El mal de las vacas locas, que golpea con dureza el consumo de carne vacuna en Europa, ahora altera también el mercado mundial de cuero y de calzados.
La incineración de ganado sospechoso de sufrir el llamado mal de las vacas locas o encefalopatía espongiforme bovina (EEB), que en poco tiempo puede alcanzar cifras millonarias, provoca la escasez y el aumento de precios del cuero en la Unión Europea, amenazando la competitividad de su industria de calzados.
El precio de esta materia prima creció 35 por ciento en los últimos meses del año pasado, se quejó un industrial italiano que asistió en enero a una feria de productos de cuero en Sao Paulo. Italia es uno de los grandes exportadores mundiales de calzados.
Sin embargo, peor que el sacrificio de los animales es la caída vertical del consumo de carne en el bloque europeo, ya que afecta a todos los países exportadores, tanto por la propia retracción de la demanda como por la consecuente rebaja de los precios.
Pero sin carne consumida no hay producción de cuero, observó José Roberto Scarabel, presidente del Centro de Industrias de Curtimiento en Brasil.
Las pérdidas europeas por la aparición de la EEB no se transformaron hasta ahora en beneficios para los demás países ganaderos, sino a productos de alternativa, como la carne de pollo, pescado, soja y otras proteínas vegetales.
Pero si se supera la crisis, con recuperación del consumo, Brasil podrá ser el principal favorecido por el potencial de su ganadería, que cuenta actualmente con más 160 millones de vacunos, el mayor rebaño comercial del mundo.
La producción de carne y cuero podrá entonces crecer más de 50 por ciento en pocos años, para pasar de los 32,5 millones de animales el año pasado a 50 millones, que equivalen a casi 20 por ciento del comercio mundial, estimó Scarabel.
No obstante, para lograr esa meta es necesario alcanzar una solución adecuada en el conflicto provocado por Canadá al prohibir la importación de carne brasileña desde el 2 de febrero, en prevención al contagio de la EEB.
La medida, que puso a Brasilia en pie de guerra porque amenaza toda la exportación de carne del país, puede ser la palanca del gran salto, si termina en un reconocimiento de que el ganado brasileño está libre del mal de las vacas locas, evaluó Scarabel.
El sistema de sanidad animal de Canadá es respetado en todo el mundo y su aval puede abrir mercados, explicó el empresario.
Brasil espera para los próximos días un fallo positivo de la misión canadiense que, acompañada de técnicos estadounidenses y mexicanos, países socios en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, examinó en el terreno la semana pasada las condiciones de producción de la carne brasileña.
El cuero, como subproducto, acompaña la evolución productiva de la carne, pero se trata de una materia prima industrial y tiene por tanto un mercado distinto.
Las exportaciones brasileñas de cuero se duplicaron desde 1994, acercándose a los 800 millones de dólares de ingresos anuales que obtiene por la carne de vacuno.
El año pasado las ventas crecieron 20 por ciento en el mercado interno y 25 por ciento en el externo, precisó Scarabel.
Además, el cuero representa buena parte de los 1.617 millones de dólares que sumaron las exportaciones de calzados del año pasado, 20,5 por ciento más que en 1999.
El cuero y los calzados, sin las barreras sanitarias y de subsidios que bloquean a los productos agrícolas, presentan perspectivas más prometedoras que la carne en el mercado externo, aunque también enfrentan problemas.
Brasil comenzó este año con la aplicación de un tributo de nueve por ciento a las exportaciones de cuero wet blue (en fase inicial de procesamiento).
La medida, que provocó protestas de los ganaderos, se adoptó para impulsar la venta al exterior de cueros industrializados y de calzados, de mayor valor agregado.
Scarabel sostuvo que fue para «neutralizar» la política de la Unión Europea, que concede exención a la importación de wet blue y grava en 6,5 por ciento el cuero semiacabado y acabado.
Con ese desequilibrio, los europeos buscan mantener sus empleos en la industria, ganar en valor agregado y transferir problemas ambientales, como el gran consumo de agua en la producción del wet blue.
Otro problema que afronta el sector es el de la manipulación del mercado por cuatro grandes empresas de países del Norte industrializado, que son las que dictan la moda, explicó el dirigente empresarial.
Esas cuatro firmas estimulan el uso de otras materias primas y aprovechan los bajos precios para acumular provisiones de cuero. Luego invierten la tendencia y multiplican ganancias.
Sin embargo, esa situación está cambiando, en especial para Brasil, cuya industria de curtimiento se renovó tecnológicamente y es hoy una de las más modernas del mundo, según Scarabel.
El sector ya no depende tanto de calzados y vestuario. El tapizado de vehículos, muebles, aviones ya absorbe casi la mitad de la producción, componiendo un mercado más estable que el de la moda.
Brasil, con la ganadería europea inviable al eliminarse la alimentación de origen animal, considerada la causa de la EEB, aparece como el principal proveedor del mercado abierto de carne y cuero, sostuvo el presidente del Centro de Industrias de Curtimiento.
Este país cuenta con un inmenso rebaño, a lo que se suma la extensión de los campos, el clima y pastizales que aseguran los más bajos costos de producción, además de las mejoras en técnicas de ganadería e industrialización realizadas en los últimos años, argumentó el empresario. (FIN/IPS/mo/dm/if/01