SALUD: Alemania y OMS combaten la tuberculosis en Rusia

Alemania y la Organización Mundial de la Salud (OMS) sumaron fuerzas para combatir la tuberculosis en Rusia, donde la enfermedad adquiere proporciones epidémicas.

También conocida como «la enfermedad del pobre», la tuberculosis es la enfermedad más frecuente en las regiones menos desarrolladas de Rusia. En el oeste de Siberia, según estimaciones no gubernamentales, el número de casos de tuberculosis se duplicó en los últimos diez años.

Las autoridades no disponen de cifras exactas a pesar de que todos los casos deben ser registrados oficialmente.

No obstante, «el sistema de salud ruso lucha por mantener los servicios básicos», afirma Andrea Knigee, responsable del programa de tuberculosis de GTZ, la organización alemana de cooperación para el desarrollo.

Esta organización es una empresa de servicios que trabaja fundamentalmente a nombre del Ministerio Federal Alemán para la Cooperación Económica y el Desarrollo (BMZ).

La organización, con sede en Eschborn, cerca de Francfort, tiene más de 10.000 empleados ubicados en 120 países de Africa, América Latina, Asia y los países en transición del este europeo y de las ex repúblicas soviéticas.

Según Knigge, GTZ trabaja desde hace un año con la Organización Mundial de la Salud (OMS) para establecer un sistema de control de la tuberculosis en la región de Altai.

El programa trata 80 por ciento de las nuevas infecciones. La OMS estima que la tuberculosis mata a dos millones de personas por año en el mundo.

«La epidemia mundial está creciendo y se vuelve más dañina. La caída de los servicios de salud, la propagación del VIH/SIDA y la aparición de una variedad resistente a diversos antibióticos contribuyen a agravar el impacto de esta enfermedad», afirma la OMS.

La organización mundial considera a los portadores del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) como un nuevo grupo de alto riesgo. De hecho, las personas portadoras son 30 veces más propensas a contraer tuberculosis que otros grupos.

En 1993, la OMS dio un paso sin precedentes al declarar esta enfermedad como una emergencia mundial. Se calcula que entre 2000 y 2020, casi 1.000 millones de personas serán infectadas recientes, 200 millones estarán enfermas y 35 millones morirán, si no se intensifica el control.

En colaboración con la OMS, el GTZ organiza seminarios en Rusia para informar a los especialistas, médicos, enfermeras y laboratoristas con los tratamientos que siguen los principios DOTS (siglas en inglés de tratamientos directamente observados), informa Knigge.

«El diagnóstico mediante rayos X y los tratamientos de largo plazo con internación en sanatorios, la norma durante la era soviética, ya no forman parte de la práctica médica moderna», señala Knigge.

Los principios DOTS no eran conocidos en el sistema de salud ruso, y la resistencia inicial fue muy grande. El tratamiento, que consiste en una terapia observada con una combinación de medicamentos, fortalece al sistema nacional de salud para acordar prioridad a las enfermedades infecciosas.

La estandarización de las historias clínicas de los pacientes, con formularios universales, permite al personal de salud controlar el avance del tratamiento así como la propagación de la enfermedad infecciosa.

La ingestión de medicamentos por los pacientes es controlada en un período de seis a ocho meses. La idea es asegurar que completen todo el curso del tratamiento.

«Cuando los pacientes no cumplen el tratamiento el agente patógeno se hace resistente y los costos de la terapia se pueden disparar de unos 50 dólares por paciente hasta 5.000 dólares. Y las posibilidades de éxito se vuelven mínimas», explica Knigge.

Con este telón de fondo, la directora general de la OMS, Gro Harlem Brundtland, realizó un llamamiento para unir fuerzas y enfrentar la tuberculosis y el VIH en su discurso en el Día Mundial de Lucha contra la Tuberculosis, el 24 de marzo.

La tuberculosis es la principal causa de muerte de las personas con VIH.

«No es sólo un imperativo de salud, sino de derechos humanos. La tuberculosis y el VIH están vinculados a la pobreza, la falta de vivienda, el abuso de sustancias tóxicas, el estrés, la mala alimentación y las condiciones de vida promiscuas», agregó Brundtland, al presentar un nuevo informe.

El estudio tiene como lema «DOTS: cura de la tuberculosis para todos». El mismo reclama un acceso igualitario y no discriminatorio a tratamientos para todos los enfermos de tuberculosis.

Esta infección y el VIH están muy vinculados, afirma el estudio. Las pruebas realizadas en varios países en desarrollo muestran que hasta 70 por ciento de los pacientes de tuberculosis están infectados con VIH.

Así mismo, hasta 50 por ciento de las personas portadoras de VIH tienen altas probabilidades de desarrollar tuberculosis.

En el mundo, 36,1 millones de personas están infectadas con VIH y 95 por ciento de ellas viven en los países en desarrollo, donde la tuberculosis tiene su incidencia más alta. Casi 13 millones de personas están infectadas con VIH y los gérmenes que causan la tuberculosis.

«Las personas que tienen ambas enfermedades sufren una doble discriminación», afirma Peter Piot, director ejecutivo del Programa Conjunto de la ONU sobre el VIH/Sida (Onusida).

«El VIH debilita gravemente el sistema inmunitario y deja a la persona muy vulnerable a enfermedades como la tuberculosis. De acuerdo con nuestras últimas cifras, casi dos tercios de todos los portadores de VIH o sida vivían en los países con más alta incidencia de tuberculosis», explicó Piot.

«El vínculo entre ambas es indudable, y la tuberculosis es la primera manifestación del sida en más de la mitad de los casos en los países en desarrollo», sostuvo Piot. (FIN/IPS/tra-en/rj/da/dc/aq/he/01

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