EEUU-MEXICO: Fox recibirá a Bush el viernes

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, viajará el viernes a México, el segundo socio comercial de Washington, en lo que será su primer viaje al exterior como jefe de Estado.

Bush se trasladará a la hacienda del presidente mexicano Vicente Fox, en Guanajuato, durante una visita de ocho horas a México.

Aunque lo acompañarán sus colaboradores en política exterior, la Consejera de Seguridad Nacional Condoleezza Rice y el Secretario de Estado (canciller) Colin Powell, se prevé que las conversaciones serán más simbólicas que profundas.

Esto es un motivo de desilusión para México, que tiene una larga lista de asuntos bilaterales y regionales para discutir con Bush. Así mismo, el gobierno de Fox teme que la Cumbre de las Américas que se celebrará en abril en Quebec, Canadá, sea un fracaso sin la debida preparación.

«Estados Unidos tiene interés en promover la idea de que la reunión es el mensaje, mientras los mexicanos prefieren que la reunión otorgue el impulso hacia logros específicos», señaló el canciller de Fox, Jorge Castañeda, durante una visita a Washington hace dos semanas.

Tras la adopción del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994, México se convirtió el año pasado en el segundo socio comercial de Washington, después de Canadá, el tercer integrante del TLCAN. México exportó bienes y servicios por más de 250.000 millones de dólares a Estados Unidos en 2000.

La histórica victoria electoral de Fox, que acabó con el monopolio en el gobierno mexicano del Partido Revolucionario Institucional, mejoró en gran medida la imagen de México en Estados Unidos.

«Los dos países alcanzaron el punto para desarrollar una relación más plena, más madura y estable», según Nora Lustig, economista del Banco Interamericano de Desarrollo.

El gobierno estadounidense y sus aliados en el Congreso legislativo harán todo lo posible para que la reunión del viernes sea un éxito.

Senadores republicanos aprobarán una resolución de elogio a Fox y algunos funcionarios, entre ellos Powell, indicaron su apoyo a una iniciativa legislativa para suspender la «certificación» anual que otorga Washington a aquellos países, incluso México, que colaboran en la guerra contra las drogas.

La certificación ha sido un factor irritante entre Estados Unidos y América Latina, sobre todo con México, desde que el Congreso estadounidense la aprobara a mediados de los años 80.

Así mismo, Washington respetará la conclusión de una comisión especial del TLCAN que falló que el gobierno de Bill Clinton violó el tratado de integración regional al impedir que camiones mexicanos se internaran en territorio estadounidense.

Finalmente, el gobierno estadounidense no descartó varias propuestas sobre la inmigración mexicana a Estados Unidos que planteara Fox desde su elección, como la concesión de decenas de miles de visas adicionales por año para los trabajadores mexicanos.

Bush, a diferencia de muchos republicanos que prefieren militarizar la frontera para impedir el ingreso de mexicanos indocumentados, apoya liberalizar el régimen de inmigración.

En una visita a México, cinco influyentes legisladores estadounidenses informaron a Fox que el Congreso apoyará una iniciativa de «trabajadores-huéspedes», mientras Powell se pronunció en contra de una política antiinmigrante contra los mexicanos en Estados Unidos.

Un día antes de la visita de Bush, una comisión binacional presentará un informe crítico que considera la política actual de inmigración «ineficaz e inhumana» y que propone un plan durante los próximos 10 años en gran medida similar a las ideas de Fox.

En su campaña electoral, Bush prometió dar más atención a América Latina que el gobierno de Clinton. «De convertirme en presidente, miraré hacia el Sur, …como un compromiso fundamental de mi presidencia», prometió.

La visita a México pretende demostrar ese compromiso y aplicar la diplomacia «concéntrica» de Washington, que propone que Estados Unidos se fije primero en sus vecinos inmediatos, y de allí a sus aliados más fuertes en Europa y Japón, antes de recurrir a países más alejados u hostiles, como China y Rusia.

En ese sentido, la semana pasada recibió la visita en Washington del primer ministro canadiense Jean Chretien.

Fox es uno de los pocos jefes de Estado conocido por Bush desde antes de su campaña presidencial. Cuando era gobernador de Texas, Bush se reunió con Fox, su par en Guanajuato.

También se reunieron en Washington mientras aún no estaba confirmada la victoria de Bush, cuando Fox visitó tanto a Bush como a su rival demócrata Al Gore.

A pesar de que Bush simpatiza con muchas de las propuestas bilaterales de Fox, tendrá dificultades para que Estados Unidos lo apoye.

La presión para limitar el ingreso de los camiones mexicanos a las autopistas estadounidenses será intensa, y se espera una fuerte resistencia de grupos ambientalistas y del poderoso sindicato de los camioneros estadounidenses.

Las reformas de la inmigración que pretende Fox también se enfrentarán a la tradicional oposición de republicanos de derecha y los sindicatos obreros, y a la desaceleración de la economía estadounidense, que seguramente avivará los sentimientos antiinmigrantes.

Por otra parte, mientras Fox está dispuesto a criticar la situación de derechos humanos en Cuba, apoya una política de relación plena con el gobierno comunista de Fidel Castro.

Mientras, el gobierno de Bush no se muestra inclinado a favorecer al Congreso y profundizar la flexibilización del embargo contra la isla. (FIN/IPS/tra-en/jl/aq/ip/01

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe