ARGENTINA: Cavallo toma el poder

La investidura del derechista Domingo Cavallo como ministro de Economía de un gobierno considerado de centroizquierda amenaza a Argentina con una crisis de legitimidad política, a pesar de que, mientras tanto, se disipa el riesgo del cese de pagos.

La debilidad de la figura del presidente Fernando de la Rúa es manifiesta casi desde el inicio de su gobierno hace 15 meses, pero se agravó desde la renuncia en octubre pasado de su vicepresidente y principal socio político Carlos Alvarez.

Ahora, con la llegada de Cavallo, el mandatario quedó directamente en un segundo plano.

La crisis podría resolverse, según algunos analistas, con una nueva coalición —liderada por el propio Cavallo como primer ministro de hecho— en la que permanecerían los socios de centroizquierda, aunque con algunas bajas de dirigentes y legisladores que no aceptarán integrarla.

Así, se nutriría de un nuevo contenido a ese «vacío de poder» señalado incluso por economistas desde hace por lo menos seis meses. El estadounidense Rudiger Dornbusch, profesor de Economía del Instituto de Tecnología de Massachussets, dijo en noviembre que De la Rúa era «un presidente para los domingos a la tarde».

«En este momento, Cavallo es el único dirigente con capacidad de liderazgo, y aunque el régimen siga siendo presidencialista en lo formal, asistimos al surgimiento de un primer ministro que está formando su propio gobierno», dijo a IPS el sociólogo Marcos Novaro, profesor de la Universidad de Buenos Aires.

Para Novaro, las fuerzas de la coalición gobernante deberían acomodarse a esta nueva situación porque el electorado —cuyas fronteras ideológicas son más lábiles que las de los dirigentes— es seducido por un ministro que trabaja sin horario, sin miedo ni vacilaciones.

El académico, autor del libro «Política y Poder en el gobierno de Menem», consideró que los grupos considerados «progresistas» en la actual coalición podrían aceptar ser «la izquierda de Cavallo», algo mejor que ser la izquierda de De la Rúa, ubicación que no les habría dado hasta ahora ninguna satisfacción.

Novaro opinó que De la Rúa «ya fracasó», y consideró «delirante» la hipótesis de algunos colaboradores del presidente según la cual es posible recuperar su imagen con miras a su eventual reelección.

«Se disolvió su gobierno y su coalición, así que ahora sería deseable que acepte su papel secundario y que no intente recuperarse, porque si Cavallo se harta y se va lo que queda es un gobierno inexistente» advirtió el analista.

En los últimos días, los partidos que integran la Alianza de gobierno —básicamente la Unión Cívica Radical y el Frente País Solidario— sufrieron un duro revés con la convocatoria a Cavallo que dejó en evidencia impotencia para resolver una profunda crisis económica.

La designación los obligó a definir de nuevo su alineamiento.

Durante esta semana, la rápida sanción parlamentaria de la iniciativa de Cavallo que cede facultades del Poder Legislativo al Ejecutivo dejó de manifiesto ese reconocimiento de incapacidad política, al tiempo que profundizó las heridas de todo el arco de partidos, pero principalmente las del oficialismo.

El presidente de la Unión Cívica Radical, el ex mandatario Raúl Alfonsín (1983-1989), dijo este jueves que «por ahora» Cavallo no se apartó del programa de la Alianza.

Si bien hay radicales que resisten la incorporación de quien fue ministro de Economía del justicialista Carlos Menem (1989- 1999), la cúpula del partido adoptó una postura cautelosa.

Novaro sostuvo que la observación de Alfonsín podría estar anticipando su decisión de mantener al radicalismo en la coalición. El ex presidente concedió que hasta ahora «no se ven desvíos a la derecha» en los anuncios del ministro, y que se están adoptando políticas activas para reactivar la economía.

En tanto, en el Frente País Solidario —agrupación de partidos de centro y de izquierda— la ruptura se anticipa como un hecho luego de que un grupo de 11 legisladores llamara a los militantes a participar este sábado de un debate para decidir qué rumbo seguir.

Novaro consideró «muy probable» que el gobierno pierda en el desplazamiento un sector del Frente País Solidario, pero recomendó como posible solución para la crisis «forzar» la ruptura de ese sector y reagrupar a los que queden, dentro del nuevo esquema político gubernamental en torno de Cavallo.

