YUGOSLAVIA: La reconstrucción depende de la sociedad civil

Los cambios en Serbia tras 10 años de gobierno de Slobodan Milosevic tienen su expresión más notoria en el terreno de la política partidaria, pero se deben al trabajo de organizaciones de la sociedad civil, de las cuales depende el futuro del proceso, afirmaron analistas.

Milosevic intentó desconocer su derrota en las elecciones del 24 de septiembre, pero se vio forzado a dejar la presidencia tras masivas protestas populares,. El 5 de octubre, un millón de manifestantes invadieron las calles de Belgrado para asestar el golpe final a su régimen.

«Todos nuestros esfuerzos habrían sido vanos si no hubiéramos sabido articular lo que sentíamos, cómo comportarnos cuando nos arrestaban o de qué modo reclamar respeto por los derechos que las leyes reconocían en teoría», dijo a IPS Milovan Savovic, un maestro de Belgrado participante en aquellas protestas.

Analistas serbios piensan que fue crucial en los últimos dos años la acción de una red de docenas de organizaciones no gubernamentales (ONG), las cuales educaron a la población para ejercer resistencia pacífica a la represión, y la convencieron de que era posible poner fin al régimen mediante el voto.

«La década de gobierno de Milosevic se asoció con una total decadencia de los valores», dijo Aleksandar Fatic, del Instituto de Política Internacional y Economía de Belgrado.

Tras la caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989, se inició en el país un proceso regresivo, señaló.

Mientras en otras naciones del llamado bloque socialista en Europa Oriental cayeron gobiernos comunistas o se desarrollaron procesos de transición, la ex Federación Yugoslava se sumió en los años 90 en un proceso marcado por guerras civiles que la desintegraron, represión y corrupción, explicó.

En una época, Serbia fue la república más próspera de la región, pero se convirtió en el paria de Europa cuando la crisis asociada con la desintegración del bloque socialista se agravó mucho debido a severas sanciones económicas internacionales contra el régimen de Milosevic.

Luego el país fue bombardeado durante 11 semanas en 1999 por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la cual alegó que los ataques eran necesarios para frenar la política represiva de Milosevic contra la comunidad de origen étnico albanés en la provincia meridional serbia de Kosovo.

«Sin embargo, Serbia se benefició del desarrollo social que había alcanzado antes de los años 90. Los mejores expertos independientes en muchos campos se concentraron en las ONG, y mantuvieron vivo el núcleo de la sociedad civil», afirmó Fatic.

«Los integrantes de ONG fueron la avanzada de la civilización. Crearon una organización paralela al régimen, y por eso fueron considerados peligrosos por Milosevic», dijo Vesna Pesic, veterana activista humanitaria y presidenta de la ONG Centro de Acciones Antibélicas.

Las ONG tuvieron excelentes relaciones con los partidos opositores, y la propaganda del régimen de Milosevic las describió como «organizaciones antigubernamentales» o grupos de «traidores a sueldo de la OTAN» porque recibían apoyo económico del exterior.

Desde fines de 1999, cuando aumentaron las expresiones de descontento popular, el gobierno hostigó con intensidad a varias ONG, entre ellas el grupo estudiantil Otpor (Resistencia), el Centro de Leyes Humanitarias, la Comisión Yugoslava de Abogados para Derechos Humanos (JUKOM) y el Centro por Elecciones Libres y Democráticas.

La policía a menudo allanó sus instalaciones, arrestó a sus activistas, requisó sus equipos y destruyó sus documentos. En julio, estuvo a punto de aprobarse una ley que prohibía el trabajo de ONG en el país.

Esa norma habría incluido al Comité Internacional de la Cruz Roja, que asiste a unos 600.000 refugiados de origen étnico serbio, provenientes de ex repúblicas yugoslavas como Croacia y Bosnia-Herzegovina, o de Kosovo, en la actualidad bajo administración de la Organización de las Naciones Unidas.

«Las ONG en Serbia tendrán a su cargo durante mucho tiempo el desarrollo de la sociedad civil», opinó Biljana Kovacevic Buco, de la JUKOM, en una mesa redonda de ONG locales sobre «La sociedad civil serbia después de Milosevic», en la cual se acordaron objetivos comunes.

También deberán mantenerse vigilantes ante la posibilidad de que los gobiernos «mantengan o introduzcan elementos negativos», señaló.

«Las ONG, como el pueblo serbio, esperan una lucha decisiva del nuevo gobierno contra la corrupción, la criminalización de la sociedad y muchas otras desviaciones que se produjeron en la última década», apuntó Vukasin Pavlovic, un profesor universitario.

«Ejercerán presión sobre las autoridades una vez más, en nombre del pueblo, para que el gobierno cumpla sus promesas de la campaña electoral», agregó.

La JUKOM impulsa la aprobación de varias leyes, entre ellas una de amnistía general, que beneficiaría entre otros a más de 30.000 jóvenes que huyeron del país para no combatir en las guerras de la última década, y fueron condenados por deserción.

Las ONG también procuran que cesen la prohibición de ingresar al país y la privación de derechos de propiedad que afectan a cientos de miles de personas que dejaron el país y adquirieron ciudadanías extranjera.

Otra tarea que las organizaciones de la sociedad civil consideran crucial es la reforma de la actual fuerza policial de 100.000 integrantes. Los nuevos gobiernos de Yugoslavia y Serbia pidieron a varias ONG que presentaran proyectos de reformas, inspirados en normas vigentes en otros países de Europa.

Se espera que más de 300 leyes aprobadas durante el gobierno de Milosevic sean reformadas para adecuarlas a los criterios de la Unión Europea, como parte del esfuerzo para que Serbia ingrese a ese bloque.

La tarea sería imposible sin las ONG, las cuales «mantuvieron contacto con Occidente todos estos años y son nuestro vínculo con el resto del mundo», afirmó el ministro serbio de Justicia, Vladan Batic. (FIN/IPS/tra-eng/vpz/mn/ego/mp/hd ip/01)

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