DESARROLLO-BANGLADESH: Crédito a microempresarias alivia pobreza

La Comisión para el Progreso Rural de Bangladesh (BRAC), la mayor organización no gubernamental (ONG) del país, lleva a cabo exitosos programas de crédito para microempresas, que benefician a mujeres en nueve de cada 10 casos.

Saya Rani y Nur Jahan son consideradas «ricas». Sus casas tienen paredes de ladrillos y techos de zinc, y sus familias reciben dos comidas completas por día en la aldea de pescadores de Raonaith, 50 kilómetros al norte de Dacca.

Hace seis años, ellas vivían en chozas de barro con techos de paja, permanecían en el hogar todo el día para cuidar a sus hijos pequeños, y sus maridos pescadores ganaban un promedio de 20 dólares mensuales.

Rani recordó que en aquella época le resultaba muy difícil comprar una comida decente al día para los cuatro miembros de su familia. Ahora gana entre 45 y 50 dólares por mes con su pequeño criadero de pollos, puede pagar dos comidas diarias y está en condiciones de enviar a sus hijos a la escuela.

Jahan gana en la actualidad 35 dólares mensuales mediante la venta de sal iodada y medicamentos a pequeños comercios de aldeas vecinas, y otros 40 dólares por mes con la venta de redes de pesca tejidas a mano.

Ambas iniciaron sus negocios con préstamos y asesoramiento de la BRAC, e integran un grupo de 30 microempresarias de Raonaith cuyas vidas han cambiado gracias a al exitoso programa de la ONG para el alivio de la pobreza rural.

Rani obtuvo su primer préstamo, de 40 dólares, hace cinco años. Desde entonces, ha recibido créditos de la BRAC en cuatro oportunidades más, cada vez por una suma mayor, a medida que aumentaban sus ganancias. El último préstamo que obtuvo, a fines del año pasado, ascendió a 390 dólares.

«Sin los préstamos y el asesoramiento, nuestras vidas habrían sido un infierno», aseguró.

La BRAC no pide garantías para otorgar préstamos, sino que confía en que los pobres podrán sostenerse con sus propias piernas y un poco de ayuda exterior.

Las microempresarias de Raonaith se encuentran entre los 3,62 millones de pobres de áreas rurales del país que han recibido microcréditos de la ONG.

Microcréditos como los de la BRAC benefician a nueve millones de hogares del país, y son cruciales para avanzar hacia la meta fijada hace seis años por la Cumbre de Desarrollo Social de Copenhague, que se propuso reducir a la mitad en 2015 la cantidad de personas que viven con menos de un dólar diario en el mundo en desarrollo.

Los programas de microcrédito en Bangladesh han sido financiados por donantes multilarerales como el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (IFAD), que fue el primero en apoyarlos.

El IFAD fue creado hace 23 años, es la única agencia de la ONU con mandato y financiamiento para reducir la pobreza rural, y financió en Bangladesh al famoso Banco Grameen, pionero en programas de microcrédito para los pobres.

La agencia ha respaldado unos 300 proyectos de microcrédito en el mundo, y ha destinado más de 1.000 millones de dólares a servicios financieros y créditos para pobres de zonas rurales. Eso ha significado ayuda directa a unos 20 millones de personas y asistencia indirecta a otros 40 millones.

Raonaith era una aldea típica de Bangladesh, donde cuatro de cada 10 personas no poseen tierras y trabajan para otros a cambio de granos. No hay trabajo en la baja temporada agrícola, y pocos habitantes del poblado pueden alimentar en forma adecuada a sus familias.

Ahora los programas de microcrédito y asesoramiento brindan oportunidades e ingresos alternativos a los lugareños.

La BRAC fue creada hace tres décadas, ya ha destinado 1.090 millones de dólares a pequeños préstamos para los habitantes más pobres de regiones rurales, y planea prestar otros 280 millones de dólares este año.

La ONG cuenta con 58.000 trabajadores, muchos de ellos voluntarios, y actúa en 50.000 de las 86.000 aldeas del país. Las personas beneficiadas forman organizaciones aldeanas (VO), con fondos de ahorro a los cuales se destinan en parte las ganancias de sus integrantes.

Los casi cuatro millones de beneficiarios de la BRAC están agrupados en 98.115 VO, cuyos ahorros suman en la actualidad 68 millones de dólares. Los ahorros indviduales oscilan entre 10 y 300 dólares, con un promedio de menos de 17 dólares por persona, y se paga por ellos un interés de seis por ciento anual.

Trabajadores de la ONG a cargo de tareas de asistencia sanitaria se reúnen en forma periódica con los integrantes de las VO, para enseñarles a prevenir enfermedades frecuentes como la diarrea, la parasitosis, la sarna y la tuberculosis.

Más de 31 millones de personas se benefician de los servicios sanitarios proporcionados por clínicas de la BRAC.

En la actualidad, un nuevo programa de la BRAC llamado Préstamos y Asistencia para Microempresas (MELA) concede créditos de hasta 4.000 dólares y ya ha beneficiado a unas 7.000 personas, en su mayoría mujeres.

La ONG prepara un plan quinquenal de asistencia a 30 millones de personas que viven en la extrema pobreza, con fondos por valor de 60 millones de dólares, y procura apoyo de donantes extranjeros para lanzarlo en 2002.

Según estudios realizados por otras ONG, los programas de microcrédito han conribuido mucho a mejorar el nivel de vida en zonas rurales.

En diciembre de 1971, cuando se creó el país, 62 por ciento de sus habitantes se encontraban bajo la línea de pobreza, y en la actualidad están en esa situación algo menos de 50 por ciento.

Los microcréditos tambien han sido elogiados porque mejoraron la condición de la mujer. Antes las mujeres «no tenían voz», pero ahora aportan considerables ingresos a los hogares aumenta su poder en la toma de decisiones, afirmó el director de comunicaciones de la BRAC, Tajul Islam.

El programa de derechos humanos y educación legal de la ONG ha brindado a 1,5 millones de mujeres formación básica acerca de leyes sobre la familia y medios para afrontar intimidaciones y malos tratos de los varones.

La BRAC también administra 34.000 escuelas informales para 1,1 millones de niños de aldeas, privados de educación formal por la pobreza de sus padres. Setenta por ciento de quienes asisten a esas escuelas son niñas.

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(*) NOTA DEL EDITOR: Este despacho forma parte de una serie de artículos de IPS sobre pobreza rural en países en desarrollo, con apoyo del Fondo Internacional para Desarrollo Agrícola, IFAD. (FIN/IPS/tra-eng/ti/mu/ego/mp/dv/01

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