PAKISTAN: La democracia puede esperar, según Musharraf

El jefe de gobierno de Pakistán, general Pervez Musharraf, confirmó los temores sobre el desinterés de los militares en restaurar la democracia al extenderse indefinidamente su cargo de comandante del ejército.

Musharraf aseguró en conferencia de prensa que no renunciará a su cargo en octubre de este año, pero prometió convocar a elecciones parlamentarias en octubre de 2002.

Así mismo, Musharraf habló el domingo de reformar la Constitución para otorgar a las fuerzas armadas un papel permanente en el gobierno, lo cual implicaría la vigilancia constante de futuros gobiernos civiles por parte de los militares.

Sin embargo, esa reforma constitucional sólo puede concretarse con el respaldo de dos tercios de los 217 miembros del parlamento, actualmente suspendido en sus funciones.

A diferencia de anteriores dictadores, Musharraf no disolvió el parlamento sino que lo suspendió. En el órgano legislativo, la Liga Musulmana del depuesto primer ministro Nawaz Sharif tenía una mayoría de dos tercios.

Musharraf expulsó del poder a Sharif en un incruento golpe de Estado el 12 de octubre de 1999. Posteriormente, la Corte Suprema respaldó la acción del ejército y le dio plazo hasta octubre de 2002 para restaurar la democracia.

Pero la negativa de Musharraf a anunciar cuándo renunciará a la jefatura del ejército fue interpretada como una clara señal de que no tiene intenciones de hacerlo en los próximos años.

Pakistán ha estado bajo dictadura militar casi la mitad de los 52 años transcurridos desde su fundación por los salientes dominadores coloniales británicos.

El primer gobernante militar fue Ayub Khan, entre 1958 y 1969, y el segundo Ziaul Haq, entre 1977 y 1988. Ninguno de los dos renunció voluntariamente al poder.

Khan fue derrocado por el subcomandante del ejército, y Haq murió en un accidente aéreo.

Analistas políticos compararon los publicitados planes de restauración de la democracia de Musharraf con esfuerzos similares de los dos regímenes militares anteriores, que crearon una nueva clase política para perpetuarse en el poder.

Desde fines del año pasado, el gobierno militar aplica un programa de elecciones locales en tres etapas que finalizará en agosto.

Aunque los partidos políticos no pueden participar, el proceso aumentó las esperanzas sobre el pronto anuncio de un cronograma para comicios provinciales y luego otro para elecciones parlamentarias nacionales.

Sin embargo, varios analistas advirtieron que los militares se proponen permanecer en el gobierno.

Observadores políticos prevén que Musharraf reinstaurará el parlamento y conseguirá legisladores que aprueben una reforma constitucional para crear un Consejo de Seguridad Nacional integrado por los jefes de las tres fuerzas armadas y presidido por el propio Musharraf.

El líder militar dijo en varias ocasiones que la reinstauración del parlamento es una de las opciones posibles para restaurar el régimen civil.

Para legitimar su poder en el parlamento, Musharraf debe marginar primero a los principales partidos políticos opositores, y en parte ya lo hizo con el exilio de Sharif a Arabia Saudita, en base a un acuerdo que le concedió el perdón por cargos de corrupción.

La Liga Musulmana eligió el domingo a un rival de Sharif para dirigir el partido, en lo que muchos consideraron una maniobra organizada por el régimen militar.

La ex primera ministra Benazir Bhutto, líder del Partido del Pueblo de Pakistán, también vive en el exterior en un exilio voluntario, mientras su esposo está en una cárcel de Pakistán desde hace cinco años, por múltiples cargos de corrupción.

Ahora, los militares se dedican a reprimir al resto de la oposición política.

Varios líderes de la Alianza para la Restauración de la Democracia, una coalición que integran los partidos de Sharif y Bhutto, fueron detenidos en la tercera semana de marzo cuando intentaban realizar una manifestación en la ciudad oriental de Lahore.

Cientos de miembros de la coalición también fueron arrestados en 10 distritos de la provincia central de Punjab.

Sin embargo, Bhutto expresó su determinación de seguir luchando. «La noche de la tiranía pronto habrá pasado gracias al coraje de las fuerzas democráticas», declaró.

Mientras, el periódico de lengua inglesa Dawn expresó en una nota editorial sus dudas sobre los planes de restauración democrática.

«Queda apenas un año y medio para que venza el plazo de la Corte Suprema para la restauración de la democracia», advirtió. (FIN/IPS/tra-en/ni/mu/mlm/hd-ip/01

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