TAILANDIA-BIRMANIA: Nuevo enfrentamiento, esta vez por drogas

Tailandia y Birmania están enfrentados una vez más, apenas un mes después de un choque fronterizo, en una dura prueba para el compromiso del nuevo gobierno tailandés de romper el aislamiento internacional de Rangún.

El gobierno militar de Birmania acusó nuevamente a Bangkok de buscar «chivos expiatorios» del otro lado de la frontera por un problema interno de Tailandia, el narcotráfico y el consumo de drogas.

«Culpar a un país vecino por todo lo que va mal en Tailandia no es la manera de resolver los problemas», declaró el gobierno birmano el lunes, en un comunicado de prensa.

Un día antes, comandantes del ejército tailandés habían presentado a funcionarios de gobierno pruebas del supuesto respaldo del régimen birmano a traficantes que inundan Tailandia de narcóticos.

Las pruebas consistían en fotografías satelitales de la localidad birmana de Mong Yawn, cercana a la frontera con Tailandia, un centro de producción de narcóticos que según los militares tailandeses fue construido por milicias birmanas partidarias del régimen militar.

La milicia es acusada de ser uno de los mayores grupos productores de drogas del mundo.

«Quiero escuchar explícitamente de las autoridades birmanas que no son responsables por Mong Yang», dijo a la prensa el primer ministro tailandés, Thaksin Shinawatra, tras su reunión con los comandantes.

La reunión formó parte de los esfuerzos del gobierno por combatir el creciente problema de la droga en este país del sudeste asiático.

Tailandia tiene motivos para preocuparse, porque ya no es sólo un punto de tránsito de drogas ilícitas producidas en la región del Triángulo de Oro, sino también una importante nación consumidora de narcóticos.

Se estima que cerca de un millón de tailandeses, en una población total de 60 millones, son adictos a las metanfetaminas.

El Programa de las Naciones Unidas para la Fiscalización Internacional de las Drogas estimó que Birmania es el segundo mayor productor de opio, luego de Afganistán. Aquellos que luchan contra el narcotráfico en el sudeste asiático identifican a Birmania como el punto débil de su campaña.

El régimen militar birmano es acusado de fingir que no ve la utilización de su territorio para la producción y distribución transfronteriza de los estimulantes.

El principal sospechoso es un grupo paramilitar tribal de Birmania conocido como el Ejército Unido Wa, que una vez luchó por la independencia pero luego se convirtió en aliado de la dictadura militar.

Se cree que los centros de producción de drogas controlados por la milicia Wa están situados cerca de la frontera noroccidental de Tailandia con Birmania.

«Tailandia adoptará medidas diplomáticas más severas si Birmania no ofrece una explicación satisfactoria sobre las acciones del Ejército Unido Wa», advirtió un alto funcionario de gobierno, citado en informes de prensa.

La reunión entre el gobierno y comandantes del ejército de Tailandia en la ciudad de Chiang Rai «cambió dramáticamente» los vínculos entre Bangkok y Rangún, según el diario tailandés de lengua inglesa The Nation.

«Es hora de que Birmania se dé cuenta de la gravedad del problema de las drogas y comience a cooperar sinceramente con su vecino», agregó el periódico.

Esta última tensión en las relaciones bilaterales siguió a un breve choque fronterizo a comienzos de febrero, cuando tropas birmanas cruzaron el límite en busca de rebeldes. Soldados birmanos capturaron incluso a 19 miembros del ejército tailandés.

Este hecho condujo a un intercambio de fuego de artillería desde las localidades fronterizas de Mae Sai, en Tailandia, y Tachilek, en Birmania.

Rangún acusó al ejército tailandés de ayudar a los rebeldes birmanos a atacar a sus tropas.

Algunos medios de prensa de Tailandia sostuvieron que el choque fronterizo, producido pocos días después de la elección del nuevo gobierno tailandés, fue una «acción deliberada» del régimen militar birmano para «probar» a las flamantes autoridades tailandesas.

Los medios advirtieron al primer ministro Thaksin que no debe apresurarse a hacer amistad con Rangún, luego que el mandatario anunciara su intención de visitar la capital birmana, de acuerdo con su objetivo de aproximación al régimen militar.

Birmania, por muchos años excluida de la comunidad internacional por su represión del movimiento por la democracia y sus violaciones a los derechos humanos, en los últimos tiempos ganó aceptación entre los países del sudeste asiático.

Los países de esta región argumentan que el «compromiso constructivo» es la mejor forma de persuadir a Rangún de sujetarse a las normas internacionales.

«Queremos promover la democracia en Birmania, pero queremos hacerlo a la manera asiática», declaró Thaksin en una entrevista con una revista asiática. (FIN/IPS/tra-en/mu/js/mlm/ip-hd/01

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