, sostiene su alta popularidad en los altos ingresos por exportaciones petroleras y en las carencias de la oposición.

Chávez mantiene más de 62,7 por ciento de popularidad, proporción algo mayor al 56 por ciento recibido cuando fue elegido presidente en diciembre de 1998.

«La falta de oposición es la clave: está fragmentada, sin dirigencia, con líderes 'de micrófono' que no tienen nada detrás, ni partido ni gente. No hay opción, no hay a dónde emigrar», dijo a IPS el economista Luis Vicente León, director de la encuestadora y consultora Datanálisis.

La oposición es incapaz de unirse o de ganar popularidad aun con la posición crítica hacia Chávez que prevalece en casi todos los medios de comunicación.

«El 'micrófono caliente' puede desestabilizar a Chávez, pero la oposición no tiene cómo capitalizarlo. (…) El único escenario posible, de producirse una desestabilización, es el caos», dijo León.

«Se detecta una pérdida de emocionalidad del votante con respecto a Chávez, tanto los que están a favor como los críticos, que hace moverse a un 44,2 por ciento del electorado a un terreno de nadie, que es donde se planteará el futuro debate político», agregó.

El director de Datanálisis destacó que «ningún presidente ha tenido un porcentaje de popularidad y credibilidad tan alto después de dos años de gobierno», si bien eso no significa de ningún modo que «Chávez esté blindado», dijo.

«Probablemente no tendrá un bajón de popularidad hasta que realmente haya problemas en el mercado del petróleo», principal producto de exportación de Venezuela, cuyo precio internacional se elevó desde la llegada de Chávez al poder.

Lo de Chávez no es nuevo en la historia de Venezuela, un país inestable y volátil.

«Las quejas empresariales de que se vive en un clima de inestabilidad no tienen ninguna credibilidad, porque ese ha sido el clima imperante en el país siempre, acompañando el devenir de los precios del petróleo», sostuvo León.

«La mayoría de los empresarios han vivido estas etapas de crisis y de bonanza, y han hecho pingües ganancias en ambas», agregó.

León recordó que —pese a las continuas denuncias y quejas— existen en el país procesos de inversión «enormes», como los que adelantan empresas transnacionales como Ford y Procter and Gamble y las nacionales Bigott y Polar.

«Cuando el petróleo sube, el Estado venezolano siempre ha sido intervencionista, y trata de mover la economía a través del gasto público», dijo León.

Los partidos tradicionales a los que Chávez derrotó en 1998 «se conectaron con la masa a través del gasto público a lo largo de los 40 años anteriores y su derrumbe mucho tuvo que ver con la estrepitosa caída de los precios petroleros», afirmó el experto.

Recordó que «mucho más intervensionista que Chávez, política y económicamente, ha sido el presidente Rafael Caldera», de ideología socialcristiana.

La boyante economía petrolera permite al gobierno acopiar grandes recursos financieros, con los que ha aumentado notablemente el gasto público para satisfacer las necesidades de la población, lo que ha hecho que «la economía comience a moverse» después de casi 20 años de crisis.

Las cifras revelan que Chávez ya no tiene la misma conexión que hace unos meses.

«Por ejemplo, 90 por ciento de la gente valora negativamente su gobierno con respecto a la seguridad y 80 por ciento en torno del empleo. Pero la misma proporción tiene fe en que solucionará los problemas, tiene la percepción de que el gobierno tiene recursos para solucionar esos problemas», indicó.

León pronosticó que los próximos pasos de Chávez se relacionarán con la sustitución de las elites empresarial y sindical, en busca de actores nuevos y más inocuos.

Para la sustitución de la dirigencia empresarial apelará a dos estrategias: dividir la cúpula a través de la penalización de las infracciones tributarias, obligándola a abstenerse de defender a empresarios corruptos o infractores, y, en segundo término, estimulando las inversiones extranjeras, sostuvo.

«En el campo sindical, el problema mayor que se le presenta es la falta de líderes de recambio de la actual dirigencia», señaló el experto. (FIN/IPS/ra/mj/ip/01

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