Cavallo, un economista de derecha que obtuvo apenas ocho por ciento de los votos en las elecciones presidenciales de 1999, fue convocado de urgencia al gabinete en el pico de una crisis económico-financiera, y en menos de 10 días logró un apoyo legislativo que no pudo obtener De la Rúa en 15 meses de gestión.

La economía argentina no crece desde hace casi tres años, el desempleo se mantiene en un nivel elevado y el crédito público se encarece cada vez más por la recesión y la falta de confianza de los inversores en el desarrollo futuro.

Pero en sus cinco primeros días, el ministro fue a Brasil a anunciar su decisión de modificar el arancel externo común del Mercosur, logró en Madrid el respaldo del presidente del gobierno español José Maria Aznar, negoció nuevos créditos, anunció medidas y obtuvo un apoyo casi pleno del Congreso legislativo.

La imagen de «salvador», de experto en afrontar con decisión crisis agudas como la de la hiperinflación de principios de los años 90, le dio al nuevo ministro el sustento político y social que no sólo no había logrado el gobierno. El propio Cavallo no lo había obtenido cuando se presentó como candidato presidencial.

La debilidad de la Alianza, sumada a las dificultades de De la Rúa para asumir el liderazgo de la coalición, transformaron a Cavallo se transforme en el político con mejor imagen ante la opinión pública.

«Después de 15 meses de De la Rúa la gente necesitaba ver a un dirigente enérgico, decidido a gobernar», dijo Novaro.

Sondeos realizados en las últimas dos semanas por las firmas encuestadoras Mora y Araujo, Analogías, Equis y Hugo Haime coinciden en que el respaldo a Cavallo, escaso hace pocos meses, se ubica ahora, en medio de la crisis, entre 50 y 59 por ciento de los consultados.

El periodista Mario Wainfeld, del diario centroizquierdista Página 12, observó que Cavallo dio «una lección de política, de comunicación y de liderazgo a sus pasivos colegas», y destacó sobre todo su capacidad de hablar «a personas reales» acerca de la «economía real».

Wainfeld aludía al retorno de un discurso que menciona a las empresas, la producción, las exportaciones, los impuestos, los aranceles y el empleo, y no tanto a los «mercados», eufemismo que se refiere a los volátiles mercados financieros, convertidos en monstruos acechantes por los predecesores de Cavallo en su gestión actual.

El nuevo ministro habla con los periodistas, con los banqueros, con empresarios de los diversos sectores, se dirige «a los desempleados» mirando a la cámara de televisión, viaja al exterior, presenta su equipo y lanza medidas con cuentagotas, ocupando así la escena pública en una forma casi excluyente.

Mientras, el presidente De la Rúa limita sus apariciones a los actos protocolares de jura de nuevos funcionarios o esporádicas inauguraciones.

El sociólogo y vicerrector de la Universidad de Buenos Aires, Atilio Borón, describió el papel de De la Rúa como el de «un clásico presidente de un país europeo con tradición parlamentaria, donde el verdadero poder se concentra en la figura del primer ministro, en este caso el ministro de Economía».

De hecho, Cavallo ya anunció a su equipo de colaboradores que no deben esperar de él una coordinación en el área económica, pues él deberá dedicarse a la política.

«Consúltenme lo menos posible», les pidió enérgico, y recomendó a su viceministro Daniel Marx que él sólo se encargue de la negociación con los acreedores.

Borón consideró que este nuevo fenómeno «es muy grave» porque implica un «deterioro muy marcado de la representatividad democrática». «El desencanto de los argentinos con su democracia no podría llegar más profundo luego de esta claudicación de la Alianza que entrega el gobierno a quien no ganó las elecciones», dijo.

«La figura del presidente que fue votado por una mayoría quedó eclipsada, y la paradoja se manifiesta en que un candidato que obtuvo menos de 10 por ciento del apoyo en la elección y que es además el responsable del esquema económico actual aparece ahora como el mesías», describió el académico.

Sin embargo, y a pesar de las críticas, todos insisten en que Cavallo quiere ser presidente, y, en este sentido, los miembros de la coalición prefieren esperar para juzgar el sesgo ideológico de sus acciones. Por de pronto, el propio presidente aseguró este jueves que las medidas de su ministro «son de centroizquierda». (FIN/IPS/mv/mj/ip if/01

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