SALUD: Colombia y España distribuirán vacuna contra malaria

La vacuna de segunda generación contra la malaria, que desarrolla el colombiano Manuel Elkin Patarroyo junto con otros científicos, será producida en Colombia a más tardar en dos años y distribuida en cooperación con España.

Patarroyo presentó el jueves una nueva fundación, en la que participan tres premios Nobel y otras personalidades locales y del exterior, para reanudar el trabajo casi de cero y con sólo 20 por ciento de los componentes del laboratorio.

La creación de la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia fue la solución hallada por Patarroyo para salvar la investigación, paralizada desde hace dos meses debido a problemas financieros que derivaron en un embargo solicitado por el BBVA- Ganadero, filial del español Banco Bilbao Vizcaya Argentaria.

Sin embargo, poco después de anunciarse la creación de la nueva fundación, el propio banco informó que le donará los equipos de investigación embargados.

«Estábamos a punto de salir con la segunda generación de la vacuna. Teníamos programado terminarla entre fines de este año y mayo de 2002», cuando se concretó el embargo, y «ahora tenemos un atraso de varios meses», dijo Patarroyo a IPS.

El BVVA-Ganadero dispuso el 9 de este mes el embargo de bienes de la Fundación San Juan de Dios, para cobrarse una deuda de unos 150 millones de dólares.

Veinte por ciento de los equipos del Instituto Inmunológico, creado por Patarroyo hace 22 años y perteneciente a esa Fundación, fue afectado en primera instancia por la medida precautoria.

Pero una cadena de acciones judiciales derivada del procedimiento inicial ampliaron el embargo, explicó Patarroyo.

Sólo se salvó 20 por ciento del instrumental científico y de laboratorio que, en forma de comodato, había sido entregado directamente al científico colombiano por Alemania, la Unión Europea y la Corporación Andina de Fomento.

La acción del BBVA-Ganadero causó una airada protesta de la comunidad científica y académica de Colombia, que quedó consignada en un documento con 100.000 firmas al pie.

Esa reacción fue apoyada el jueves por el escritor portugués José Saramago, premio Nobel de Literatura, que llegó a Bogotá para presentar su última novela, «La caverna», en la que denuncia el atropello del mundo industrializado sobre la creatividad humana.

Saramago comunicó personalmente a Patarroyo su solidaridad «por el valioso capital humano» que representa y la labor que realiza en beneficio de la humanidad.

Patarroyo destacó como «un honor inmenso» el apoyo recibido de Saramago, por tratarse de un escritor connotado que «ha decidido, no sólo denunciar, sino también participar» en la lucha contra «las injusticias sociales a las que está sometido el mundo».

En la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia participan los ex presidentes Julio César Turbay (1978-1982), Belisario Betancur (1982-1986) y César Gaviria (1990-1994), los premios Nobel Bruce Merrifield (Química, 1984), David Baltimore (Medicina, 1978), y Gunter Blobel (Medicina, 1999).

También forman parte del grupo Federico Mayor, ex director de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, el científico colombiano Alfonso Llinás, el presidente del Club de Roma, Ricardo Diez, y Graça Machel, esposa del ex presidente sudafricano Nelson Mandela.

La nueva fundación privada, para comenzar sus trabajos, arrendará terrenos del estatal Instituto de Asuntos Nucleares, donde llevará los equipos científicos que se salvaron del embargo, y 48.000 dosis de suero de personas vacunadas contra la malaria en Africa, Brasil y Venezuela.

También trasladarán 26.000 muestras extraídas a monos Aoutus trivirgatus, en los que se ha ensayado la vacuna contra la malaria, y 26.000 moléculas creadas en laboratorio.

Patarroyo indicó que su instituto demorará tres años en recuperarse del daño causado por el embargo. Se calcula que las pérdidas en las instalaciones son de siete millones de dólares.

La segunda generación de la vacuna sintética contra la malaria que será producida por Colombia tiene 50 moléculas, frente a cuatro de la inicial, conocida como SPF66.

Patarroyo se ha negado a calcular la eficacia de la nueva vacuna, que llevará el nombre de Colombian Malaria Vaccine (Col-Ma- VAC), aunque se ha dicho que ya en 1999 era superior a 50 por ciento, ante el margen de 23-34 por ciento de la primera.

El nuevo producto «se distribuirá a nombre de Colombia y España con el mismo criterio humanista de la primera», dijo el inmunólogo a IPS.

Patarroyo cedió en septiembre de 1995 la patente de la SPF66 a la Organización Mundial de la Salud que, como contrapartida, debía desarrollarla en cinco años para su aplicación masiva. Una vez logrado ese objetivo, el científico colombiano recobraría sus derechos sobre el producto.

«Yo no quiero insinuar nada, pero no tiene sentido obsequiar algo que no va a ser utilizado», afirmó el creador de la vacuna contra una enfermedad que causa anualmente la muerte de tres millones de personas y afecta a otros 300 millones, al referirse a su decisión de retirar la patente a la OMS.

Patarroyo comenzó sus investigaciones sobre la malaria en los años 80, por sugerencia de una pareja de colegas suecos, y en enero 1986 finalizó la primera etapa, con el descubrimiento de la vacuna.

Sus resultados fueron superiores a los que se lograron en países del Norte industrial que habían comenzado sus investigaciones una década antes.

Expertos opinan que el éxito del equipo colombiano radica en que las vacunas tradicionales son efectivas para combatir varios virus que atacan al hombre, pero no ante bacterias o parásitos, como el género plasmodium, causante de la malaria.

En cambio, esos microorganismos son atacados por la vacuna sintética lograda por Patarroyo. (FIN/IPS/yf/dm/he/01

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