El presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, y el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Horst Kohler, comenzarán este fin de semana su primera visita conjunta a Africa.
«Desde el aeropuerto se alejarán a bordo de limusinas y no van a encontrarse con la 'gente de verdad'», afirmó Kwesi Owusu, del grupo Programa Jubileo Plus para Africa, que trabaja por el alivio de la deuda externa de los países africanos.
Wolfensohn y Kohler deberían reunirse con quienes exigen ser escuchadas por las instituciones que dirigen, las cuales han manejado programas de reforma económica en el continente durante más de dos décadas, señaló.
«Es significativo que vayan a Africa, pero debe haber un diálogo con la sociedad civil si en realidad quieren darse cuenta del impacto negativo de sus políticas», agregó.
A partir del domingo y durante una semana, los dos altos funcionarios mantendrán entrevistas con gobernantes de Africa Occidental y Central en Mali, y con gobernantes de Africa Austral y Oriental harán lo mismo en Tanzania.
También realizarán breves escalas en Kenia y Nigeria.
Se prevé que asistan a la reuniones mandatarios influyentes en la región como el sudafricano Thabo Mbeki, el nigeriano Olusegun Obasanjo y el zimbabwense Robert Mugabe.
El objetivo declarado de la gira es dedicar especial atención a cuestiones de reducción de la pobreza, combate contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), mejora de los procedimientos de gobierno e incentivo a la inversión, pero no se espera el anuncios de nuevos programas.
Ambos altos funcionarios se dedicarán a escuchar, «con el espíritu de la tradición africana de sentarse bajo un gran árbol, lanzar ideas, intercambiar puntos de vista y decir al fin del día: 'Está bien', ¿cómo vamos a trabajar juntos?» «, aseguró Calisto Madavo, director de la división africana del banco.
Si eso ocurre será un gran cambio. Desde los años 80, cuando el banco y el FMI decidieron ayudar a países africanos plagados de problemas económicos, su papel en la relación ha sido dominante.
En la actualidad, el FMI controla los detalles de presupuestos y políticas fiscales y monetarias de muchos países de la región, para que se adecuen a sus programas de ajuste estructural.
Wolfensohn y Kohler han estado antes en Africa, por separado. El director gerente del FMI no fue recibido con entusiasmo en su primera visita, realizada en julio, por quienes sufren creciente pobreza.
El Consejo para el Desarrollo de Estudios de Ciencias Sociales en Africa (CODESTRIA), una destacada institución académica, dijo a Kohler en aquella ocasión que el cumplimiento estricto de las recetas del FMI por parte de los africanos había implicado beneficios muy escasos o nulos.
«Las economías se liberalizaron, la participación estatal en la regulación económica se redujo, las empresas públicas se privatizaron y las dinámicas económicas se reorientaron hacia el mercado internacional», expresó en una carta abierta.
«Nuestros gobiernos cedieron en forma progresiva su soberanía económica a los donantes, en especial a su institución y al Banco Mundial», enfatizó el CODESTRIA, y pidió a Kohler que caminara por calles de Senegal, entrara a escuelas y visitara hospitales para comprobar el fracaso de los programas aplicados.
Ahora, ambos funcionarios han prometido prestar más atención a las necesidades de los africanos, pero Africa sigue marginada de los procesos de decisión del banco y el Fondo.
El ministro Finanzas de Sudáfrica, Trevor Manuel, ha pedio en varias ocasiones que los países deudores, y en especial los de Africa, tengan mayor poder de voto en ambas instituciones.
¿Porqué visitan Africa Kohler y Wolfensohn? Es probable que sus objetivos sean políticos, en momentos en que el papel desempeñado por sus instituciones en los países en desarrollo es cada vez más cuestionado.
El informe del banco «Indicadores de Desarrollo en Africa 2001» mostró que el producto interno bruto por habitante cayó casi uno por ciento en Africa subsahariana en el período 1998-1999, y que la ayuda oficial al desarrollo en la región disminuyó de 18.000 millones de dólares en 1992 a 11.000 millones en 1999.
En 1999, el banco y el Fondo lanzaron un nuevo programa de ajuste estructural llamado Servicio para Reducción de la Pobreza e Impulso al Crecimiento, que implica la elaboración de Documentos sobre Estrategia para Reducir la Pobreza (PRSP) por parte de los países que reciben préstamos.
Se supone que ese programa pone en manos de los países involucrados el diseño de las políticas que serán apoyadas por el banco y el FMI.
Sin embargo, cuando Tanzania llevó sus PRSP a Washington a fines del año pasado, las decisiones importantes ya habían sido adoptadas por el banco y el FMI entre abril y junio, al aprobar sus esquemas de préstamos y programas para ese país.
Ya no quedaba nada por decidir en lo cual fuera posible que incidieran los PRSP tanzanios, declaró Charles Abugre, del Centro de Desarrollo Social Integrado de Ghana, a la publicación no gubernamental Novedades y Noticias.
El banco y el FMI dicen que quieren «ubicar a los países que solicitan préstamos en el 'asiento del conductor', pero se rehúsan a ceder el control», afirmó.
El monto promedio de los préstamos otorgados por el Banco Mundial ha tendido a disminuir en los últimos años, ya que fue 93 millones de dólares en el año fiscal 1990, y cayó a 69 millones en el último año fiscal.
La excepción a esa tendencia son los préstamos blandos para programas apoyados por la Asociación de Desarrollo Internacional (IDA) del banco, en la cual la mayoría de los miembros son países de Africa subsahariana.
El año próximo está previsto redefinir el aporte de fondos a la IDA por parte de sus miembros, y es posible que uno de los propósitos de Wolfensohn en la gira sea mejorar la imagen de su institución en la región.
La gira también puede vincularse con el propósito de fortalecer la posición del banco y el FMI ante el nuevo gobierno estadounidense de George W. Bush, quien afirmó que ambas instituciones debían ser reformadas durante su campaña electoral del año pasado.
Legisladores del Partido Republicano, al cual pertenece Bush, han propuesto drásticas reducciones del mandato del banco y el Fondo, en los cuales Estados Unidos es el mayor accionista, y algunos de elos llegaron a sostener que ambas instituciones deben ser disueltas. (FIN/IPS/tra-eng/gm/da/ego/mp/dv if/01