FILIPINAS: Prueba electoral para el gobierno de Arroyo

Si la política de Filipinas fuera un combate de boxeo habría entrado en un tercer asalto fundamental ahora que se aproximan las elecciones locales del 14 de mayo, según analistas.

En el primer asalto se produjo el juicio político por corrupción contra el presidente Joseph Estrada que llevó a su caída el 20 de enero, señaló Ronald Llamas, director de la campaña proselitista del partido Akbayan.

El segundo asalto lo constituyó la revuelta popular contra Estrada en el mismo lugar donde los filipinos derrocaron al ex dictador Ferdinando Marcos en 1986, que ahora es llamada segunda revuelta del Poder Popular.

La próxima prueba política tanto para la administración de la presidenta Gloria Macapagal Arroyo, que sólo lleva dos meses en el cargo, como para la democracia filipina, son las elecciones de mayo en que se disputarán 17.000 cargos públicos, desde alcaldes hasta senadores.

"Las elecciones serán un voto de confianza o de censura para Arroyo y su gobierno", apuntó Llamas. "Veremos si puede consolidar su maquinaria política para 2004, cuando vuelva a presentarse como candidata. Esta sera una elección anticipada para ella".

Arroyo, que fue vicepresidenta de Estrada, asumió el poder en enero y será jefa de Estado hasta que finalice el actual período legal de su mandato en 2004. Los comicios de mayo serán una batalla desigual entre grupos nuevos y conocidos en una arena política dominada por viejos apellidos tradicionales.

Para grupos como el de Llamas, el partido de centroizquierda Akbayan, las elecciones brindan una posibilidad de canalizar fuerzas no tradicionales en la escena política. "Si conseguimos uno o dos millones de votos estaremos en carrera y ya no seremos marginados o periféricos, sino actores políticos", declaró.

La aparición de distintos grupos en las listas de partidos dio nuevas esperanzas al sistema electoral dominado por personalidades en vez de ideologías y políticas.

Los grupos tradicionales produjeron líderes como Estrada, un populista que ganó por amplio margen en 1998 pero pronto se vio enlodado con cargos de corrupción e incompetencia que salpicaron incluso a la vicepresidenta Arroyo.

Durante el juicio político contra Estrada, muchos filipinos dijeron estar cansados de los políticos que ofrecían promesas pero no lograban resultados.

Además de Abkayan, también se postula Bayan Muna (el País Primero), una nueva fuerza de antiguos guerrilleros de izquierda. El activista y ex preso político Satur Ocampo, dijo que la izquierda se presenta en la carrera por motivos pragmáticos.

"Pensamos que ya es hora. Además, ya hemos visto en elecciones anteriores que a pesar de nuestra insistencia de que nada cambiará después del sufragio, la gente sigue participando", escribió Ocampo en la revista política Newsbreak.

"Estamos encarrilando a la izquierda en la política nacional, pero al mismo tiempo ofrecemos un cambio. El gobierno actual, supuestamente, también ofrece un cambio. Bien, queremos mostrar de qué se trata esa nueva política", declaró.

La decisión de participar en las elecciones, que se produjo después de encendidos debates, representó un gran cambio para estos grupos de izquierda, que hasta ahora se habían mantenido al margen de los comicios posteriores a la era de Marcos, en 1986.

El cierre de las listas el 28 de febrero atrajo a muchos candidatos. Las listas incluyen a la esposa y el hijo de Estrada, ex funcionarios electos, antiguos miembros del gobierno, algunas estrellas de cine y hasta un fugitivo de la justicia estadounidense.

Muchos tienen los instrumentos tradicionales de la arena política filipina, como apellidos famosos y mucho dinero. Por ejemplo, la esposa de Estrada, la médica Luisa Ejército, podría conseguir votos gracias a su respaldo financiero, según Llamas.

También está el factor de las luchas internas en la fracción de Arroyo, llamada Coalición Popular de Poder (CPP). Será una prueba difícil para la presidenta que quiere popularizar su gobierno y lograr legitimidad tras la expulsión de Estrada.

Algunos filipinos afirman que si bien querían que Estrada se fuera, tampoco deseaban que Arroyo ocupara su lugar, aunque ella era la sucesora constitucional.

"La gente busca alternativas y liderazgo. Muchos no son pro- Estrada ni tampoco pro-Arroyo. Si ella quiere ganar las presidenciales de 2004, deberá probar que es digna de la posición que le dió el segundo Poder Popular", comentó Llamas. (FIN/IPS/tra-en/ms/js/ego/aq/ip/01

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