DERECHOS HUMANOS-RUSIA: Miles de grupos religiosos en peligro

Miles de organizaciones religiosas de Rusia que no cumplieron una polémica ley y no se inscribieron ante las autoridades podrían ser prohibidas.

El gobierno ordenó a esas organizaciones que renovaran sus registros al 31 de diciembre del 2000, en cumplimiento de la Ley de Religión de 1997.

El incumplimiento obligará a cerrar aproximadamente 25 por ciento de las entidades religiosas rusas, señaló a IPS el abogado Anatoly Pchelintsev, quien dirige el Instituto Legal y Religioso con sede en Moscú.

Hasta el momento existen en Rusia unos 15.000 grupos religiosos, según el ministerio de Justicia. Sin embargo, sólo 75 por ciento renovaron su inscripción antes del plazo establecido.

Casi todas las parroquias de la Iglesia Ortodoxa Rusa, la religión dominante en el país, cumplieron con la orden. El fin del gobierno soviético en 1991 generó el resurgimiento de la iglesia, así como de otros cultos y sectas.

Muchos rusos sintieron temor ante la afluencia de cultos extranjeros. Para calmar la preocupacion pública, la Ley de Religión fue aprobada en 1997.

La medida fue apoyada por la Iglesia Ortodoxa pero considerada discriminatoria por otros grupos y criticada por el Vaticano, el Congreso estadounidense y grupos humanitarios.

La ley estipula que la Iglesia Ortodoxa es la religión dominante del país, y menciona al islam, el judaísmo y el budismo como otras creencias "tradicionales", colocando en un lugar secundario a otras religiones.

La cláusula más controvertida de la ley dice que un grupo religioso debe residir en Rusia 15 años antes de poder distribuir folletos o invitar a extranjeros a predicar. Tampoco se les permite abrir institutos de enseñanza y sus clérigos no están exentos del servicio militar.

Sin embargo, la cláusula permite a los "grupos religiosos" oficiar servicios en casas particulares sin estar formalmente registrados.

La ley no es compatible con normas humanitarias internacionales porque puede atentar contra los derechos de los feligreses, reconoció el comisario de derechos humanos Igor Lebedeb.

Lebedeb también criticó el rol especial otorgado a la Iglesia Ortodoxa, alegando que todas las religiones deben ser iguales ante la ley.

De todas maneras, la medida ha sido elogiado por el patriarca ortodoxo Alexis II como una sólida barrera contra "seudomisioneros" foráneos que han "inundado" Rusia. "El estado debe catalogar a las religiones según un orden jerárquico", dijo el sacerdote ortodoxo Antoniy Ilyin.

Ilyin agregó que algunos grupos religiosos "destructivos" deberían ser prohibidos. Representantes de la Iglesia Ortodoxa y legisladores argumentan que las normas estaban destinadas a reprimir las actividades de grupos "seudorreligiosos", o sectas.

Otros argumentan que la ley de 1997 viola la libertad de cultos garantizada por la constitución. La Corte Constitucional flexibilizó en 1999 la interpretación de la polémica medida.

Según el veredicto, las sucursales de organizaciones religiosas "centralizadas', que están representadas al menos en tres de las 89 regiones rusas y registradas como tales en Moscú, no deben probar sus 15 años de residencia y pueden ser registradas automáticamente.

El dictamen alivió la tensión y ayudó a muchas religiones a renovar sus registros, señaló Pchelintsev, uno de los principales abogados que defendió el caso en los tribunales. Agregó que había recibido muchas quejas de las provincias, donde las autoridades locales exigen la prueba de los 15 años de antigüedad en el país.

La normativa tuvo un impacto positivo porque, según la Sociedad de Concientización Krishna, 70 comunidades locales de Hare Krishna renovaron sus registros. La Sociedad Moscovita de Jesús tambien se registró.

No obstante, a ciertas organizaciones religiosas, como el Ejército de Salvación, se les negó el permiso para reinscribirse con el pretexto de que su pastor es un ciudadano extranjero.

La libertad religiosa postsoviética también es sentida por otros en la región. Por ejemplo, los musulmanes en las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central ahora expresan su fe abiertamente, algo inimaginable hace sólo una década.

En una imitación aparente de la experiencia rusa, Kazajstán intentó reforzar el control gubernamental sobre las asociaciones religiosas. Un proyecto que reformó la ley de 1992 sobre libertad de conciencia y asociaciones religiosas, incluyó una cláusula exigiendo a los grupos confesionales 10 años de residencia.

La libertad religiosa también ha sido desafiada en Uzbekistán. Desde 1997, las autoridades locales han reprimido a los musulmanes e intimidado a religiones evangélicas cristianas.

Turkmenistán es el país más represivo entre las antiguas repúblicas soviéticas. Bajo la ley turkmena, los grupos religiosos necesitan al menos 500 miembros para inscribirse, mientras aquellos que no están inscritos son acosados si realizan mitines religiosos. (FIN/IPS/tra-en/sb/mn/ego/aq/hd/01

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