ESTADOS UNIDOS: ONU lamenta cierre de oficina del Talibán

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) expresó reservas acerca de la decisión de Estados Unidos de cerrar la oficina de enlace en Nueva York del movimiento islámico Talibán, que gobierna la mayor parte de Afganistán.

El representante especial de la ONU para Afganistán, Francesc Vendrell, dijo a periodistas el lunes que «desearía que fuera posible mantener abierta la oficina», la cual ha facilitado el contacto entre el Talibán y el foro mundial, y el acceso a visas para que funcionarios de la ONU viajaran a Afganistán.

Se prevé que Vendrell discuta el cierre de la oficina esta semana con el departamento de Estado estadounidense, y el representante especial dijo que es probable que el secretario general de la ONU, Kofi Annan, se ocupe en forma personal de plantear la cuestión a Washington.

La clausura sería una nueva «desventaja» para los actuales intentos de mediación de la ONU en la guerra civil afgana, apuntó.

El Talibán anunció que cerrará las oficinas políticas de la ONU en Afganistán si la decisión de Washington se cumple.

El conflicto afgano enfrenta al Talibán con la Alianza del Norte, integrada por cinco partidos y cuya denominación oficial es Frente Islámico y Nacional para la Salvación de Afganistán.

El Talibán ocupó Kabul en septiembre de 1996, y controla las provincias meridionales, sudorientales y sudoccidentales de Afganistán, mientras la Alianza del Norte controla las provincias centrales y septentrionales.

En la actualidad, sólo tres de los 189 Estados miembros de la ONU, Arabia Saudita, Emiratos Arabes Unidos y Pakistán, reconocen al Talibán como gobierno legítimo de Afganistán.

El Talibán ha realizado varios intentos infructuosos de ocupar la representación de Afganistán en la Asamblea General de la ONU, que aún corresponde al anterior gobierno de ese país.

Vendrell aseguró el lunes que la situación humanitaria en Afganistán es «catastrófica», con casi medio millón de desplazados internos que han huido de la violencia y de la grave sequía que afecta a ese país.

La actual sequía es la peor en 30 años, y Annan señaló su «devastador efecto» sobre la población afgana en un informe dado a conocer en septiembre.

«La pregunta es cuánto tiempo más podrá resistir la población afgana el efecto acumulado de la sequía y la guerra, sin mencionar la posibilidad de futuras crisis económicas», enfatizó.

En el mismo informe, el secretario general afirmó que un decreto del Talibán que prohibió el cultivo de amapolas para producir opio era un «acontecimiento estimulante» y merecía «una respuesta positiva».

Algunos piensan que el Talibán prohibió la producción de opio para mejorar su imagen internacional, y otros consideran que se trató sólo de «un truco publicitario», porque Afganistán dispone de reservas acumuladas de opio suficientes para continuar con su actual ritmo de venta de droga durante dos años, apuntó Vendrell.

En diciembre, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó nuevas sanciones contra el Talibán, con el voto favorable de 13 de sus 15 miembros y las abstenciones de China y Malasia.

La adopción de esas sanciones, que incluyen la probición de vender al Talibán armas y municiones, así como vehículos, equipos y repuestos de uso militar y paramilitar, fue resultado de un inusual esfuerzo conjunto de Estados Unidos y Rusia.

Washington quiso sancionar al Talibán por brindar asilo al magnate saudita Usama bin Laden, acusado ante tribunales estadounidenses de ser un «terrorista internacional» y haber planeado ataques con bombas a las embajadas de Estados Unidos en Nairobi y Dar-es-Salaam en agosto de 1998.

Moscú acusa a su vez al Talibán de brindar fondos, armas y entrenamiento militar a insurgentes separatistas musulmanes de la provincia rusa de Chechenia.

La decisión del Consejo de Seguridad, basada en un borrador elaborado por los representantes de Estados Unidos y Rusia, exhortó a todos los Estados miembros de la ONU a cerrar «de inmediato y por completo» las oficinas del Talibán en sus territorios.

También instó a los países que tienen relaciones diplomáticas con Kabul a «reducir en forma significativa la cantidad y el nivel» de los representantes del Talibán en sus territorios, y a «limitar o controlar el movimiento dentro de sus territorios» de los representantes del Talibán que permanezcan en ellos.

«El pueblo afgano, tras dos décadas de guerra devastadora y con más de la mitad de sus integrantes afectados por el hambre, seguirá en busca de la paz, la integridad nacional y el entendimiento con la comunidad mundial, pero no mediante la ONU», declaró tras esa decisión el representante en Nueva York del Talibán, Abdul Hakeem Mujahid.

Una de las consecuencias de las sanciones aprobadas por el Consejo fue que el Talibán decidiera que el secretario general de la ONU ya no podía actuar como «un observador imparcial» para mediar en el conflicto de Afganistán, indicó Vendrell.

Kabul también afirmó que era injusto que la ONU sólo impusiera un embargo de venta de armas a una de las partes en conflicto, sin incluir a la Alianza del Norte.

Vendrell dijo que no ha perdido la esperanza de convencer al Talibán de que las sancines no fueron impuestas por el secretario general de la ONU sino por el Consejo de Seguridad del foro mundial. (FIN/IPS/tra-eng/td/da/mp/ip/01

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