FRANCIA: París eligió un alcalde socialista y homosexual

Por primera vez en la historia moderna de Francia, los votantes eligieron a un socialista como alcalde de París. Pero además Bertrand Delanoe, electo este domingo como nuevo jefe del gobierno municipal, es homosexual.

Nunca antes en otra ciudad francesa los votantes habían otorgado tal poder político a una persona que reconoció públicamente su homosexualidad.

La elección de Delanoe termina con la dominación política de los conservadores en la capital, encabezados por el Partido Neogaullista del presidente Jacques Chirac.

La victoria socialista puede perjudicar a Chirac, quien fue alcalde de París entre 1977 y 1995, período durante el cual se multiplicaron las denuncias de corrupción contra su administración.

Chirac fue acusado de promover la utilización del tesoro de la ciudad para financiar a su partido. Numerosos analistas políticos creen que París —cuna de la carrera política del actual presidente— puede convertirse con el triunfo socialista en su tumba política.

La nueva administración socialista tendrá acceso a los registros de la ciudad que pueden suministrar las pruebas de la responsabilidad de Chirac en las denuncias de corrupción.

El presidente también sufrió una derrota personal en Lyon, tercera ciudad del país, donde los votantes rechazaron la alianza forjada por el propio Chirac entre el candidato neogaullista y otro aspirante de derecha.

Los ciudadanos de Lyon se inclinaron por el candidato socialista Gerard Collomb, luego de 25 años de gobiernos conservadores en la ciudad.

Chirac, de 69 años, aspira a ser reelecto presidente el año próximo. Su principal adversario será el actual primer ministro socialista, Lionel Jospin, quien encabeza una coalición de izquierda integrada además por los partidos Comunista y Ecologista.

Los socialistas también resultaron triunfadores en la alcaldía de Dijon, otro bastión tradicional de los conservadores.

Sin embargo, las victorias socialistas en París, Lyon y Dijon — si bien históricas— no logran disimular el pobre desempeño de la coalición izquierdista en otras grandes ciudades.

En efecto, el ministro de Asuntos Europeos, Pierre Moscovici, y la ministra de Trabajo, Elizabeth Guigou, fueron derrotados en Montbeliard y Aviñón. El ministro de Educación, Jack Lang, perdió por pocos votos en Blois, donde era además el alcalde en ejercicio.

Los socialistas también sufrieron reveses en ciudades tradicionalmente bajo su gobierno como Estrasburgo, Orleans, Rouen, Roanne y Quimper.

Los comunistas, por su parte, perdieron el gobierno del único distrito de más de 100 mil habitantes que controlaban, la sureña ciudad de Nimes. Así mismo fueron derrotados en su bastión de Argenteuil, un suburbio de París densamente poblado, en su dominio desde 1934.

En cambio, ganaron en Sevran, otro suburbio parisino, y en Arles, una villa turística del sur del país.

Las elecciones municipales confirmaron el continuo desgaste de las bases políticas y electorales del Partido Comunista, que en la década de 1970 contaba con 20 por ciento de los votos nacionales y hoy retiene apenas seis por ciento.

Estas elecciones representan igualmente una advertencia para la coalición de izquierda, encabezada por el primer ministro Jospin, de que un buen gobierno no es suficiente para ganar votos, con vistas a la elección parlamentaria y presidencial del año 2002.

En los tres años y medio de gobierno socialista, el crecimiento económico superó tres por ciento anual y el desempleo cayó a menos de nueve por ciento, su nivel más bajo desde 1983. Desde junio de 1997, cuando la coalición de izquierda asumió el gobierno, se han creado un millón 700 mil puestos de trabajo.

La mayoría de los analistas reconocen que la política económica keynesiana lanzada por el gobierno de Jospin desde el comienzo de su mandato es la causa principal de la bonanza. Sin embargo, este buen desempeño no parece haber desempeñado un papel positivo en las elecciones municipales.

En efecto, los partidos de derecha obtuvieron bastante más de 50 por ciento de los votos totales, pese a las acusaciones de corrupción.

Los conservadores se beneficiaron de la relativa caída de los partidos de extrema derecha, absorbiendo a una parte de sus votantes tradicionales.

No obstante, el acosado presidente Chirac, considerado un contendiente inescrupuloso, debe resolver las disputas internas de su Partido Neogaullista donde el derrotado candidato a alcalde Phillipe Seguin abriga ambiciones de competir para la Presidencia. (FIN/IPS/tra-en/jg/mn/dc/aq/ip/01

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