SALUD-ESPAÑA: Siete detenidos por crisis de las vacas locas

Siete personas fueron detenidas en España tras detectarse 4.634 infracciones a la sanidad animal en las inspecciones realizadas por la crisis de las vacas locas, informó hoy el Servicio de Protección Natural (Seprona).

Estos casos se registraron desde que estalló la crisis al detectarse el primer caso de esta enfermedad animal, el 19 de diciembre, hasta el 31 de enero, precisó el general Manuel Silos Pavón, jefe del Seprona, organismo dependiente de la Guardia Civil, un cuerpo de policía militarizada.

Además, se inmovilizaron 500 toneladas de pienso fabricado con residuos cárnicos, se descubrieron tres mataderos clandestinos y se puso a disposición de los tribunales a los detenidos, algunos de ellos acusados ante la justicia penal.

Mientras el jefe del Seprona ofrecía este jueves una conferencia de prensa, cerca de 30.000 campesinos se manifestaron por el centro de Madrid y frente al Ministerio de Agricultura, a pesar del viento, del frío y de una fuerte lluvia que azotó esta capital.

Al frente de la manifestación, junto a carteles y banderas españolas y de las organizaciones ganaderas convocantes, fueron puestos un grupo de bovinos encabezados por la vaca Charo, de seis años, cuyo propietario se empeñó en aclarar que «no está loca, es una vaca cuerda».

El presidente de la Asociación Nacional de Productores de Vacuno, Jesús González, dijo al llegar al Ministerio que las ventas del sector bajaron 90 por ciento desde que el 19 de diciembre se informó del primer caso de un bovino con mal de las vacas locas o encefalopatía espongiforme bovina (EEB).

González añadió que los ganaderos son los grandes olvidados por las autoridades en esta crisis. Los productores están de acuerdo con la adopción de medidas sanitarias para dar seguridad a los consumidores, pero no podrán soportar las pérdidas, aseguró.

Los ganaderos utilizaron para los animales alimentos que «alguien autorizó», puntualizó López, aludiendo a la responsabilidad de la administración pública en la crisis.

Su alusión coincide con la denuncia efectuada públicamente la semana pasada por la ex comisaria de Desarrollo y Ayuda Humanitaria de la Unión Europea, la italiana Ema Bonino, quien dijo que los propios gobiernos boicotearon una norma aprobada por el bloque en 1997.

La norma ordena la eliminación de los órganos que puedan transmitir la EEB en el momento de faenar los animales. Bonino recordó que la impopularidad de la disposición entre ganaderos, comerciantes y parte de los consumidores llevó a la mayoría de los gobiernos a impedir su entrada en vigor hasta octubre de 2000.

López manifestó que la crisis debe ser tratada como un problema de Estado cuya solución incluya un pacto político para crear un presupuesto público que evite la ruina de los ganaderos.

Al menos 757 españoles fueron tratados en 1997 con sangre donada por británicos que sufrían la mortal enfermedad humana de Kreutzfeld-Jacob, causada por la ingestión de carne procedente de animales con EEB, de acuerdo con información recogida por el diario madrileño El Mundo en 27 hospitales de todo el país.

Uno de los pacientes es una niña que en 1997 tenía cuatro años de edad.

Ella es una de 35 pacientes cuyo caso está en manos de los tribunales, al presentarse denuncia por la aplicación de esa sangre y por no haber sido avisados de que el fármaco utilizado tenía una licencia provisional y que sus propios fabricantes llegaron a recomendar a los hospitales que no lo utilizaran.

En medios hospitalarios se informó que en 1996 y 1997 se importaron partidas del fármaco Amerscam Pulmonate II preparado con la sangre de 13 donantes británicos que sufrían la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob.

Se ignora si alguno de los 757 españoles tratados con el fármaco desarrolló la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob.

La enfermedad de Creutzfeld-Jakob era muy rara en todo el mundo y solía afectar sólo a mayores de 55 años hasta 1996, cuando se detectó su conexión con la EEB en Gran Bretaña, donde murieron 81 personas por esa causa desde entonces.

Los primeros síntomas incluyen temblores, nerviosismo, falta de memoria, pérdida del equilibrio, alucinaciones y debilidad. Las víctimas pasan con rapidez a un estado en que no pueden caminar ni hablar.

La encefalopatía espongiforme bovina, atribuida a la ingestión por las reses vacunas de harinas animales infectadas, integra un grupo de enfermedades infecciosas poco conocidas que afectan a humanos y animales.

Esta encefalopatía, al igual que el scrapie, su equivalente en las ovejas, no es causada por virus o bacterias, sino por un agente conocido como proteína «prion» que, según se cree, produce una lenta reacción bioquímica que modifica las moléculas de proteína del cerebro.

Como consecuencia, el cerebro adquiere la consistencia de una esponja, con resultados siempre fatales. Los «priones» no parecen provocar respuesta inmunitaria alguna en las víctimas, son muy estables y pueden resistir temperaturas extremas, radiación y antisépticos que matarían a otros agentes infecciosos.

La prohibición de las harinas derivó en varios problemas: eliminar las ya fabricadas, incinerar los deshechos cárnicos de los mataderos y carnicerías, reemplazar esas harinas por alimentos vegetales e indemnizar a los ganaderos por las pérdidas por el sacrificio de animales afectados, entre otras medidas. (FIN/IPS/td/mj/he/01

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