SALUD: Protestas contra demanda a Sudáfrica de transnacionales

Cientos de manifestantes apoyaron al gobierno de Sudáfrica, acusado de violar derechos de propiedad intelectual sobre medicamentos, ante oficinas de la asociación de Investigadores y Manufactureros Farmacéuticos de Estados Unidos (PHARMA) en la capital estadounidense.

Subsidiarias de unas 40 transnacionales farmacéuticas presentaron ante la Corte Suprema sudafricana una demanda contra la Ley de Control de Medicamentos y Sustancias Similares, aprobada en 1997 para permitir al Ministerio de Salud disponer de medicinas baratas contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) mediante dos procedimientos.

Uno de esos procedimientos es el de «importación paralela», y consiste en comprar medicamentos de marca en aquellos países en los cuales las firmas productoras los venden a precios más bajos, por razones de mercadeo, en vez de adquirirlos en forma directa a esas firmas.

El otro procedimiento, llamado «licencia obligatoria», permite autorizar la producción o importación de medicamentos genéricos, no identificados con una marca comercial sino con el nombre de su principio activo, cuya producción en varios países es considerada un acto de piratería por las transnacionales.

Pretoria alega que esas medidas se justifican por la crisis sanitaria de Sudáfrica, unos de los países más afectados por el sida, donde 4,3 millones de personas, en una población de 40 millones, están infectadas por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), que causa ese mal.

La presentación de la demanda dejó en suspenso la implementación de la ley de 1997, y los activistas señalan que eso ha causado durante los últimos años la muerte por sida de muchas personas en Sudáfrica, donde se calcula que cada día se producen más de 1.000 nuevas infecciones con VIH.

Ya hubo una breve audiencia incial en el proceso judicial, que continuará el 18 de abril.

Los manifestantes en Washington corearon consignas y agitaron muñecos que representaban a ejecutivos de las transnacionales farmacéuticas y del gobierno estadounidense, mientras pedían que la demanda fuera retirada.

«Las grandes firmas quieren que se defina como un crimen la ampliación del acceso a medicinas baratas para personas pobres con sida, pero sabemos quiénes son los verdaderos criminales», dijo durante la concentración, realizada el lunes, Asia Russell, de la Coalición para Liberar el Poder contra el Sida.

La organización humanitaria Médicos sin Fronteras (MSF), con sede en París, lanzó hace poco una campaña mundial para apoyar la petición de retiro de la demanda.

«Estamos aquí para decir a la industria farmacéutica que ya no permaneceremos inactivos y en silencio», dijo a los manifestantes en Washington Rachel Cohen, de MSF.

La organización humanitaria internacional Oxfam, con sede en Gran Bretaña, desarrolla a su vez otra campaña de presión, para que la mayor transnacional farmacéutica, GlaxoSmithKline, se ponga a la vanguardia del suministro de medicamentos baratos y eficaces para los pobres.

«Asesinados por GlaxoSmithKline» era la leyenda de una de las pancartas alzadas el lunes en Washington. En otra se leía: «La ambición de las firmas farmacéuticas mata. Retiren la demanda de inmediato».

En el mundo hay unos 35 millones de personas infectadas por el VIH, y 24 millones de ellas viven en Africa subsahariana.

En esa región están varios de los países más pobres del mundo, con ingresos anuales por habitante de unos 500 dólares, que no permiten a la mayoría comprar medicamentos contra el sida al precio que cobran las transnacionales.

El tratamiento del sida con una combinación de tres medicamentos antirretrovirales con marca registrada, cuya eficacia para frenar el avance del mal tras la infección con VIH se ha demostrado en países industrializados, cuesta entre 10.000 y 15.000 dólares por persona y por año en Estados Unidos.

Las transnacionales farmacéuticas no habían mostrado disposición a rebajar en forma significativa el precio de esos medicamentos para los países más pobres hasta mayo de 2000, cuando las cinco mayores de esas firmas comenzaron a ofrecer descuentos a naciones africanas.

Esas compañías, Glaxo Wellcome, Merck, Boehringer Ingelheim, F. Hoffmann-La Roche y Bristol Myers Squibb, ofrecieron rebajas de hasta 90 por ciento del precio que cobran en Estados Unidos, pero establecieron varias condiciones para limitar la cantidad de medicamentos que los países africanos podrían comprar.

La iniciativa, lanzada para afrontar la competencia de los medicamentos genéricos, implicaba, por ejemplo, que sólo unas 1.000 personas de Senegal accedieran a medicamentos baratos.

La mayoría de los países africanos ignoraron la oferta, con las excepciones de Ruanda, Senegal y Uganda.

La actitud adpotada las transnacionales farmacéuticas contra Pretoria constituye una nueva forma mundial de apartheid, afirmó el comentarista africano Salih Booker, en referencia al régimen racista implantado por la minoría blanca en Sudáfrica hasta mediados de los años 90.

«Hasta ahora, la epidemia de sida ha matado sobre todo a personas negras. Es por eso que el mundo ha reaccionado con tanta lentitud y las grandes firmas farmacéuticas no asignan importancia a la cuestión», mientras el mal se extiende en Africa, islas del Caribe y comunidades afroestadounidenses, dijo.

Este año, la firma farmaceútica Cipla, de India, ofreció versiones genéricas baratas de los tres medicamentos antirretrovirales que se combinan para frenar el avance del VIH.

Esa oferta, dirigida a organizaciones no gubernamentales humanitarias que trabajan contra el sida en Africa, llevaría el precio del triple tratamiento a 350 dólares por persona y por año.

Hetero Drugs, otra compañía farmacéutica de India, acaba de anunciar que está dispuesta a vender a Sudáfrica versiones genéricas de los mismos medicamentos. Esa oferta llevaría el costo del tratamiento a 347 dólares por persona y por año.

Las transnacionales respondieron a esas iniciativas con nuevas rebajas. Merck disminuyó en forma considerable los precios para Africa de dos de sus principales medicamentos contra el sida, con rebajas de 40 y de 50 por ciento en relación con la oferta de mayo de 2000.

Otras grandes compañías han anunciado rebajas de precios para Africa, que en algunos casos llegan a constituir ofertas más ventajosas que las de las firmas que producen medicamentos genéricos.

Mark Grayson, de PHARMA, aseguró que habrá más rebajas, y opinó que la protesta en Washington no tuvo sentido.

«Es desalentador que se emplee tanta energía en una protesta que no conducirá a proporcionar medicamentos más baratos a los pobres de Africa», comentó.

«No importa mucho quien gane el juicio en Sudáfrica, porque incluso con precios rebajados, muchos países en desarrollo no pueden comprar esos medicamentos. Debería destinarse más energía a buscar el modo de que puedan adquirirlos y luego distribuirlos en forma adecuada», añadió.

Los activistas sostienen, sin embargo, que el desenlace del juicio será crucial para sentar precedentes en relación con la producción y compra de medicamentos baratos contra el sida por parte de países en desarrollo. (FIN/IPS/tra-eng/gm/da/mp/he if/01

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