DERECHOS HUMANOS-ALEMANIA: Maestros contra la extrema derecha

Unos 40 maestros de Berlín asisten a un curso de 12 semanas para comprender la estructura del movimiento neonazi, identificar sus códigos, sus actitudes, su música, sus símbolos y saber cómo enfrentarlos en el aula de clase.

"¿Cómo sé si un alumno que grita 'Heil Hitler' lo hace para provocarme o en serio?" "¿Si un alumno dibuja esvásticas en su cuaderno de ejercicios, debo informar a la policía?"

Esas fueron algunas de las preguntas del seminario realizado por el Centro de Cultura Democrática de Berlín, una organización creada por la Fundación Friedrich Ebert y el gobierno alemán para combatir la amenaza de la extrema derecha.

Los maestros pueden convertirse en un "sistema de alarma" antes de que los jóvenes lleguen a un punto sin retorno, dijeron los organizadores.

Datos de la estatal Oficina de Protección de la Constitución indican que 10 por ciento de los alumnos alemanes están de acuerdo con el extremismo político.

En la parte oriental de Alemania, en algunas aulas hasta la mitad de alumnos apoyan o son miembros de grupos derechistas. En algunos casos, la cifra aumenta al 90 por ciento, apuntó Bernd Wagner, ex policía y director del Centro de Cultura Democrática.

"La extrema derecha es un tema tabú entre los maestros", dijo Marlis Weissleder, que enseña en la escuela August Hermann Francke, en el distrito berlinés de Marzahn.

Otros maestros, especialmente en los cinco estados orientales que conformaron la extinta Alemania Democrática, piensan que el problema no es tan grave y sólo ven en los comentarios xenófobos de los jóvenes un acto de libertad de expresión, tras casi medio siglo de gobierno comunista.

Tampoco saben cómo actuar cuando los jóvenes manifiestan creencias neonazis. "¿Debemos llamar a la policía? No queremos ser informantes como en los viejos tiempos", dijo un profesor en referencia al régimen comunista previo a la caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989.

El gobierno espera cambiar esas actitudes. La ministra de Asuntos Familiares, Christine Bergmann, anunció este mes que se invertirán 20 millones de dólares para combatir el extremismo de derecha entre los jóvenes. Otros 25 millones provendrán del fondo social de la Unión Europea.

Casi 75 por ciento se invertirá en educación política, como seminarios para los maestros. Otras iniciativas son la creación de clubes juveniles y actividades deportivas para que los jóvenes no caigan en el ámbito de la extrema derecha, que se muestra muy activa reclutando simpatizantes en las escuelas.

El anuncio se produjo poco después de que el ministro del Interior, Otto Schily, presentara un programa para que los jóvenes neonazis dejen las bandas extremistas, ofreciéndoles alojamiento, asistencia laboral, asesoría y hasta una nueva identidad para protegerlos de las represalias de sus ex correligionarios.

Schily dijo que entre enero y noviembre de 2000 el número de ataques racistas aumentó más de 45 por ciento, comparado con el mismo período de 1999. El año pasado se denunciaron 13.753 crímenes de este tipo, con con bombas incendiarias, lesiones físicas y asesinatos.

"La idea es atraer a los imitadores y simpatizantes", apuntó Michael Rump Raeuber, fundador del grupo berlinés "Maestros contra el Neonazismo".

Rump se quedó de que, muy a menudo, los profesores no se dan cuenta de la presencia de los neonazis. En los últimos tiempos, los extremistas actúan con mayor sigilo evitando el saludo hitleriano que está prohibido por ley. Ahora los símbolos sacados de la antigua mitología germánica han sido codificados.

"Si se prohíbe un símbolo en clase, vuelven enseguida con otro que es desconocido", comentó un maestro. "Comienzo a sospechar cuando más de un chico aparece con símbolos raros en torno a su cuello", dijo otra profesora, señalando que la simbología aprendida en el seminario le resultó muy útil.

Algunas escuelas llegaron a prohibir las chaquetas de cuero y las botas de combate en las aulas, considerándolas parte del uniforme neonazi, y la medida fue elogiada por la ministra Bergmann.

Sin embargo, otros son contrarios a la prohibición total de las prendas de vestir usadas por la extrema derecha.

"El problema no son las botas sino su forma de pensar…", dijo Ozcan Mutlu, portavoz para las escuelas por el Partido Verde de Berlín. "Prohibir las botas no cambiará nada".

"No todos los cabezas rapadas son neonazis", dijo Weissleder. "De todos modos, hay que mantener los ojos y oídos abiertos y escuchar lo que dicen. Resulta evidente cuando repiten frases racistas".

Esos son los alumnos menos proclives a las discusiones. "Uno sabe quiénes son los verdaderos neonazis y no sólo simpatizantes porque se apartan cuando se pretende hablar de racismo con ellos. Se levanta una barrera", agregó Weissleder.

Algunos maestros incluso dicen que los jóvenes neonazis a menudo son los más disciplinados y se comportan muy bien debido a su entrenamiento militarista en los grupos radicales. El peligro sólo se manifiesta cuando hay extranjeros en el aula.

Un maestro del distrito berlinés de Spandau comentó que "por lo general son los otros alumnos que nos señalan quiénes simpatizan con neonazis o escuchan música del Poder Blanco", una coalición de grupos ultraderechistas.

Martin Behringer, del Centro de Cultura Democrática, estuvo de acuerdo que el neonazismo no será erradicado sin ayuda de la policía y los asistentes sociales, pero agregó que esa no es excusa para la inactividad en las escuelas.

"Es importante que los maestros apoyen a los grupos antirracistas en la clase, de manera que la atención no recaiga sólo en los radicales. También aconsejamos a los profesores que vean las cosas desde el punto de vista de las víctimas, de manera que el clima escolar no favorezca el aumento del extremismo", dijo. (FIN/IPS/tra-en/ys/da/ego/aq/hd/01

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