ESTADOS UNIDOS-CHINA: La derecha apunta al dragón rojo

Los mismos sectores de derecha de Estados Unidos que apoyaron la contrarrevolución de Nicaragua en los años 80 se agrupan ahora para preparar a la opinión pública contra un nuevo enemigo: China.

Una informal alianza de grupos neoconservadores y de extrema derecha considera inevitable un enfrentamiento con Beijing, y cree que las gestiones de Washington para convertir a China en una potencia económica y de seguridad dominada por Occidente son peligrosamente ingenuas.

En su opinión, China ya se está preparando para ese enfrentamiento, como lo evidencia el incremento de 20 por ciento en su último presupuesto militar, y Estados Unidos debería hacer lo mismo.

Aunque estas fuerzas aún no lograron ubicar a ninguno de sus seguidores en los puestos jerárquicos del gobierno de George W. Bush, seguramente serán escuchadas en las alturas de Washington, sobre todo en el Pentágono (Departamento de Defensa), dirigido por Donald Rumsfeld, y en la vicepresidencia de Dick Cheney.

La alianza pretende concentrar la atención de la opinión pública y del Congreso en la situación de los derechos humanos en China y en su represión de las minorías religiosas, sobre todo los cristianos.

Buscará reforzar el respaldo a Taiwan, la «provincia cismática» que China quiere recuperar, especialmente para suministrarle armas e incluirlo en el nuevo sistema de defensa contra misiles que Washington pretende instalar en Estados Unidos.

La derecha también pretende concentrar la atención del público en el armamentismo de China, sus intentos para conseguir secretos militares estadounidenses (como quedó documentado en 1999 con el polémico informe de la Comisión Cox) y la profundización de sus lazos con Rusia y «estados renegados» como Iraq y Corea del Norte.

Así mismo, procura que se extremen los controles de exportación de productos tecnológicos de Estados Unidos y otros países occidentales que Beijing pudiera utilizar con fines militares, y apoya toda ley que le niegue a las empresas públicas chinas el acceso a los mercados de capital estadounidenses.

La alianza reúne a fuerzas neoconservadoras y de la llamada Nueva Derecha que se habían distanciado tras la guerra del Golfo y el fin de la guerra fría.

Entonces, muchos neoconservadores apoyaron la continuación de la guerra contra Iraq, pero destacados representantes de la Nueva Derecha dirigidos por Patrick Buchanan asumieron una postura aislacionista, similar a la imperante antes de la segunda guerra mundial, y arguyeron que no había intereses vitales de Washington en juego en el conflicto.

La disolución de la Unión Soviética confirmó la división en la derecha. Mientras los neoconservadores buscaban intervenir en Iraq, los Balcanes, el este de Asia e incluso Africa, otros derechistas pretendían una postura más moderada, sobre todo en Europa, Medio Oriente y Africa.

Sin embargo, en los últimos años ambas partes se unieron gradualmente ante su convicción de que China representa la mayor amenaza para Estados Unidos a largo plazo.

Muchos de los dirigentes de la alianza derechista, durante la guerra de los contrarrevolucionarios en Nicaragua, calificaron al gobierno sandinista de peligroso puesto de avanzada del «imperio del mal» soviético.

Entre ellos, y los que ahora dirigen su atención a China, están William Kristol y Robert Kagan, del semanario Weekly Standard, financiado por el magnate Rupert Murdoch; el ex subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos Elliott Abrams y la ex colaboradora del Consejo de Seguridad Nacional Constantine Menges.

También están el ex funcionario del Pentágono Richard Perle, la activista de la derecha religiosa Nina Shea, y el consultor del Departamento de Estado del gobierno de Ronald Reagan, Michael Ledeen, quien apoyara la teoría ahora desacreditada de que Bulgaria fue responsable del atentado contra el papa Juan Pablo II en 1981.

Entre las personalidades de la Nueva Derecha que también apoyaron a los contras están Gary Bauer, director del influyente Family Research Council, Richard Scaife, considerado uno de los más eficaces filántropos de la extrema derecha, y Phyllis Schlafly, destacada activista desde hace cuatro décadas.

