EDUCACION-PERU: Alta deserción escolar de las niñas campesinas

Unas 200.000 niñas campesinas no asisten a la escuela en Perú, la mayoría porque desertan pero muchas ni siquiera son matriculadas, debido a los extendidos prejuicios contra las mujeres que subsisten en el medio rural de la sierra.

La deserción escolar es uno de los problemas que confrontan las autoridades educativas, en especial en las áreas rurales, en donde los padres suelen incorporar a sus hijos en las labores campesinas y domésticas, especialmente a las niñas.

La deserción escolar de las niñas es abrumadoramente más alta que la de los varones, según estudios sobre género en el campo educativo realizados por la organización no gubernamental Red Nacional de Educación de la Niña.

«El mayor índice de deserción femenina en las escuelas de las áreas rurales es un problema que nos preocupa y cuya solución demanda un enérgico esfuerzo del sistema educativo nacional, tanto público como privado», reconoció el viceministro de Gestión Pedagógica, Idel Vexler.

«Se ha formado a fines del mes pasado la Comisión para el Acuerdo Nacional para la Educación, uno de cuyos puntos es la preocupación por la educación rural, en donde los índices son menos favorables que en el resto del país», dijo Vexler.

Respecto de la alta deserción escolar de las niñas campesinas, el viceministro atribuyó ese hecho a factores exógenos a la escuela, especialmente en relación con la situación económica de las familias.

«Para empezar, los campesinos estiman que el costo y el esfuerzo de enviar a los hijos durante muchos años a la escuela no guarda correspondencia con los resultados sociales y económicos inmediatos», comentó.

«Por otro lado, la educación que reciben los chicos de las áreas rurales es de baja calidad en comparación con la que reciben los menores de las áreas urbanas», concluyó Vexler.

Ana María Robles, dirigente de Care Perú, una ONG fundadora de la Red Nacional de Educación de la Niña, indicó que la solución del problema de la deserción escolar femenina requiere difundir entre los padres campesinos conceptos sobre la equidad de género.

«Los estereotipos tradicionales encomiendan a las niñas tempranas tareas dentro del hogar por su condición de mujeres de la casa», afirmó Robles.

La educadora Nelly Vizcarra apuntó que la irregularidad en la asistencia perjudica a los escolares, provocando que desaprueben las materias o repitan el grado.

«Los padres tienden a considerar que las niñas son menos capaces que los varones cuando sus notas son inferiores, sin tomar en cuenta que ellos provocan con mucha frecuencia la inasistencia a las clases, porque si necesita que alguno de los niños quede en casa, invariablemente se elige a la mujer» , dijo.

Los padres tienen internalizada la creencia de que si alguno de los hijos debe dejar de estudiar, o no proseguir los estudios secundarios o superiores, prefieren que continúen asistiendo los varones, agregó.

La Red Nacional de Educación de la Niña, formada en 1998, está conformada por 24 instituciones tanto del sector público como de la sociedad civil comprometidas en el objetivo de mejorar los índices de escolaridad femenina.

La Red se propone reducir a nivel cero la deserción escolar femenina en 2005 y ya presentó al Ministerio de Educación un proyecto denominado «Fomento de la educación de las niñas rurales».

Las ONG de la Red creen que el Ministerio debe colaborar con ese objetivo ubicando las escuelas en los puntos más cercanos a los hogares campesinos, y que se efectúe un seguimiento, a través de visitas a sus domicilios, de los factores de irregularidad en la inasistencia.

Demandan también la reforma del calendario escolar, uniforme en todo el país sin tomar en cuenta las diferencias geográficas y de clima, así como las fechas en las que se realizan en cada zona las cosechas, siembras y otras tareas campesinas, que tradicionalmente se efectúan en el marco familiar.

Robles destacó el alto retorno de la inversión en la educación de las niñas, «porque además de incidir en la mejora de sus posibilidades de superación personal, como ocurre con los niños, la mayor instrucción de las niñas se refleja en la mejoría de los niveles de salud y educación de toda su familia».

La asistenta social Eleonora Cenzano anotó, por su parte, que «los resultados de los programas de planificación familiar y paternidad responsable están en relación directa con el mayor nivel de la educación de las mujeres».

La educación primaria y secundaria es obligatoria en Perú, país que en 1998 recibió un premio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) por sus programas de reducción del analfabetismo, pero los índices de escolaridad y educación superior son muy bajas.

El analfabetismo en Perú descendió en los últimos 25 años de más de 20 por ciento a 7,3 por ciento, y se estima que en este año sea menor a siete por ciento, incluyendo al sector de adultos mayores de difícil asimilación en los programas educativos.

«Aunque estadísticamente la reducción del analfabetismo es impactante, no es suficiente aumentar el número de personas que saben leer, sino conseguir que el mayor porcentaje posible continúe estudiando», dijo Vizcarra.

Según cifras oficiales, el porcentaje de escolarización de los niños peruanos de seis a 14 años es de 86 por ciento, y de 52 por ciento entre los adolescentes de 15 a 19 años, pero disminuye en las áreas rurales, a 79 por ciento en el primer segmento considerado y a 36 por ciento en el segundo. (FIN/IPS/al/ag/ed/01

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