EEUU-AMERICA LATINA: Anticastrista a puesto clave de cancillería

La designación del anticastrista Otto Reich para el máximo cargo de política exterior de Estados Unidos relacionado con América Latina marcó una victoria para los opositores al presidente cubano Fidel Castro y otras fuerzas derechistas del nuevo gobierno de George W. Bush.

Reich es un exiliado cubano que respaldó el movimiento contrarrevolucionario de Nicaragua en la década de 1980.

Las fuerzas de derecha realizaron una fuerte campaña para su nombramiento como subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, como forma de retribución a los exiliados cubanos por el papel que desempeñaron en la victoria de Bush en el estado de Florida, definitoria de la elección presidencial.

En realidad, la designación partió directamente de la Casa Blanca, y la única crítica procedió del secretario de Estado (canciller), Colin Powell.

Powell prefería para el cargo a una funcionaria de carrera del servicio exterior, Donna Hrinak, actual embajadora ante Venezuela, según fuentes confiables.

Aunque todo parece indicar que Reich será confirmado por el Senado, algunos legisladores ya anunciaron su intención de impugnar el nombramiento.

Los antecedentes y las preferencias de Reich podrían hacer muy difícil la formación de una política bipartidaria hacia América Latina, advirtió el senador Christopher Dodd, portavoz no oficial del opositor Partido Demócrata sobre asuntos latinoamericanos desde el gobierno de Ronald Reagan (1981-1989).

Algunos líderes industriales interesados en la formación del Area de Libre Comercio de las Américas también expresaron temor a que la posición radical de Reich hacia Cuba y su propensión a la beligerancia y las tácticas de presión lo conviertan en blanco de los opositores de ese acuerdo.

Reich, quien emigró de Cuba a Estados Unidos en 1960, a los 15 años, se desempeñó en los últimos tiempos como cabildero de gran éxito.

A mediados de los años 90 ayudó a redactar la ley Helms-Burton, que endureció el embargo comercial de 41 años contra Cuba al permitir acciones judiciales contra empresas de terceros países que adquieran bienes expropiados a compañías o ciudadanos estadounidenses en esa isla del Caribe.

Uno de los clientes más conocidos de Reich es la empresa Bacardi-Martini, que fue una de las principales beneficiarias de la ley Helms-Burton y le pagó más de medio millón de dólares en los últimos años, según el diario The New York Times.

Otros clientes son la tabacalera British American Tobacco y la fabricante de aviones Lockheed-Martin, que el año pasado logró levantar una prohibición de 24 años de antigüedad a la venta de avanzados aviones de guerra a América Latina y vendió 12 de ellos a Chile.

Pero principalmente, Reich es conocido por su polémico papel a mediados de los años 80 como jefe de la Oficina de Diplomacia Pública de América Latina del Departamento de Estado, creada y administrada por la Casa Blanca para impulsar la causa de la «contra» nicaragüense desde Estados Unidos.

Las actividades de esa oficina fueron descriptas por un grupo investigador del Congreso durante el escándalo Irán-Contras como «propaganda encubierta e ilegal», por ejemplo la redacción de columnas y artículos en nombre de líderes contrarrevolucionarios para su publicación en diarios estadounidenses.

Algunos de los colaboradores de la oficina de Reich participaron de los esfuerzos secretos del gobierno para recaudar dinero -en especial de viudas ricas y gente de extrema derecha- para la contra, en otra acción ilegal.

Por estos esfuerzos, Reich fue recompensado con uno de los mejores puestos diplomáticos, la embajada en Venezuela, mientras crecía el escándalo Irán-Contras, por la venta de armas a Irán para la financiación de la contrarrevolución nicaragüense.

Aunque su actuación de tres años en Venezuela fue menos polémica, los medios informaban con frecuencia de su presión al gobierno de Jaime Lusinchi para que adoptara una posición más antisandinista en el proceso de paz de Contadora.

Documentos desclasificados del Departamento de Estado también revelaron la intervención de Reich para la liberación de una cárcel venezolana del cubano-estadounidense Orlando Bosch, preso por la autoría intelectual del atentado contra un avión cubano sobre Barbados, que mató a las 73 personas a bordo.

Tras la liberación y deportación de Bosch a Estados Unidos en 1990, el entonces presidente George Bush (padre del actual mandatario) lo perdonó por los actos de terrorismo de que había sido hallado culpable por un tribunal estadounidense a fines de los años 60.

Los defensores de Reich, encabezados por los legisladores más anticastristas, insisten en que es un diplomático hábil que no permitirá a su fuerte anticomunismo desviarlo de otros intereses de Estados Unidos en el resto de América, en especial la expansión del comercio y las inversiones y la guerra contra el narcotráfico en Colombia y la región andina.

Reich, quien comenzó su vida política en las filas del Partido Demócrata, no es el único diplomático designado para un alto cargo que ha estado vinculado con movimientos anticomunistas contrarrevolucionarios.

El elegido por Bush para la embajada ante las Naciones Unidas, John Negroponte, fue embajador en Honduras mientras la CIA (Agencia Central de Inteligencia) establecía bases de «contras» en ese país centroamericano y entrenaba fuerzas especiales que luego fueron conocidas como «escuadrones de la muerte».

Aunque no se conoce ninguna implicación directa de Negroponte en esas actividades, el funcionario afirmó en reiteradas ocasiones que no hay pruebas de la existencia de los escuadrones hondureños de la muerte. (FIN/IPS/Tra-en/jl/js/mlm/ip/01

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