También están el jefe del Pentágono durante el gobierno de Reagan, Casper Weinberger, y varios legisladores, como el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Jesse Helms.

Todos tienen el respaldo de varias publicaciones, como el diario The Washington Times y la revista Insight, ambos propiedad del reverendo Sun Myung Moon y su Iglesia de la Unificación, también un destacado defensor de los contras nicaragüenses.

El semanario National Review, publicado por William F. Buckley, y las editoriales Regnery y Encounter, también grandes fuentes de respaldo de los contrarrevolucionarios.

En los últimos 18 meses, Encounter publicó dos libros sobre la amenaza china: «Hegemon: China's Plan to Dominate Asia and the World» (Hegemon: El plan de China para dominar Asia y el mundo), de Steven Mosher, y «Present Dangers» (Peligros actuales), editados por Kagan y Kristol.

Regnery publicó otros dos libros en el mismo período. Se trata de «Red Dragon Rising: Communist China's Military Threat to America» (El ascenso del dragón rojo: La amenaza militar de China Comunista a Estados Unidos), y «The China Threat: How the People's Republic Targets America» (La amenaza china: Cómo la República Popular apunta a Estados Unidos).

El primero de ellos fue escrito por dos funcionarios del Congreso, Edward Timperlake y William Triplett, y el segundo por el periodista del Washington Times Bill Gertz, cuyo libro anterior sobre la política de «apaciguamiento» de Bill Clinton hacia China, «Betrayal» (Traición), llegó a la lista de los más vendidos del diario The New York Times.

Los autores forman parte del autodenominado Equipo Azul (por el color que representa a Estados Unidos en la mayoría de los juegos de guerra), integrado por activistas y analistas del personal de Congreso, grupos de presión y gabinetes de estrategia.

Entre estos últimos figuran la Heritage Foundation, el Centro Gaffney para la Política de Seguridad, el Instituto William Casey (nombre del jefe de la CIA que dirigió la guerra de los contras) y el Consejo Empresarial e Industrial de Estados Unidos, un grupo proteccionista respaldado por un partidario de Buchanan.

El Equipo Azul perdió cierta influencia en los últimos dos años por su acusación a China de pretender apoderarse del Canal de Panamá (mediante contratos de arrendamiento de puertos a largo plazo de la empresa de Hong Kong Hutchison-Whampoa) y por sus tácticas contra expertos y activistas considerados demasiado blandos con Beijing, también llamados «Equipo Rojo».

Alarmadas por la histeria antichina generada por el Equipo Azul y sus adeptos, grandes empresas -entre ellas las principales impulsoras de campañas del Partido Republicano- se sumaron al debate del año pasado por la normalización permanente de las relaciones comerciales con Beijing.

Uno de los resultados fue que Richard Fischer, un destacado miembro del Equipo Azul, debió exiliarse de la influyente Heritage Foundation.

Pero esto no significa que la gran alianza derechista contra China carezca de influencia en el Congreso o la nueva administración.

Dos destacados partidarios de los contra nicaragüenses sin experiencia alguna sobre China, Ledeen y Abrams, fueron designados para integrar una comisión del Congreso sobre control de exportaciones y para presidir la Comisión de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional, respectivamente.

Así mismo, varios miembros de la Junta Asesora del Centro Gaffney, uno de los principales acusadores de China en la cuestión del canal de Panamá, también fueron nombrados para ocupar altos cargos en la administración de Bush.

Dos de ellos son Lewis «Scooter» Libby, quien será el principal asesor de seguridad nacional de Cheney, y Douglas Feith, que ocupará el máximo cargo político dentro del Pentágono.

Otro baluarte contra China vagamente asociado con el Equipo Azul que también respaldó a los contras nicaragüenses bajo el gobierno de Ronald Reagan (1981-1989), John Bolton, fue designado subsecretario de Estado para el Control de Armas y la Estrategia Internacional. (FIN/IPS/tra-en/jl/aq-mlm/ip/01

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