MERCOSUR: A los 10 años, nueva crisis y negociaciones externas

El Mercosur cumplirá 10 años este lunes con el escenario ocupado por la crisis de Argentina, que puede debilitarlo cuando se aceleran sus negociaciones con la Unión Europea (UE) y las que llevarán a la creación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

La reunión ministerial de Buenos Aires, el 6 y 7 de abril, y la Cumbre de las Américas, en Quebec, Canadá, del 20 al 22 de ese mismo mes, deberán definir las condiciones, la agenda y los plazos de la negociación del ALCA, que pasará entonces a tratar las cuestiones concretas de la liberalización comercial.

Eso ya está decidido entre el Mercosur (Mercado Común del Sur) y la UE. Los dos bloques pasarán a negociar aranceles y una mayor apertura recíproca en el área de servicios a partir de julio, según lo acordado en esta semana en Bruselas.

La UE, al parecer recelosa por un avance estratégico de Estados Unidos a través del ALCA, anunció la disposición a abrir su mercado agrícola al Mercosur, principal reclamo del bloque sudamericano integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.

La crisis en la ganadería europea, provocada principalmente por el mal de las vacas locas, abrió una posibilidad de concesiones de la UE al urgir la necesidad de una revisión en su política agrícola común, estimaron negociadores brasileños.

La UE propone al Mercosur una alianza estratégica, más allá del comercio, y ya dispone del mandato negociador, mientras el ALCA depende de que el gobierno estadounidense logre una autorización, la «vía rápida» («fast track»), del Congreso legislativo, destacó el negociador-jefe europeo, Guy Legras.

La facultad de la vía rápida, a discusión hoy en materia de comercio continental, permite al Poder Ejecutivo estadounidense negociar todos los detalles de acuerdos con países extranjeros, y obliga al Congreso a aprobarlos en bloque, sin posibilidad de enmiendas parciales.

La competencia entre Estados Unidos y la UE por obtener con antelación una asociación con el Mercosur fortalece la posición de este bloque, que puede jugar con esa rivalidad para obtener el mejor acceso posible a los grandes mercados del Norte industrial, en negociaciones paralelas y simultáneas.

Al Mercosur le interesa el ALCA y un acuerdo con la UE, porque son complementarios, según el diplomático brasileño José Alfredo Graça Lima, responsable de Asuntos Económicos e Integración de la cancillería.

Europa es el principal mercado agrícola del bloque sudamericano, mientras Estados Unidos es un importante importador de productos industriales y agroindustriales, explicó.

Pero la crisis argentina y las medidas para superarla adoptadas por el nuevo ministro de Economía, Domingo Cavallo, generan tensión e incertidumbre que restan fuerzas para una negociación del ALCA como un bloque sólido.

Las suspensión temporal del arancel externo común del Mercosur a la que recurrió Cavallo para recuperar la competitividad de la economía argentina debilita la unión aduanera.

Las dudas se agravan porque el ministro defiende el retroceso del Mercosur a una simple zona de libre comercio, abriendo la posibilidad de una ampliación del bloque a toda América del Sur, pero también que cada país tenga su propia política arancelaria y negocie acuerdos bilaterales, independientemente del bloque.

Pero el Mercosur vive un periodo de incertidumbre desde la devaluación de la moneda brasileña, en enero de 1999, que «rompió la armonía macroeconómica entre Brasil y Argentina», según un balance de los 10 años hecho por la brasileña Confederación Nacional de la Industria.

La crisis vivida desde entonces, pese a algunos hechos positivos, como la reanudación del crecimiento económico brasileño, intensificó la percepción de que el bloque «es fuente adicional de problemas para las economías nacionales en dificultades».

Ahora que las negociaciones del ALCA entran en fase decisiva, es «crucial» que los países miembros recuperen el «sentido estratégico de la integración» que se viene perdiendo, advirtió la organización de los industriales brasileños.

Pero las iniciativas de Cavallo no se deben encarar como una real amenaza a la unidad del bloque, según Roberto Iglesias, economista argentino e investigador de la Fundación Nacional de Comercio Exterior, en Río de Janeiro.

El ministro es «un jugador de póker» y está tratando, con sus anuncios dramáticos, obtener mejores condiciones de negociación con Brasil, evaluó. Argentina depende de Brasil, tal como de Estados Unidos, y tendrá que actuar en acuerdo con ambos, sentenció Iglesias.

Un tercio de las exportaciones argentinas se destinan a Brasil y no están claras las ventajas que Argentina podría obtener de un acuerdo aislado con Estados Unidos, como temen algunos observadores, acotó.

De esa forma, la actitud del Mercosur en relación con el ALCA tiende a seguir las orientaciones brasileñas. La dificultad es que éstas no son consensuales.

Las dudas de Brasil tuvieron su síntesis en la frase del canciller brasileño Celso Lafer, repetida por otros integrantes de su gobierno: «El ALCA es una opción, no un destino como el Mercosur.»

Hay sectores industriales que prevén su muerte al implantarse el ALCA, ante la imposibilidad de competir con Estados Unidos. La industria textil, por otra parte, se considera preparada y ve con buenos ojos la posibilidad de mejor acceso al gran mercado norteamericano. (FIN/IPS/mo/mj/ip if/01

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