ISRAEL: Soldados objetores de conciencia pueden ir a la cárcel

Un reducido pero significativo número de soldados israelíes se niega a prestar servicio en Cisjordania y la Franja de Gaza por objeción de conciencia desde que comenzó el levantamiento popular en los territorios palestinos el 28 de septiembre.

Cuando el batallón de Noam Kuzar partía para cumplir una misión de vigilancia en Cisjordania, el soldado israelí de 19 años se negó a subir al autobús. Esa decisión le costó 28 días de reclusión en una prisión militar en octubre.

"Toda mi vida estuve en contra de que el ejército israelí fuera a los territorios ocupados. No creo que sea algo justo", dijo.

La resistencia de un puñado de soldados regulares como Kuzar, y de una gran cantidad de reservistas, reflejan un cambio en la manera que los israelíes ven el papel del propio ejército, tradicionalmente uno de los pivotes de la vida en el país.

Los territorios ocupados, Cisjordania (la margen occidental del río Jordan) y la Franja de Gaza, son áreas ocupadas por Israel desde la guerra de 1967. Antes del conflicto, la Franja de Gaza estuvo bajo control egipcio y Cisjordania bajo el jordano.

Más de 30 años despuás, la ocupación israelí en las dos zonas sigue vigente, incluso aunque existe una parcial administración autónoma palestina.

Cuando Kuzar anunció su negativa de prestar servicio en Cisjordania sus oficiales superiores le advirtieron que, de no hacerlo, obligaría a sus amigos a asumir su tarea con el riesgo de ser abatidos en su lugar.

Pero Kuzar no desistió. "Me niego a servir en Cisjordania y la Franja de Gaza porque no son parte de nuestro país. No pertenecen a Israel. No me gusta estar en la posición de tener que disparar a la gente que Israel está oprimiendo", expresó.

Los parientes de Kuzar lo apoyaron en su decisión. Su padre fue uno de los primeros objetores de conciencia que se negó a combatir en la guerra en Líbano, entre 1982 y 1985.

Para Ishai Menuchin, de 42 años, el origen de sus sentimientos contrarios a la ocupación israelí data del conflicto con Líbano, que comenzó en 1978 y tuvo su auge con la invasión israelí en 1982, que llegó hasta Beirut y culminó en mayo del año pasado con la retirada israelí del sur del país.

Ese episodio de la la historia de Israel y su ejército fue un dramático punto de inversión en la intensidad y magnitud de las críticas contra el militarismo judío. Desde 1978 hasta 1985, Menuchin calculó que más de 3.000 soldados firmaron una petición de protesta y 170 fueron encarcelados.

Sus opiniones sobre la ocupación israelí no han cambiado y, como miembro de la organización izquierdista Yesh Gvul (Hay un Límite, en hebreo), brinda apoyo a los objetores de conciencia.

Todos los viernes del mes pasado recorrió de arriba abajo la estación central de autobuses de Jerusalén donde los soldados se congregan para ir a sus casas los fines de semana. Menuchin repartió folletos instando a los jóvenes, hombres y mujeres, que se plantearan si realmente querían prestar servicio en los territorios ocupados.

"¡Soldado! ¿A dónde vas? ¿De camino a servir en los territorios ocupados? ¿Quizás para custodiar a los colonos? ¿A lo mejor para evitar que el pueblo palestino declare su independencia?", señalan los folletos.

Menuchin contó las diversas reacciones a los folletos. Algunos soldados los tomaban y se apartaban para leerlos, mientras otros reclutas se indignaban y le gritaban.

Como la mayoría de los objetores de conciencia, Menuchin acepta la idea de servir en el ejército israelí y sigue cumpliendo con su deber de reservista durante 30 días al año, pero se niega a ir a Cisjordania y la Franja de Gaza.

"¡La ocupación es inmoral! Se supone que aquí vivimos en una sociedad democrática. Los ciudadanos demócratas no pueden participar de una ocupación", afirmó Menuchin.

Con un saldo de 400 muertos desde que comenzó el levantamiento el 28 de septiembre, más y más soldados comienzan a cuestionar abiertamente qué les exige el ejército, señaló Menuchin.

Señaló que recibe innumerables llamados telefónicos de soldados que no saben cómo actuar debido a su rechazo a participar en un ejército de ocupación. Menuchin recordó el llamado de un soldado que estaba indeciso.

"Finalmente aceptó ir a Cisjordania pero acordó con su comandante que no sería puesto en una situación de tener que combatir contra la población palestina", contó.

"Estamos allí para custodiar a los ciudadanos israelíes pero estoy convencido de que la próxima vez que ese soldado sea convocado como reservista en los territorios ocupados se negará», dijo.

Durante la primera Intifada en los años 80, Menuchin calculó que 2.500 reservistas y algunos soldados firmaron una declaración negándose a prestar servicio y cerca de 200 terminaron en la cárcel.

Desde que se inició el nuevo levantamiento, el ejército israelí confirmó que ocho "refuseniks", como se les dice a los objetores de conciencia en Israel, fueron recluidos en prisiones por negarse a servir en los territorios ocupados.

La extensión de las condenas varía, y para Noam Levne, de 26 años, fue demasiado larga. Cuando Levne, un estudiante de ciencias de la computación, fue llamado para cumplir con su deber anual de reservista, no hizo objeción alguna.

Sin embargo, no estaba preparado para que lo enviaran a la ciudad de Belén, en Cisjordania, donde el ejército había apostado tropas. Su negativa le costó una sentencia de 56 días de reclusión en una prisión militar.

Tres semanas después de su condena, el creciente interés de los medios en los objetores de conciencia y, quizás, la presión sobre el ejército para que halle soluciones alternativas a encarcelar "refuseniks", probablemente determinaron la liberación de Levne.

"Si mañana estallara la guerra en la frontera con Siria, vestiría el uniforme, tomaría el fusil y correría a defender a mi país, Israel. Pero mi respuesta es clara para quienes argumentan que Israel es en realidad Palestina ocupada", dijo, de vuelta en la universidad.

"Pueden decir que ocupamos Palestina en 1948, pero solo lo hicimos porque queríamos sobrevivir como nación. Ahora debemos avanzar y encontrar la manera de permitir que el pueblo palestino construya su propio estado", explicó.

Por su reclusión en la cárcel, Levne tambien evitó la posibilidad de encontrarse cara a cara con jóvenes palestinos armados con piedras y hondas como armas.

"Es difícil imaginar cómo respondería. Supongo que trataría de defenderme de la forma menos violenta posible. Quizás usando gas lacrimógeno o disparando a las piernas de los niños, pero es algo en lo que no quiero pensar", comentó. (FIN/IPS/tra-en/vq/sm/ego/aq/ip/01

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe